Historias de migrantes que han vivido una difícil Navidad en su trayecto, pero ahora pueden celebrar en calma el Nacimiento de Jesús…
Ana María Ibarra
Eva Ramos es una mujer nacida en Colombia, pero que radicó en Venezuela por más de cuatro décadas.
“Me vine de Venezuela acompañada por una hija en el 2019. Ese mismo año fue la primera Navidad que pasé fuera de Venezuela”, dijo Eva.
Eva huyó de su país de acogida ya que fue extorsionada y perseguida por cuestiones de su trabajo, ya que manejaba cantidades fuertes de dinero.
“Dejé ese trabajo. Mi casa la vendí y nos fuimos a vivir a una casa que fue marcada como no habitable, porque se estaba cayendo. Después un amigo nos llevó a su casa a vivir, pero en ocasiones no comíamos. Bajamos tanto de peso”.
Con mucha vergüenza, Eva le contó a su hijo, quien vive en Estados Unidos, la situación por la que estaban pasando y él les envió dinero para que pudieran viajar hasta esta frontera.
«Llegamos a Ciudad Juárez, pero nos quedamos porque a mi hija le dio mucho miedo cruzar a Estados Unidos. Ya luego se enamoró y se casó. Me gusta México, he sentido mucha acogida”, señaló.
La mujer recordó que, a pesar de estar lejos de su hogar, fueron acogidas por una familia que les hizo pasar una feliz Navidad.
“Nos trataron como si nos conocieran de toda la vida. Nos dieron cena, regalos. Ese 2019 la pasamos como en familia. Los dos siguientes años, 2020 y 2021 nuevamente nos acogieron. Ellos se fueron en el 2022 y esa Navidad fue diferente”, recordó.
Una Navidad diferente
Precisamente esa Navidad del 2022 Eva la paso sola en su casa. Su hija se fue esa noche con su novio y unos amigos.
“Tengo 68 años y nunca pensé que iba a salir del país y llegar tan lejos. Pensé que iba a terminar mi vida allá, con mi mamá que aún vive. No me había desprendido de ella y fue muy duro dejarla, aunque está con una sobrina mía”, compartió.
En medio de todo ese dolor de haber dejado a su madre y de pasar una Navidad en soledad, este año Eva por fin tiene una alegría en su corazón, pues finalmente cuenta con un documento que la acredita como residente temporal en México.
“No fue fácil. Pedimos asilo y no nos lo dieron por tener dos nacionalidades, la colombiana y la venezolana, aunque mi hija nació en Venezuela, por ser yo colombiana adoptó esa nacionalidad”, compartió.
Este año, la hija de Eva se casó con un joven mexicano, ambos estudian Enfermería, lo que es otro logro para Eva pues ve que su hija está saliendo adelante.