Presencia
El tiempo litúrgico de la Cuaresma, que dio inicio con el miércoles de ceniza, es un periodo propicio para que todo cristiano reflexione y se fortalezca para vencer las tentaciones y el pecado.
Si bien el cristiano debe buscar esa fortaleza en todo momento, este tiempo ayuda a la reflexión personal y a reconocer la fragilidad humana ante las tentaciones.
Sobre este tema, el padre Juan Carlos López compartió aspectos importantes que pueden ayudar en la lucha contra el pecado y la tentación
Imagen de Dios
La tentación para los cristianos, explicó el padre Juan Carlos, es la posibilidad de optar por algo distinto al proyecto que Dios propone, tal como se lee en el relato del Génesis, donde Dios les ofrece todo a Adán y a Eva y sin embargo les pone una restricción: no comer del fruto del árbol prohibido.
“En la libertad, engañados por el enemigo, sienten que aquello que saben que no deben hacer se les presenta como apetecible, como bueno y, en ese engaño -que el enemigo de Dios produce en la conciencia de nuestros primeros padres-, caen en la tentación de hacer aquello que Dios les había pedido que no hicieran”, dijo el sacerdote.
En sentido general, señaló, esa será siempre la tentación para el cristiano: hacer aquello que Dios pide que no se haga, porque se presenta, en cierto momento -confundidos en la conciencia-, como algo conveniente para la búsqueda de la felicidad.
En ese sentido, añadió el sacerdote, la tentación forma parte de la condición humana, porque el Señor hizo al hombre y a la mujer libres.
“Nuestra libertad es el signo visible de nuestro ser imagen de Dios. En nuestra capacidad de la libertad tomamos conciencia de que somos imagen de Dios y la tentación será siempre posible, porque Dios no nos obliga a amarlo. El Señor siempre nos llama a que lo escojamos libremente a Él”, afirmó.
Por lo tanto, reiteró, la tentación se presenta como posible en la vida y forma parte de la naturaleza frágil, pero tampoco se puede olvidar la presencia de aquél que lleva a la humanidad a la tentación.
Atender fragilidades
El entrevistado mencionó que si bien el demonio se adapta a cada etapa de la vida para provocar el pecado en la humanidad, también se adapta a cada persona.
“El enemigo nos tienta en lo que ya hemos pecado y que se vuelve recurrente, por eso vemos cómo para algunos puede ser tentación el dinero, y para otros no. Para unos puede ser la vanidad y para otros no. Cada uno de nosotros tenemos que aprender a descubrir cuales son las características de nuestra fragilidad, porque en esas características es donde se va a presentar la tentación”, apuntó.
El sacerdote reconoció que puede haber en cada círculo de amistades o familiar dos o más personas que padezcan de la misma fragilidad y la tentación sea parecida, más unos batallarán más que otros.
“Puede ser que alguien batalle con las cuestiones económicas y esa será su tentación, y habrá otra persona muy cercana a quien el uso justo del dinero, la buena administración de los bienes materiales no le cause ningún conflicto, entonces la tentación es a partir de nuestra propia fragilidad, por eso, estamos llamados a conocernos”, insistió.
Será pues en este conocimiento en que cada persona pueda descubrir su fragilidad o fragilidades propias de su vida, para concentrarse en atenderlas.
Tres consejos
El padre Juan Carlos explicó que la Cuaresma ayuda a los fieles, de manera particular, a vencer las tentaciones y el pecado con los tres consejos propios de miércoles de ceniza: la oración, la caridad y el ayuno.
“El ayuno, como signo de cualquier penitencia que podamos ofrecer al Señor. la penitencia es con la intención de fortalecer nuestra fuerza de voluntad y así tendremos mayor posibilidad de sostenernos frente a la tentación”, dijo.
La caridad, mencionó, porque al final de cuentas todo lo que cambia en la vida del ser humano tiene que llevarlo al amor a los hermanos y entre más y mejor se ame al hermano, el corazón se vuelve más libre y fuerte frente a la tentación.
“La oración, porque en ella acudimos al Señor, le pedimos que nos ilumine, que nos auxilie y nos asista con su gracia. Esas son las tres cosas de la Cuaresma que nos ayudan a fortalecernos frente a las tentaciones y como consecuencia poder vencer el pecado”, concluyó.
Acciones para vencer la tentación:
- Acudir a los sacramentos. En especial a la Reconciliación y a la Eucaristía.
- La oración, personal y comunitaria.
- La invocación al Espíritu Santo, para que sean sus dones los que nos asistan.
- Las súplicas a María Santísima, para que interceda por nosotros.
- Conocer la vida de los santos, porque ellos tuvieron sus propias tentaciones y se puede aprender de ellos cómo fueron enfrentándolas.
Para saber…
El Evangelio del primer domingo de Cuaresma siempre nos relata cómo Jesús se aleja del demonio y de la tentación y cómo se mantiene firme en su camino hacia Jerusalén y la cruz.
Al adoptar la oración, el ayuno y la limosna, ojalá tengamos el valor y la fortaleza de alejarnos de todo lo que nos tiente o nos distraiga de seguir a Jesús y el camino de la cruz.