Servidores y beneficiarios de este centro hablan de cómo Las Alitas ha cambiado sus vidas para bien…
Diana Adriano
A lo largo de su caminar, el Centro de Evangelización y Catequesis ‘Las Alitas’ ha brindado enseñanza evangélica, apoyo y cobijo a cientos jóvenes, niños y adultos en El Valle de Juárez, con el apoyo pastoral del padre Istibal Valenzuela, párroco de San Isidro, y hoy del padre Edgar Arellano.
Aún durante la pandemia, el centro ‘Las Alitas’ ha puesto en marcha distintas estrategias para seguir con el acompañamiento espiritual, deportivo y comunitario que ofrecen desde los inicios de la obra.
La familia Reyes Martínez y el joven Adrián Talamantes compartieron con Periódico Presencia cómo este centro ha sido de gran apoyo en su vida y en su caminar como católicos comprometidos.
Sinónimo de esperanza
Desde hace 13 años, el matrimonio de Rodrigo Reyes Talamantes e Imelda Martínez Ruiz, brinda su servicio y apoyo en el centro ‘Las Alitas’.
“Al igual que muchas familias de la comunidad, nosotros llegamos gracias al sacramento de la Primera Comunión de nuestros hijos. Fue en ese momento que nos dimos cuenta de que el centro requiere de un gran trabajo y apoyo de servidores para que pueda seguir trabajando”, expresó Rodrigo.
Imelda añadió que, en un primer momento se comenzaron a involucrar cada vez más en el servicio del centro. Y con el paso del tiempo, el trabajo y su presencia se incrementó.
“Poco a poco comencé a ver que mi espiritualidad se hacía más fuerte, y el apoyar en la catequesis o en lo que se ofreciera, me llenaba de una gran alegría”, dijo.
Fue así que su familia también comenzó a ser parte de este servicio, y hoy por hoy pueden ver al Centro Comunitario Integral ‘Las Alitas‘ como su segundo hogar.
Gotas de esperanza
“Nosotros vemos a las Alitas como unas gotas de esperanza en el Valle de Juárez. Sabemos que cada vez más jóvenes son víctimas de la delincuencia, y este centro puede brindar ese cobijo espiritual y personal que los muchachos necesitan”, dijo Rodrigo.
Asimismo, expresaron que formar parte de ‘Las Alitas’ les ha ayudado a sanar muchas situaciones que como familia se viven, pues dentro de sus paredes se encuentra una comunidad cálida y llena del amor de Dios.
“Después de más de una década de ser parte de esta comunidad, hemos visto muchos rostros de niños y jóvenes que se han convertido en personas de bien, y sobre todo, buenos cristianos. Agradecemos al padre y todo el equipo de servidores que de buen corazón brindan su tiempo en esta misión que ha dejado muchos frutos”, expresó el matrimonio.
Rodrigo e Imelda compartieron que ahora que están tan enamorados de Dios y de este proyecto, desean poder continuar y brindar su granito de arena, como hasta ahora, para que más personas, a través de ellos, conozcan la generosidad, la Buena Nueva y el gran amor que Dios les tiene.
En ‘Las Alitas’ me siento en paz
Adrián Talamantes Monsiváis es un joven de 14 años que pertenece a este centro de evangelización desde hace tres años. Compartió con Periódico Presencia que llegó por invitación de un primo.
“Yo no tenía una vida problemática, como muchos de mis amigos, pero lo que puedo decir es que yo no tenía conocimiento alguno de Dios. A mis 11 años mi primo me invitó porque me decía que era algo divertido, y con la excusa de pasar el tiempo, me acerqué”, dijo Adrián.
Cuál fue la sorpresa de Adrián que al poco tiempo de estar en el centro encontró un amor que no había conocido antes: el amor de Dios.
Así, presuroso invitó a su familia para que ellos también sintieran el maravilloso sentimiento que había encontrado y formarán parte de él.
“Ser parte de ‘Las Alitas’ me ha ayudado a conocerme a mí mismo, a ser paciente y a acercarme más a la Iglesia. Venir al centro me brinda una sensación de paz. Me han apoyado en pequeñas situaciones de mi vida, y me han demostrado que puedo contar con ellos”, expresó Adrián refiriéndose a los fundadores y coordinadores del Centro.
El joven entrevistado compartió que cuando sabe que habrá una misa, se dirige temprano a la capilla que se encuentra en el centro, y apoya limpiando para la celebración.
Luego de que la misa concluye, igualmente pone manos a la obra para dejar el templo impecable, claro, con ayuda de sus amigos, que después se disponen a divertirse haciendo deporte en alguna de las canchas del centro.
“A mi corta edad, ‘Las Alitas’ me ha ayudado a ser una mejor persona, a comunicar siempre lo que Dios nos enseña y a saber amar a mi prójimo. Gracias a todos los que hacen esta labor posible”, dijo.
Agregó: “Quizá mi testimonio no es tan impactante, pero sé la gran labor que han hecho con muchos de mis amigos que asisten junto conmigo. Dios los bendiga y los recompense siempre”