Historias de migrantes que han vivido una difícil Navidad en su trayecto, pero ahora pueden celebrar en calma el Nacimiento de Jesús…
Diana Adriano
Karen Itzel Selaya es una mujer oriunda de Honduras que ha vivido con grandes retos las más recientes Navidades de su vida, marcada por la separación de su familia debido a su situación migratoria.
Durante meses debió estar separada de su esposo Danis Erazo, y de su hija Valery -de tan solo 1 año y medio-, quienes salieron de Honduras antes que ella, en busca del llamado Sueño Americano.
La estrategia familiar consistía en que padre e hija ingresaran al programa del Protocolo de Protección a Migrantes (MPP) en Estados Unidos. Sin embargo, el destino les tenía preparada una pausa inesperada.
En medio de la incertidumbre, el esposo de Karen fue retornado a México, donde debió esperar el avance de su proceso migratorio.
Mientras tanto Karen, decidida a reunir a su familia, emprendió su propia travesía, pero en tres distintas ocasiones fue interceptada por las autoridades migratorias mexicanas, y fue retornada a Honduras.
Sola en la víspera de Navidad
La primera Navidad de Karen lejos de su país fue en 2019, cuando el 23 de diciembre cruzó la frontera hacia Guatemala, encontrándose en la casa de un desconocido, con personas que tampoco conocía.
Impregnada de tristeza y soledad, Karen habla sobre ese momento difícil de olvidar:
“Esa noche me quede a dormir en una camioneta. Me la pasé llorando toda la noche”.
Luego, al retomar su travesía Karen vivió otros momentos de rechazo y amargura.
La última vez que fue interceptada por migración, enfrentó un mes de retención en una cárcel mientras esperaba una solución para su situación migratoria. A pesar de sus esfuerzos, el permiso necesario le fue negado y debió volver a Honduras.
Pero Karen no renunció y volvió a intentarlo, esta vez con éxito.
“Mi determinación me llevó hasta Ciudad Juárez, donde finalmente me reencontré con mi esposo”, compartió.
Enferma de Covid
Durante su estancia Ciudad Juárez, Karen enfrentó la llegada de la pandemia y, en un giro inesperado, recibió la noticia de su embarazo. Además, contrajo COVID-19, sumando incertidumbre a su situación.
Fue en el año 2020 cuando Karen encontró a Cristina Coronado y la Misión Columbana y comenzó a recibir un invaluable apoyo, en medio de la incertidumbre que enfrentaba junto con su esposo e hija.
“La Navidad siguiente, Cristina hizo posible un cambio significativo al conseguirnos un departamento”, compartió Karen.
A pesar de los retos, la familia se encontraba más tranquila, con un bebé de 2 meses, al cual llamaron Jaycob. La generosidad de Cristina transformó aquel momento de la Navidad 2020. cuando finalmente pudieron celebrar.
Luego, la vida de Karen dio un nuevo giro cuando Cristina facilitó su ingreso a un albergue para iniciar los trámites de asilo y el presidente Biden abrió las puertas de Estados Unidos, permitiéndoles iniciar un nuevo capítulo en su búsqueda de estabilidad y seguridad para su familia.
Nueva Navidad
Resiliente y llena de esperanza, Karen Itzel comparte la dicha de encontrarse ahora en Virginia, Estados Unidos, junto a su familia.
Hoy, con gratitud en el corazón, Karen celebrará la Navidad rodeada de seres queridos, después de haber atravesado enormes desafíos y momentos difíciles.
«Gracias a Dios estamos aquí, muy contentos», comparte Karen, destacando el poder de la perseverancia.