Con rito especial presidido por el obispo, se llevó a cabo la consagración del templo san Pedro de Jesús Maldonado, ubicado en el oriente de la ciudad y recientemente remodelado.
Ana María Ibarra
Después de más de un año de trabajo, la comunidad parroquial de San Pedro de Jesús Maldonado celebró con alegría la consagración de su templo el pasado 21 de mayo, memoria de los Santos Mártires Mexicanos, mediante un rito especial y significativo que llevó a cabo monseñor J. Guadalupe Torres Campos, obispo diocesano.
Recién remodelado
Con la presencia de algunos sacerdotes y una representación de la gran comunidad parroquial, se llevó a cabo el rito de consagración del nuevo templo cuya remodelación fue impulsada por su párroco, el padre Omar Gutiérrez, quien desde su llegada promovió actividades para tal logro.
Visiblemente conmovido, el obispo llevó a cabo la bendición del agua que fue utilizada para la aspersión por los pasillos del templo, a los fieles y al altar.
En su homilía, el obispo resaltó que el templo se construye sobre la roca que es Cristo y que se consagra como Casa de Dios, lo que implica sacralidad, respeto y amor.
“Consagrar un templo es un llamado a construir la comunidad sobre Cristo con el ejemplo de nuestros Santos Mártires Mexicanos. El testimonio de nuestro santo patrono debe ser ejemplo para todos nosotros”, expresó.
El obispo resaltó el embellecimiento del templo mismo que, dijo, fue gracias al esfuerzo de toda la comunidad: los que consiguieron el terreno, los sacerdotes que han pastoreado la comunidad y los servidores.
“Todavía hay que trabajar, pero con alegría, esperanza, confianza y con la intercesión de San Pedro de Jesús Maldonado, vamos avanzando”.
Después de la homilía y del rezo del Credo, se llevó a cabo la entonación de las letanías a cargo del diácono Francisco Bueno.
Rito de Consagración
De manera solemne, el padre Omar tomó de la urna una reliquia de primer grado de San Pedro de Jesús Maldonado, que consiste en un pedazo de hueso proporcionado por la Arquidiócesis de Chihuahua y que estuvo custodiada por el obispo mientras se concluía la remodelación.
El sacerdote entregó la reliquia a monseñor Torres, quien la mostró al pueblo de Dios ahí reunido y enseguida la besó, para luego depositarla en el nicho colocado debajo de la imagen de San Pedro de Jesús Maldonado.
Acto seguido, el obispo se despojó de la casulla, se colocó el gremial y signó el altar con el santo crisma haciendo cinco cruces: una en cada una de las cuatro esquinas del altar y una en el centro. Mientras tanto, el párroco, Omar Gutiérrez y el vicario, Adrián Flores signaron con el santo crisma las cruces en los muros del templo.
De igual manera, se colocaron en cada esquina del altar vasijas con incienso y los diáconos Andrés Villalobos y Diego García caminaron por el templo incensando.
Para concluir el rito de consagración, se encendieron el cirio pascual y las candelas a los costados del altar que fue revestido y adornado con flores.
El obispo felicitó a los sacerdotes y a la comunidad.
Sueño cumplido
Después de la Comunión, el obispo incensó al Santísimo Sacramento y tras llevarlo en procesión por el templo, fue adentrado en el Sagrario, en cuya lámpara exterior se encendió la luz roja, signo de la presencia Eucarística.
“Señor obispo, de parte de los padres y de la comunidad, gracias por su presencia. Hoy se cumple un sueño, un objetivo: tener un templo consagrado. Ya no será igual. Es el resultado del esfuerzo de la gente para que la Casa del Señor sea digna. Dios lo bendiga”, dijo el padre Omar al obispo, lo que mereció aplausos.