Ana María Ibarra
“La prueba de fuego será ver cuántos alumnos regresan de manera presencial a clases y en qué condiciones regresan. Este será un gran reto para las instituciones educativas”.
Así opinó la doctora en sociología Teresa Almada, directora de la organización civil CASA Promoción Juvenil, al hablar sobre el problema de la deserción escolar en los niveles de secundaria y preparatoria, un asunto agudizado a raíz de la pandemia.
Al reconocer que Ciudad Juárez siempre ha tenido altos niveles de deserción en secundaria y bachillerato, la maestra Almada dijo que en las zonas periféricas, la pandemia implicó un mayor incremento en número de adolescentes y jóvenes que abandonan la escuela, aunque, aclaró, no se cuenta con datos específicos.
Las autoridades educativas tampoco tienen aún estadísticas sobre el número de jóvenes que han dejado la escuela, ya sea secundaria o preparatoria, y de acuerdo a la sub secretaria de educación, Judith Soto, hay que esperar al inicio del nuevo ciclo para conocer el impacto.
Pero para la directora de CASA cualquier estadística se deberían tomar con cierta cautela.
“En Bachillerato no se tienen los datos de este año de la pandemia, pero antes de eso Chihuahua llevaba varios ciclos ocupando el segundo lugar nacional en deserción escolar y los datos de Juárez son los más alarmantes”.
Causas de la deserción
La académica, quien desde hace años trabaja con adolescentes y jóvenes de la zona poniente de la ciudad, enumeró algunas posibles causas de deserción escolar, siendo la principal, la deteriorada situación económica.
“Algunos se han incorporado al campo laboral y aparentemente siguen en la escuela, pero no es así. En el caso de niños, niñas, adolescentes y jóvenes de zonas más pobres se ha venido una situación económica difícil y muchos de ellos ya trabajan de manera formal o informal”.
Aunado a esto han ocurrido pérdidas. Adolescentes y jóvenes han perdido a uno o a ambos padres debido a la Covid.
“El otro tema es que muchos de estos chicos han estado solos mientras sus padres trabajan y mucho más a merced de las dinámicas de calle, de los barrios, en procesos de socialización violenta y en mucho más riesgo de reclutamiento en las diversas ramas del crimen organizado”, aclaró.
Se suma a la lista el problema del tráfico de migrantes, pues se sabe que estas mafias reclutan a adolescentes por ser veloces y funcionales.
Ansiedad, otro tema
La profesora citó otra problemática grave entre los estudiantes de nivel medio y medio superior: la ansiedad.
“El encierro los ha llevado a crisis de ansiedad, ataques, depresiones. Esto no sólo en clases bajas, también en clases medias”.
En este sentido recordó que la escuela no sólo beneficia la parte académica de los adolescentes y jóvenes, sino que también es un espacio de socialización y convivencia, algo igual de fundamental.
“En términos académicos no se ha podido, en la mayoría de los casos, desarrollar las mismas actividades y aprendizaje, pero también estuvieron canceladas ligas deportivas y otras actividades que sirven para procesar la ansiedad. Viene una etapa difícil”, advirtió.
Solidaridad
Afirmó que la pandemia no se ha vivido igual por todos los jóvenes.
“Hay quienes definitivamente han quedado desvinculados del mundo escolar. No hay familias de bajos recursos que puedan tener cinco computadoras”, dijo.
Compartió que afuera de las instalaciones de CASA -en la Colonia Díaz Ordaz-, algunos jóvenes se apostaron para tomar la señal de internet y poder ingresar a clases.
“En un momento les pedimos a los vecinos que liberaran su señal de wifi para que los chicos de la cuadra pudieran tomar sus clases, pero no siempre hubo respuesta”, lamentó.
