Presencia
El pasado 12 de agosto la SEP anunció que solicitará a los padres de familia una carta compromiso de corresponsabilidad, donde éstos, en caso de autorizar el regreso de sus hijos a la escuela, se comprometen a revisar diariamente posibles signos o síntomas de Covid-19.
De acuerdo a lo informado por medios de comunicación, las autoridades han dicho que esta carta no es obligatoria. No obstante esto ha generado reacciones encontradas. Por ello la pregunta de esta semana es:
¿Qué opina de la carta responsiva que la SEP pide a los padres firmar para el retorno a clases presenciales?
Hay varios puntos a considerar antes del tema de la carta. Una es el hecho mismo de la responsabilidad ante una enfermedad, una pandemia. La enfermedad no me ataca porque yo quiera, sino porque hay un virus que está afectando a toda una población. Hay una responsabilidad de cuidar mi propia salud y tengo que asumir los medios que aseguren mi salud …se nos dice que el virus se transmite por contacto, ¿Cuál es el medio para evitarlo?, el cubrebocas y la sana distancia. Ahora, ya me enferme, ¿qué tengo que hacer? Pues ir al doctor y tomar las medicinas. Eso es de orden personal
En orden social, aquí la cosa se complica porque la autoridad es responsable de todos los miembros de la propia comunidad. En la familia los responsables son los papás, sobre todo si tienen hijos pequeños…
Ahora, aquí viene otra bronca, la responsabilidad de la escuela, porque como institución tiene autoridad, que empieza desde la autoridad gubernamental, responsable de la salud de todos los ciudadanos con toda la implementación de las medidas políticas y sanitarias.
Aquí, como digo, hay una complicación de responsabilidades, porque así como he hablado de responsabilidad personal, familiar y gubernamental, aquí aterrizo con la escuela, que forma parte de otra institución, la SEP.
Y aquí diría, cuidado con esas firmas, porque el hecho de que un padre de familia asuma su responsabilidad y firme, no exime de la responsabilidad al director de cuidar la salud de sus alumnos.
La escuela tiene que cumplir con sus propias responsabilidades como educar y viene el problema de que la educación que se ha impartido hasta el momento, en línea, no ha funcionado y viene la necesidad de la educación presencial, pero viene también la pandemia, y la verdad es que está muy complicado porque se juntan varios aspectos políticos-sociales-económicos, hasta sociológicos.
No se puede decir que con esta cartita se van a resolver los problemas, sino que cada quien tiene que asumir sus responsabilidades.
El hecho de firmar no quita la responsabilidad de la escuela de atender la salud de los niños, y viene que si los niños se contagian por las clases presenciales, con esa cartita los directores se quitan la responsabilidad aunque es responsabilidad de todos.
Entonces como diría López Portillo: la solución somos todos. No podemos echarnos la culpa unos a otros de lo que cada quien tiene qué hacer, entonces, todos a cumplir su responsabilidad: las familias con sus hijos, las escuelas con su propia comunidad de alumnos, maestros, personal.
Pbro. Antonio Cerda, CCR/ Sacerdote religioso
La carta responsiva para nosotros, que tuvimos la experiencia de tres semanas en sistema híbrido, fue un benefeicio, tanto para nuestros papás y alumnos, como para nosotros, porque nos sirvió de rompe hielo y la carta responsiva es para salvaguardar la salud de cada pequeño y cada joven, porque es un doble cuidado, es una doble observación de papá y mamá antes de salir de casa. (y nosotros).
Nos entregan personalmente esa hojita cuando va pasando el niño por la cancha, cuando hace el protocolo de entrada, que cuidamos la sanitización y todo. Es doble precaución y eso nos ayuda mucho, a conciencia, al cuidado del hijo propio y de los demás, porque no vamos a mandar al hijo con moquito, o resfriado, porque sabemos que puede ser o nos ser, porque son signos y síntomas, entonces puede ser una doble alerta, un doble cuidado.
Nosotros estamos tratando de bajarlo, por instrucciones de la SEP e IMSS, como un formato digital, y viendo si se aplica un código QR para no desperdiciar papel. Cada día el niño tenía que llevar su hojita, pero hablando con doctor Valenzuela (de los Servicios de Salud de Chihuahua) vimos la prudencia de usar el código QR para más facilidad y no desperdiciar nuestro papel.
Parece ser que ya para nuestros compañeros de escuelas de gobierno, sí se va a poder aplicar por código QR.
Prof. Villalobos/ Director de Colegio Independencia/ Zaragoza
Desde nuestro punto de vista, la carta compromiso de corresponsabilidad que la SEP indica necesaria para que los alumnos puedan regresar de manera presencial, es un requisito importante, ya que la palabra corresponsabilidad implica que TODOS debemos hacernos responsables, cada uno desde su área de interés, los padres de familia comprometiéndonos con el cuidado de la salud de nuestros hijos y el gobierno aportando las condiciones necesarias para la apertura. Sin embargo, aquí es donde inicia la incertidumbre, ya que como se ha dado a conocer hasta el momento solo se puede observar lo referente a las familias, dejando de lado las obligaciones que el gobierno tiene.
