Ana María Ibarra
Reconsiderar y valorizar a los abuelos y adultos mayores es la invitación que el Papa Francisco hace para esta II Jornada Mundial de los abuelos y mayores cuyo tema se centra en el Salmo 92, capítulo 15: “En la vejez seguirán dando fruto”.
A través del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, el papa invita a escuchar la sabiduría de los ancianos, pues “sus experiencias de vida y de fe pueden ayudar a construir sociedades conscientes de sus raíces y capaces de soñar con un futuro más solidario”.
Y esto es parte de lo que en la diócesis se realiza por los adultos mayores, a través de algunos proyectos en parroquias, que de una u otra forma trabajan para seguir dando espacio a quienes en el pasado han sido fortaleza de esta Iglesia particular.
Anécdotas de abuelos
Escuchar y acompañar a los adultos mayores es lo que la joven Leslie Hernández de 21 años de edad, realiza en la capilla San Pablo Apóstol con el taller “Las anécdotas de los abuelitos”, un espacio de escucha y de atención a las necesidades educativas de personas mayores.
Este taller forma parte del programa “San Pablo de puertas abiertas”, impulsado por la parroquia San Martín Obispo.
“La inquietud de iniciar con este espacio fue principalmente para atender las necesidades educativas y personales de adultos mayores, además de escuchar sus vivencias”, dijo Leslie, estudiante de la licenciatura en Educación que se hace cargo del taller.
“Es una oportunidad de poner en práctica lo que he aprendido, pero sobre todo considero que la población de los adultos mayores es una población muy descuidada, tanto por su propia familia como por la sociedad”, expresó la joven.
Dijo convencida que en este tiempo se vive en una sociedad donde, cuando una persona ya no es productiva, se va quedando en el olvido.
“En ellas veo reflejadas muchas historias. Escucharlas es muy reconfortante y muy motivante ver que tienen ganas de aprender para ayudar a sus nietos, eso es lo que las mueve”, compartió refiriéndose a las dos mujeres que se han inscrito en el taller “Las anécdotas de los abuelitos”.
Tomasa aprende a leer
Desde que el taller inició doña Tomasa, de 65 años, y doña Angelica, de 68, acuden a este espacio, interesadas en continuar con sus estudios.
Tomasa Mendoza Vázquez es originaria de Acapulco, Guerrero y hace tres años llegó a Ciudad Juárez. En su ciudad natal Tomasa intentó estudiar, pero no pudo concluir ya que enfermó, por eso, al saber de este taller no dudó en acercarse.
“Gracias a Dios que estoy bien y tengo ganas de estudiar porque cuando era niña nunca pude hacerlo. A esta edad me dio por aprender porque a veces dan un papel para firmar y no sé qué es lo que voy a firmar. La señorita nos trata muy bien, nos enseña y me motivan a continuar”, compartió Tomasa.
Angélica ayuda a sus nietos
Por su parte, Angelica Silva Aguirre, compartió que terminó su educación primaria en un sistema abierto y aunque cuenta con su certificado de estudios, reconoce que algunas asignaturas no le fueron enseñadas.
“Sé leer y escribir, matemáticas sé muy poco, sé multiplicar, pero no sé dividir, y ¿cómo le explico a mis nietos?..”, dijo.
Cuando Angelica se enteró del taller no dudo en acudir y ha sido perseverante.
“Me gusta aprender. También vengo a los cursos de repostería, he hecho dos pasteles, unos quequis, galletitas, empanadas, yo no sabía lo que era la repostería y voy aprendiendo, y quiero aprender más”.
Y añadió: “Quiero agradecer a las personas que nos dan estos talleres. Estoy muy contenta de que nos están ayudando”.
Riquezas y retos
Si bien en este momento solo doña Angelica y doña Tomasa han perseverado en el taller, esta experiencia deja en Leslie muchas riquezas.
“Primero, conocer la vida de mujeres que tienen mucha experiencia, que aún se preocupan por sus hijos a pesar de que ya son grandes”, dijo Leslie.
Destacó que ver el empeño y las ganas de estudiar de doña Angelica y doña Tomasa le deja a ella la motivación de seguirse preparando.
“Ellas están comprometidas con el estudio, siempre cumplen con las tareas y me da mucha emoción ver que tienen muchas ganas de aprender y eso me deja las ganas de seguir aprendiendo”, reconoció.
Pero Leslie también reconoce que enfrenta serios retos: el miedo no saber responder a sus necesidades y a no despertarles interés para continuar.
Mensaje a los jóvenes
Leslie hizo referencia al dicho: “Como me ves, te verás”, para resaltar que los adultos mayores son un espejo.
“No siempre todo será color de rosa, pero ellos nos demuestran que en cada dificultad hay que seguir caminando”.
La entrevistada invitó a los jóvenes a que se acerquen a sus abuelos y abuelas, o a los adultos mayores que tengan en su entorno, pero sobre todo los invitó a que los valoren, los cuiden y los acompañen.
“Doña Angelica y doña Tomasa nos dicen que sus nietos jóvenes se la pasan en el celular y no tienen tiempo de platicar con ellas y enseñarles. Para mí es muy reconfortante platicar con ellas, o será el gusto que tengo de estar aquí porque aprendo de sus vidas”, expresó.
Caridad y acompañamiento
Otros lugares donde los adultos mayores son bien recibidos son los Ministerios de Caridad donde, además de ofrecerles una despensa, se les escucha o se les imparte alguna charla o reflexión.
Tal es el caso del Ministerio de Caridad de la parroquia Jesús El Salvador que lleva 14 años apoyando al adulto mayor. Actualmente Elvia Carolina Ávila es la coordinadora.
Los lunes, cada quince días, aproximadamente 45 adultos mayores se reúnen en la cafetería parroquial para compartir.
Primeramente, se unen en oración agradeciendo a Dios por los dones recibidos y los alimentos que llegan a ellos gracias a manos generosas.
Después de entonar algunas alabanzas toman su lugar en las mesas, donde comparten los sucesos que han pasado en esos días, mientras esperan que les sirvan el desayuno.
El equipo de Caridad realiza esta labor con gran alegría y amor de poder servir a sus hermanos.
“Se les ofrece una despensa, pero también un momento de encuentro, compartiendo el desayuno, la oración y la alabanza para agradecer a Dios. En ocasiones vamos y llevamos a sus casas sus despensas cuando ellos no pueden venir o no tienen quien venga por ellas”, explicó Elvia.
“Estas personas son muy amables. Nos dan, como hoy el desayuno, y el día de las madres y en Navidad nos hacen una comida. Nos tratan muy bien y nos ayudan. Nos dan muy buena despensa. Muchas gracias por su ayuda”, dijo Graciela Cano, una de las beneficiarias.
Agradecen
Aunque los beneficiarios no están obligados a ninguna actividad, en ocasiones se les integra para apoyar en algún servicio como la limpieza de salones.
“Ellos se sienten útiles, les gusta servir”, dijo Elvia al reconocer que algunos comparten su tristeza ante el abandono de sus familias.
“Tienen hijos, pero las responsabilidades de estos les impiden estar atentos a sus padres, aunque ellos desean que los visiten”.
A nombre de su equipo, Elvia quiso dejar constancia de la alegría y motivación que sienten de servir a las personas mayores.
«Gracias a Dios que nos da vida y salud para atenderlos, apoyadas por nuestro párroco el padre Rodolfo. Le pedimos a nuestro padre Dios que nos permita seguir ayudando en este ministerio”, finalizó.