Por ello hizo un llamado a la solidaridad:
“Es importante pensar que puede ser difícil para los chicos después de año y medio fuera de las aulas.Viene una etapa complicada, ojalá podamos apoyar no sólo a nuestros hijos, sino a los vecinos. Toda solidaridad y apoyo que podamos brindar, además de los cuidados para evitar contagios”.
Desertan de secundaria aunque en menor medida
Diana Adriano
El inicio de la pandemia llevó a los diferentes niveles educativos a tomar diversas medidas para evitar la propagación del virus entre sus alumnos y docentes, entre ellas, el cierre de escuelas en marzo del 2020.
Pese a los esfuerzos realizados, una de las consecuencias negativas que ha tenido esta situación, es un incremento de las cifras de deserción en el país.
Según datos del INEGI presentados el 23 de marzo de 2021, 2.3 millones de personas entre 3 y 29 años no están inscritas en el ciclo escolar vigente (2020-2021) por motivos asociados directamente a la pandemia y 2.9 millones, por falta de dinero o recursos.
Por ello, Hugo Alberto Hernández Gutiérrez, director de la Secundaria Montesinos, compartió los desafíos y las acciones que implementa la comunidad educativa marista para contrarrestar este problema.
Acompañamiento a los sectores vulnerables
Secundaria Montesinos es una institución marista que atiende a adolescentes en su mayoría en contexto vulnerable en la zona de la periferia de Ciudad Juárez.
Sin embargo, a pesar de las condiciones socioeconómicas de su entorno, la deserción escolar ha sido mínima, explicó el director.
“Considero que como comunidad educativa hemos creado lazos de comunicación cercanos y fuertes con los padres de familia y/o tutores en favor del acompañamiento de la educación del adolescente”, abundó.
Asimismo, dio a conocer que el porcentaje de deserción en la Secundaria Montesinos del ciclo escolar 2020-2021 fue del 3.46%; mientras que del ciclo escolar 2019-2020 fue del 2%.
“Difícilmente algún adolescente que ha dejado sus estudios con nosotros vuelve a retomarlos. En su mayoría se casan o juntan y son padres de familia a muy temprana edad, esto forma parte de un porcentaje muy pequeño”, agregó.
Manifestó que además de la pandemia, otros factores de deserción en la zona son la desintegración familiar, cambio de domicilio o falta de interés.
“Desgraciadamente en algunas de las familias que atendemos no existe metas claras a futuro; o no se ve importante la educación, ya que algunas familias todavía ven como tradición familiar que el hijo o hija ejerzan la misma profesión del padre o madre de familia.
De esta forma no se incentivan las metas del adolescente.”, añadió.
Reinserción escolar
El entrevistado explicó que el acompañamiento integral a los alumnos por parte de las instituciones educativas debe ser una de las acciones principales para evitar la deserción escolar en este tiempo. También el acompañamiento y motivación a los padres de familia.
“Los padres deben ser los primeros en motivar a su hija/o a estudiar, confiando en que el futuro puede ser mejor para ellos y seguramente en algunos años para sus familias. Luchar y ser ejemplo de tenacidad y responsabilidad ante los compromisos asumidos”, expresó.
Recordó que algunas de las estrategias que las escuelas pueden realizar para evitar esta problemática, es el seguimiento y entrevistas con alumno y padres de familia por parte del departamento de psicopedagogía.
“Agradezco la oportunidad de poder exponer un poco acerca de la realidad por la que atraviesan algunos de nuestros alumnos en su contexto familiar y social; sin duda es un tema del que todos los días se buscan estrategias para ir al encuentro de los adolescentes que atendemos”, finalizó.
Causas de deserción escolar (antes de la pandemia)
*Rezago académico del nivel anterior.
*Factores sociales y familiares. (violencia familiar, consumo de droga)
*Falta de recursos para costear los gastos académicos.
*Situaciones relacionadas con el ambiente escolar: bullying, conflicto con maestros, falta de acompañamiento.
NOTA: Todos estos factores se han recrudecido en la pandemia