No obstante, el que el gobierno no esté definiendo su responsabilidad no nos exime a los padres de familia a no comprometernos por la salud de los nuestros y de la sociedad, ya que debemos ser conscientes que si nos están pidiendo estar al pendiente de la salud de nuestros niños es también para proteger a los niños de los demás, tal como a nosotros nos gustaría que los demás cuiden de nuestros hijos.
Por lo tanto, opinamos que el compromiso que tenemos como padres no podemos dejarlo de lado queriéndonos escudar (engañar) que sólo es responsabilidad del gobierno. Con la experiencia que hemos vivido somos conscientes del trabajo colaborativo del cual debemos ser parte para lograr una educación de calidad en nuestros hijos, y en este momento en especial, ante la contingencia que vivimos, de su salud.
Ana y Marco Rivas/ Encuentro Matrimonial Ciudad Juárez
El regreso a clases es ya un hecho impostergable por el bienestar de la niñez y adolescentes de nuestro país, el impacto de la ausencia en las aulas durante más de 17 meses es considerable, por la pérdida en los procesos de aprendizaje, las dificultades psicológicas, la exposición a la violencia y el maltrato, la limitación de las habilidades sociales y el ensanchamiento de la brecha de desigualdad; todas estas consecuencias afectarán al rendimiento educativo de los niños y su participación en la sociedad, así como su salud física y mental.
Asociaciones civiles locales que atienden a víctimas de violencia han expresado que la solicitud de atención se redujo en un 70%, no porque no se este presentando la violencia intrafamiliar e infantil, sino porque un gran porcentaje de la denuncia y canalización de atención de la violencia ejercida a menores dentro del ámbito familiar, procede de las instituciones educativas; hay niños, niñas y adolescentes que no la han pasado bien en el aislamiento, que su hogar no ha sido el lugar seguro para protegerlos.
Este próximo 30 de agosto cerca de 26 millones de alumnos regresarán a las aulas, sin duda es un gran desafío para nuestra sociedad, un desafio, un reto gigantesco que si no se enfrenta desde la corresponsabilidad los riesgos serán mayores.
El nada asertivo discurso del Presidente, donde presenta el regreso a clases a rajatabla, sin mediar a través de un diálogo empático con los padres de familia y sus auténticas preocupaciones, con los docentes y su incertidumbre referente al esquema de vacunación que les fue aplicado, con la sociedad en general para conjuntar esfuerzos para mejorar las condiciones de las escuelas, hace que este proceso sea accidentado y no aporte certidumbre a las familias y docentes.
En últimos días la carta responsiva de padres de familia para que sus hijos se integren a clases ha polarizado y desviado la mirada de lo importante.
Los cambios en los protocolos como ocurrencias del momento en la mañanera, obstaculizan la organización del regreso a clase, como es el caso de la carta responsiva que, a 6 días de ser presentada como parte de los protocolos, por declaraciones del presidente y de la titular de la SEP, queda fuera del decálogo de regreso a clases. Este ambiente de desinformación, de poca claridad en el proceso es lo que nos debe preocupar.
La carta responsiva no exime al gobierno de su responsabilidad de proporcionar un ambiente seguro en las escuelas. Las autoridades no pueden garantizar que el número de casos sea cero, ningún gobierno ha asumido esa garantía. Los datos muestran claramente que las escuelas primarias y secundarias no se encuentran entre las principales fuentes de transmisión del virus. El riesgo de transmisión de la COVID-19 en las escuelas se puede controlar en la mayoría de los casos si se adoptan las medidas de mitigación adecuadas. La carta responsiva sí le recuerda a las familias y a la sociedad su corresponsabilidad en el proceso formativo de los niños. Nos debe preocupar y ocupar a todos, el rezago en la infraestructura de los planteles. Este 30 de agosto, 46 mil 515 escuelas regresarán a clases sin agua, lo que representa que 23 por ciento de las escuelas en México no tiene lo mínimo necesario para garantizar un regreso seguro; un gran porcentaje de los planteles fueron vandalizados por integrantes de la comunidad cuyo deber como ciudadanos era salvaguardar nuestras instituciones. La pandemia ha agudizado la falta de infraestructura adecuada en las escuelas, pero esta es una responsabilidad que nadie asume.
En el lanzamiento de la Misión 4.7 y del Pacto Mundial sobre la Educación el Papa Francisco nos recuerda que “la educación es un acto de esperanza y solidaridad”. Que Dios nos conceda ser solidadarios ante esta crisis educativa que estamos enfrentando.
Mtra. Fátima Anaya/ Educadora