Ana María Ibarra
En 17 años de trabajo y servicio en el Centro Las Alitas, muchos de los niños que se acercaron al inicio del proyecto, actualmente son jóvenes adultos y apoyan como colaboradores, incluso algunos ya han formado sus familias y llevan a sus hijos al centro, ya sea al Catecismo del Buen Pastor o bien al colegio Montessori.
“Es algo muy bonito. En el caso de un joven en particular que estudia los últimos semestres de entrenamiento deportivo, nos ayuda a entrenar a los jóvenes. Lo conocimos desde los 7 años y ahora está como voluntario, involucrado con las nuevas generaciones”, compartió entusiasta el entrevistado,
Añadió que sucede lo mismo con la entrenadora del equipo femenil.
“A esta joven la conocimos hace algunos años, es de Guadalupe, D.B. y nos apoya con las chicas”.
Además, resaltó, las familias continúan recibiendo los beneficios del centro pues iniciaron los hermanos mayores y hoy acuden los pequeños, o bien los hijos.
“Estamos volviendo a empezar. Tenemos niños otra vez pequeños, no ha sido flotante la población, sino que se mantiene. El lugar les facilita tener un hogar a los que ya se han casado y siguen ahí”.
Un fruto que Gabriel reconoció es el grupo de monaguillos misioneros.
“El padre Istibal invita a los monaguillos a las distintas fiestas patronales, son monaguillos misioneros. Gracias a Dios que tenemos la posibilidad de llevarlos”.
Regalo de Dios
Para Gabriel y el resto de los misioneros, estos 17 años del centro Las Alitas, los lleva a reconocer del don que el Señor les ha regalado.
“Le pedimos a Dios el don de ser amados como personas y Él nos dijo dónde está el amor. Mi esposa y yo no tuvimos hijos. Este amor lo hemos acogido como un don que es compartido con nuestra comunidad”, compartió Gabriel.
Después de la pandemia, el centro está viviendo una nueva etapa al reiniciar actividades.
“Algunos han regresado mermados en la salud, pero están con nosotros. Aún en situaciones de enfermedad, el don sigue. Tomamos fuerza y somos generosos con Dios para reconocer lo que nos vaya pidiendo. Es estar atentos para ver qué es lo que quiere y cómo quiere que lo hagamos”.
Gabriel añadió que, tanto la comunidad extensa del Banco del Señor como la comunidad particular de Las Alitas, se encuentran en un momento de discernimiento.
“En la voz de cada sacerdote hemos sentido el llamado de Dios, la Iglesia nos ha acogido. Dios ha sido generoso con nosotros y ahora creemos que nos exige algo diferente y discernimos para responder”, compartió.
Valoran discipulado de servidores de Las Alitas
Verdaderos discípulos movidos por la fe, ha descubierto el padre Edgar Arellano en los integrantes del Centro Las Alitas.
A un mes de su llegada a esa comunidad, el sacerdote ha sido testigo del arduo trabajo que este equipo realiza en favor de la comunidad de Loma Blanca y todo El Valle, especialmente dedicado a los niños y jóvenes.
“Ellos radican en El Paso, son de la parroquia de San Marcos. Desarrollan una bonita pastoral en la capilla de Loma Blanca que es una comunidad muy humilde, de muchas necesidades, pero ellos han sabido enfrentar todas esas adversidades de la comunidad con mucha fe”, expresó el padre Edgar.
Organizados y caritativos
La organización y su cercanía con la gente son de las cosas que el padre Arellano valora de los fundadores y colaboradores del Centro las Alitas.
“Entienden a la gente, les dan su lugar, su valor, como debe de ser ante todo cristiano.
La labor que ellos hacen es evangelizar. Tienen un grupo grande de jóvenes, se les imparte su curso de confirmación, pero también les dan un seguimiento, una preparación de evangelización, de misión constante”, describió.
El padre Edgar destacó que la capilla de Las Alitas es la única en la zona que tiene la catequesis del Buen Pastor, “muy bien formada, muy bien cimentada”, dijo. Y destacó que las personas que integran el equipo colaborador, son gente de mucha fe, disponibles, que apoyan a toda la comunidad parroquial.
“Lorena me apoya con la organización de caridad. Hacen todo por la gente más necesitada, no sólo de Las Alitas sino de todo San Isidro. Son muy entusiastas y si hay una necesidad de cualquier cosa en El Valle, ellos también se unen a los trabajos, esfuerzos y servicios a realizar. Buscan siempre la manera de estar presentes”.
Como ejemplo, el padre Edgar compartió que ante la necesidad de transportar a la gente para las celebraciones Guadalupanas de este 2021, ellos rentaron un camión para que los llevaran a la parroquia San Isidro a vivir la fiesta.
“Es algo bello, de fe, querer estar con los hermanos en todo lo que tiene qué ver para hacer unidad”.
¡Es una obra impresionante!
Conocedor de la misión y visión del padre Richard Thomas, impulsor de obras como el Banco del Señor y Las Alitas, el doctor José Ruíz reconoció en el equipo de este último centro la obediencia a Dios, quien habla a través de las necesidades de la comunidad y de los propios sacerdotes que han acompañado este centro.
“Tanto el Banco del Señor como Las Alitas son obras maravillosas que vale la pena conocer, están bien estructuradas y abarcan muchas áreas. El grupo de Las Alitas son gente muy valiosa”, dijo el doctor Ruíz recordando que ambas obras son provienen de las enseñanzas del padre Thomas.
Don Pepe reconoció el esfuerzo que realizan los servidores de Las Alitas, en todas las actividades a beneficio de familias de escasos recursos de aquella zona contigua al Valle de Juárez.
Consideró que este trabajo muestra que el espíritu del padre Richard Thomas está más vivo que nunca, pues sigue mostrándose en sus obras vigentes.
“Ellos vivieron la experiencia de evangelización y tienen pequeñas comunidades y su crecimiento se basa en la obra de San Ignacio de Loyola. Es una obra impresionante. ¡Qué alegría que se les otorga este reconocimiento de Discípulos de Jesús”, finalizó.
En frases…
Son muy respetuosos, serviciales, siempre con una actitud positiva, alegre de su fe, de la comunidad. Ellos no escatiman en nada, dan su servicio, su tiempo, siempre están atentos, y esto solamente lo logra un verdadero discípulo del Señor”.
Pbro. Edgar Arellano/capellán del Centro Las Alitas
“Ellos vivieron la experiencia de evangelización y tienen pequeñas comunidades y su crecimiento se basa en la obra de San Ignacio de Loyola. Es una obra impresionante. ¡Qué alegría que se les otorga este reconocimiento de Discípulos de Jesús”.
Dr. José Ruiz/ Laicos en Misión Permanente