P. Jesús Salinas
Jesús verdadero Dios, segundo escalón en nuestro ascenso rumbo al Misterio Pascual. De contemplar a Jesús como verdadero hombre, ahora nuestra mirada se centra en Aquel que nos adelanta la gloria de la Resurrección. Los discípulos espectadores ante el gran acontecimiento de la transfiguración, reafirman el título de Mesías sobre Jesús “este es mi Hijo el predilecto” (Mt 17,5). La Ley y los Profetas nos remiten a Jesús, cumplimiento pleno de las promesas del Padre. Contemplarlo transfigurado es caer en la cuenta de algo esencial por parte del hombre: SOMOS CAPACES DE DIOS. Toda nuestra naturaleza cabe en el corazón de Dios. Nuestra humanidad, reflexionada el Domingo anterior, es elevada por las bendiciones de Dios, “haré de ti un gran pueblo, te bendeciré, haré famoso tu nombre y servirá de bendición” (Gn 12,2). Tan generoso es Dios que no sólo le basta el habernos creado a imagen y semejanza de Él, sino que también siendo cercano no hace participar de su gracia respetando nuestra voluntad ¡qué tan grande dicha estimado lector en que tú y yo podamos hacer nuestra esas gracias que Dios dispone! Es en la oración, en la Palabra y aún más en los sacramentos donde estamos más expuestos y recibimos esos dones tal elevados que nos santifican y nos capacitan para empresas tan complicadas y específicas para hacer presente su Señorío. Estimado lector, eres capaz de Dios, somos capaces de Dios. Hay dones tan excelsos que Él ha dispuesto para cada uno de nosotros para trascender nuestra vida mortal y estos están ahí como prenda de la gloria futura a la que participaremos al final de los tiempos. Vivir en esa vida divina desde de nuestra humanidad nos proyecta a un horizonte sin límites, sin obstáculos ¡Que dicha es poder acceder a esos dones tan elevados y que solo basta un si para poderlos vivir! ¿Quién es ese Dios que siendo el Todopoderoso se abaja a la nada para llevarnos a lo alto? Es el Dios trinitario que siendo comunidad nos llama, por su generosidad, a estar en comunión con El. Estimado lector, que este segundo domingo de Cuaresma nos abramos a la gracia de Dios buscando sus sacramentos que nos santifican.
Creaturas somos
abiertas a Dios,
capaces de El
para vivir en comunión.
Receptores de su gracia
heraldos de Su Voz,
creaturas somos
predilectas del Señor.
Delante de nosotros
hay infinidad de bendiciones
esperando que todos
abramos los corazones.
Buscar vivir en Dios
es participar de su divinidad,
necesitas a Dios
hay cosas que no puedes cambiar.
Participa de la divinidad
abriéndote a su gracia,
conócelo, acércate a El
y descubrirás lo que pasa.
Tu existencia
no se limita a lo terrenal,
desde ahora puedes
gozar ya de la eternidad.
¿Quién es Dios?
es el Ser en el que todo tiene sentido,
acércate a Él y descubrirás
lo que siempre has querido.
Dios es la razón
de la verdadera felicidad,
serás lo que has deseado
si participas de su divinidad.