Al celebrarse el Domingo de la Palabra, presentamos estos consejos de un sacerdote liturgista, que nos explica también cómo entronizar la Biblia este día para recordar que está dedicado a la Palabra de Dios como signo de ecumenismo y de unidad de todos los cristianos.
Diana Adriano
Con motivo del tercer domingo del tiempo ordinario, este 22 de enero, en el que la Iglesia celebra el Domingo de la Palabra de Dios, se invita a los católicos, a que, de manera especial, recuerden la importancia y el valor de la Sagrada Escritura para la vida cristiana.
Ante esta invitación, el padre Marcelino Delfín Poso, coordinador de la Comisión Diocesana de Liturgia, compartió algunas claves para ser un buen proclamador de la Palabra, ya que, explicó, los cristianos hemos de contemplar la Palabra de Dios como sustento, firmeza en la fe y alimento del alma.
“El arte de celebrar, así como el proclamar, nos dice el Santo Padre que no se puede improvisar, sino todo lo contrario hay que preparar, interiorizar y transformar”, expresó el sacerdote.
Buena preparación
Es importante reconocer que el lector o proclamador de la Palabra no solo tiene un oficio en la Iglesia. No es un simple predicador o lector y nada más, como quizás mucho lo ven o lo entienden, dijo el padre Marcelino.
Explicó que el proclamar la Palabra de Dios es una Misión Divina, y esa dignidad no la puede ejercer cualquier persona que simplemente lea bien, si antes no ha penetrado en el contenido de esa Palabra o si no vive el Mensaje de esa Palabra.
El padre Marcelino explicó que antes de leer en la Santa Misa, el lector se debe asegurar que tiene una verdadera familiaridad con los textos bíblicos que él va a proclamar.
“Esto es importante porque es el Señor que explica el caminar de la vida, es el Señor quien orienta con su Palabra, es el Señor quien nos va formando con su Palabra, es el Señor quien se hace compañero de camino para explicarnos tantas cosas que acontecen en nuestra vida y existencia. ‘Con razón nuestro corazón ardía, mientras nos explicaba las escrituras’ dice la Escritura”, recordó el sacerdote en alusión al pasaje bíblico de los discípulos de Emaús.
Modelo y guía
El padre Marcelino destacó que prepararse para proclamar la Palabra implica el estudio de los textos bíblicos que se van a leer -proclamar-, y en silencio confiarla a su corazón con una oración al Espíritu Santo
Esta preparación también puede consistir en practicar en voz alta los textos que se van a proclamar durante la celebración.
El sacerdote explicó que por medio del lectorado, los servidores llegan a ser el medio que Dios utiliza para tocar los corazones de la gente, reunida en cada celebración Eucarística precisamente con ese propósito.
“La Sagrada Escritura es intensamente vital para nuestra identidad como cristianos. Es nuestro modelo y guía para el caminar en esta existencia”, remarcó el padre Marcelino
Otros aspectos para cuidar
El sacerdote ennumeró otros aspectos que se deben cuidar a la hora de subir al ambón a proclamar la Palabra:
*Se debe evitar ser demasiado dramático, pero al mismo tiempo presentar las lecturas en toda su profundidad y riqueza.
*El vestuario del lector no debe distraer a la audiencia de la lectura de la Palabra de Dios, sino que deberá expresar la dignidad de la Palabra, y la importancia que el lector da a su servicio en este ministerio.
*No leer demasiado rápido. Si te quieres hacer entender, no puedes leer tan rápido como hablas en una conversación cotidiana. El contenido de la lectura dictará la variación en la velocidad, en el ritmo o paso de la lectura
*Por otra parte, tampoco es posible leer demasiado lento, porque en ese caso una lectura se vuelve tediosa, aburrida y sin vida. En conclusión, lea a un ritmo constante, ni muy rápido, ni muy lento.
* Si se llega a cometer alguna equivocación, es importante detenerse un instante y volver a leer con calma. No hace falta ofrecer disculpas.
“El domingo, Día del Señor, es el momento en el que se nos da la Palabra, para que el hombre, escuchando con devoción, pueda acogerla de corazón y, escuchándola, dé una respuesta de vida”, puntualizó el sacerdote al resaltar la importancia de este servicio.
Entronizar la Palabra
Dado que el Domingo de la Palabra es una ocasión especial querida por el Papa Francisco para poner al centro de la vida, junto a la Eucaristía, la escucha de la Sagrada Escritura, se recomienda en este día hacer la entronización de la Palabra, ya sea en las celebraciones liturgicas en las parroquias, o inclusive en casa.
El padre Marcelino compartió algunas sugerencias para la Entronización de la Palabra de Dios en la celebración litúrgica:
⦁Ambientar la iglesia (aula celebrativa) con motivos que hagan relación a la Palabra de Dios.
⦁Se sugiere colocar la Biblia en la entrada de la iglesia, a manera de ambientación, de tal manera que recuerde a la Asamblea que el Domingo III del Tiempo Ordinario está dedicado a la Palabra de Dios como signo de ecumenismo y de unidad de todos los cristianos.
⦁Designar un sitio conveniente, dentro del presbiterio o cercano a él, donde se entronizará la Palabra de Dios, de tal modo que no oscurezcan la importancia del altar, la sede y el ambón.
⦁Los lectores estarán, para esta celebración, situados en las bancas de adelante, del lado del ambón, con el leccionario en la mano.
“En esta celebración Dios nos está dirigiendo a su Palabra, porque quiere iluminarnos y salvarnos, porque Dios, a través de su Palabra, siempre se dirige al hoy en el que vivimos. Si bien el texto es algo del pasado, se hace presente en la celebración y se actualiza para nosotros en esta misma celebración”, concluyó el padre Marcelino.