La Iglesia de México nos pide orar por los victimarios y por quienes hacen el mal… presentamos dos testimonios de personas que han perdonado a quienes arrebataron la vida de sus seres más amados…
Ana María Ibarra
Ser parte de un grupo de oración dedicado a interceder por los victimarios pidiendo su conversión, fue el espacio en el que Dios preparó a Lupita López para perdonar a quienes quitarían la vida a su hijo de forma violenta en julio del 2010.
Después de esa dolorosa experiencia, Lupita logró perdonar a los agresores de su hijo y de veinte personas más, además, inició una formación como tanatóloga y hoy se dedica a ayudar a otras personas.
Difícil perdonar
Con 25 años, siendo un joven lleno de proyectos, abogado de profesión y con un corazón altruista, Arturo perdió la vida en un restaurante, cuando un grupo de asesinos llegaron en busca de dos personas, sin embargo, atacaron a los comensales, siendo el hijo de Lupita una de las cinco personas asesinadas.
«Hoy, hace doce años, mi hijo fue víctima de toda esa violencia que vivimos en Ciudad Juárez estando en el lugar y en el momento equivocado. El día en que victimaron a mi hijo fueron 5 personas más las que mataron y 17 personas heridas. Son doce años de necesitarlo, de extrañarlo”, compartió Lupita entrevistada vía telefónica el pasado 23 de julio.
En el momento en que sucedió la tragedia, Lupita tenía varios años participando en un grupo de oración y espiritualidad dirigido por Paco Padilla en la parroquia La Divina Providencia.
“Orábamos por los victimarios, para que Dios tocara sus corazones y tuvieran conversión para no hacer tanto daño”, compartió Lupita.
A pesar de participar en dicho grupo y de llevar una vida de servicio en parroquias y en la misión y evangelización, para Lupita no fue fácil llegar al perdón y a la aceptación, sin embargo, reconoce que Dios le fue mostrando los caminos.
“Es difícil llegar al perdón, pero solo se logra abrazados de la misericordia de Dios.
Un regalo
“Después de que mi hijo murió, a los 8 días nos tocaba la reunión para las oraciones y la clase de espiritualidad cuando entró Paco me dijo que el Señor tenía un regalo para mí”, recordó la entrevistada.
Lupita no sabía a qué se refería, pero algunas personas le hicieron saber que habían contemplado a su hijo en un ambiente de paz.
“Otra persona me dijo que el Señor me mandaba decir que ya no me preocupara que esas personas que asesinaron a mi hijo habían llegado a su presencia. Habían sido asesinados”.
Dios fue poniendo los medios para que el corazón de Lupita llegara a la aceptación y al maravilloso regalo del perdón.
“Soy testigo del amor y del poder de Dios. El regalo maravilloso del perdón es para uno mismo, porque llega esa paz al corazón y el amor de Dios nos envuelve y nos lleva a seguir adelante”, señaló.
Ayuda a otras personas
A 12 años de la pérdida de su hijo, Lupita lo sigue recordando y aun llora su ausencia, pero con la esperanza de encontrarse nuevamente, y sobre todo ha encontrado el sentido a su dolor.
En ese mismo año Lupita se acercó a CFIC (Centro Familiar para la Integración y Crecimiento) y ese vacío que dejó la ausencia de su hijo fue utilizado para ayudar a otras personas.
“Gracias a Dios encontré la forma de llevar esperanza a muchos corazones. Lo hacía anteriormente como ministro de Eucaristía, pues tenía la oportunidad de visitar enfermos y llevar precisamente la esperanza”.
En diciembre de ese mismo 2010, Lupita inició con los talleres de tanatología en algunas parroquias, y ha continuado preparándose para ayudar a las personas a través de talleres de regeneración emocional, duelo, resiliencia y de perdón y reconciliación.
Ora por victimarios
Lupita no ha dejado de pedir por las víctimas de la violencia, pero también por los victimarios, pues sabe que es una forma de llegar al corazón de Dios suplicarle por todas esas almas que se pierden en la violencia, en la maldad.
“En este mundo hay mucha necesidad de paz y en cada Eucaristía, en cada momento de mi vida, en mi comunión con Dios hay tantas palabras de agradecimiento por vivir en paz y amor en el corazón, que deseo que todos puedan sentir y vivir en armonía”, dijo
Como creyente, Lupita cree en la Resurrección y confía en que se encontrará con su hijo.
“Es importante dar gracias a Dios por la vida, y sobre todo en estas pérdidas que causan dolor y vacío. Es difícil encontrar el para qué y lo he encontrado en el servicio, para experimentar el dolor y poder ser empática con quienes viven lo mismo, para llevar el mensaje del perdón y la reconciliación”, finalizó.