El 30 de abril se celebra el Día del Niño, instaurado en 1924 por el presidente Álvaro Obregón con el fin de reafirmar los derechos de los niños y crear una infancia feliz para un desarrollo pleno e integral como ser humano. Igualmente con el objetivo de recordar a la ciudadanía que los niños son el colectivo más vulnerable y que más sufre las crisis y los problemas del mundo.
Por ello la pregunta de esta semana es:
¿Cuál considera el mayor peligro o problema que enfrenta la niñez en la actualidad?
En la actualidad me parece que existe una campaña para lograr a toda costa quitarles la inocencia y la capacidad de asombro a nuestros niños.
Se valen de recursos muy variados que van desde los más sencillos como los juegos o los juguetes, hasta los más complicados como crear planes y programas de estudio que les van minando la conciencia y haciéndoselas laxa para que poco a poco vean como normal lo que en realidad es anti natural y que va en contra de la dignidad humana.
Esto provoca que nuestros niños tengan una crisis fuerte ya que lo que la sociedad les presenta es muy distinto a lo que en familia se les enseña y viven.
La crisis de valores y la ausencia de la fe en la educación genera una crisis existencial que desemboca en problemas como la depresión en edades tempranas y lo más triste es que en muchos casos termina en suicido o por lo menos en intento de quitarse la vida.
Nuestros niños ya no tienen permitido ser niños, actuar como niños ni querer lo que los niños quieren; sino lo que la sociedad a través de la moda, la música, los videojuegos, las películas, etc. van marcando para manipularlos; quitándoles así la inocencia y haciendo que crezcan aceleradamente.
Silvia del Valle/ Comunicadora católica
En mi opinión, los mayores peligros que enfrenta nuestra niñez en la actualidad son el abandono y la violencia. Por una parte, nuestras sociedades se han abocado al trabajo y la incorporación masiva de mujeres al trabajo asalariado no ha estado acompañada de espacios de cuidado infantil que garanticen a niñas y niños lo necesario para desarrollarse.
Ante el deterioro del salario, las familias se han visto obligadas al trabajo de ambos padres, sin que se hayan generado las políticas necesarias para la alimentación, la educación y el cuidado de los más pequeños. Lo anterior ha ocasionado que una cuarta parte de los hijos de padres que trabajan se queden solos durante varias horas en el día, con los consecuentes riesgos de accidentes o de ser víctimas de la violencia presente en las calles. Por otra parte, un porcentaje alto de nuestras niñas y nuestros niños crece con escaso acompañamiento de los adultos, sin desarrollar saberes para la vida, con serias carencias alimentarias, educativas y afectivas.
Por otra parte, el maltrato infantil sigue siendo una práctica cotidiana. Las personas adultas siguen considerando válido “educar” mediante el castigo físico. A una cultura que acepta y normaliza el maltrato hacia niñas y niños, se suman otros aspectos generadores de violencia al interior de los hogares, como la crisis económica y la insuficiencia del salario, la sobrecarga de las mujeres al desarrollar dobles o triples jornadas de trabajo, el consumo masivo de alcohol y otras drogas, la acumulación de duelos que siguen sin procesarse, entre otros. Si todos los factores generadores y detonadores de la violencia siguen creciendo, ésta sigue multiplicándose. Según datos presentados por la Red por los Derechos de la Infancia en México, de enero a noviembre de 2022, mil 116 niñas, niños y adolescentes fueron asesinados de manera dolosa en el país.
El 25 de abril se ha instituido el Día Internacional de la Lucha contra el Maltrato Infantil y el 30 estamos celebrando el Día del Niño. Aunque la reflexión y el trabajo por el bienestar de niñas y niños debería ser todos los días, estas fechas nos invitan a pensar qué nos falta como sociedad para garantizar la vida, la seguridad y el desarrollo de los más pequeños.
Mtra. Lourdes Almada Mireles/ Docente universitaria
Los peligros que enfrenta la infancia podemos identificarlos desde el ámbito familiar hasta el social o comunitario:
-Carecer de un ambiente sano y seguro que favorezca su crecimiento y desarrollo integral: en cuestiones económicas existen muchas familias que carecen de lo indispensable en la alimentación, educación y salud, lo que se convierte en un riesgo para la supervivencia de nuestros niños y niñas.
En cuanto al bienestar emocional y salud mental muchos de los niños enfrentan un ambiente adverso en el hogar con relaciones violentas y abusivas que inclusive llegan a poner en riesgo su vida, otros carecen de la atención adecuada de quienes les rodean lo que obstaculiza un desarrollo emocional equilibrado, algunos niños en lo material “lo tienen todo” pero carecen de lo más importante que es el contacto afectuoso y formativo de sus padres.
-Un ambiente social que los sexualiza e ignora la identidad y características de nuestros niños y niñas: la música, los programas de televisión, las redes sociales, la vestimenta, las expresiones de baile y la agenda de la ideología de género que con sus contenidos y discursos afectan gravemente en la construcción de la identidad, autoconocimiento y autoestima de nuestra niñez, impidiendo un desarrollo equilibrado y pleno.
Sin duda son muchos los peligros que enfrentan nuestros niños y niñas por ello el Papa Benedicto XVI nos exhortaba a todos “a proteger y cuidar a los niños, para que nunca se apague su sonrisa, puedan vivir en paz y mirar al futuro con confianza”.
Que Dios nos conceda construir un mundo donde todo niño pueda crecer pleno, sano, seguro, y feliz.
Mtra. Fátima Anaya Ramírez/ Educadora
Varios peligros de la niñez pueden ser los siguientes: el primero sería la falta de atención, es decir, que los adultos no nos preocupemos por los niños, especialmente los padres de familia, que no les pongan la suficiente atención a los hijos en el crecimiento, en la madurez humana espiritual, en el pensamiento, entonces un peligro muy fuerte es la falta de atención por parte de papá y mamá. Es lo que veo como algo constante en nuestra niñez, que puede llegar a afectar en la adolescencia, juventud y etapa madura. Por eso tenemos que estar bien atentos como padres de familia, sobre cómo estamos atendiendo a nuestros niños, cuidarlos e incluso conocerlos más, conocer cuáles son sus habilidades y destrezas, ayudarles en sus tareas para descubrir eso.
Otro problema que veo es que, como no está bien formada la conciencia y madurez del niño o niña, son vulnerables a los demás entes sociales, como los adultos, otras personas, entonces pueden caer en la malicia de los adultos, en situaciones de droga, que alguien vulnere su conciencia, que alguien los abuse. Podemos tener este tipo de cosas y es un problema mayúsculo en los niños.
Y lo que nos puede ayudar es la prevención y fomentar ambientes seguros con nuestros niños y niñas empezando por la familia, en la casa, pero también en las escuelas, ya sean de gobierno o particulares, y obviamente en la Iglesia, la parroquia, donde tenemos salones para catecismo, etcétera, y donde debemos propiciar ambientes seguros para ellos.
Pbro. Gustavo Balderas/ Párroco de Jesús Príncipe de Paz