Historias de migrantes que han vivido una difícil Navidad en su trayecto, pero ahora pueden celebrar en calma el Nacimiento de Jesús…
Diana Adriano
En medio de la nostalgia por encontrarse lejos del terruño, Iliana Margarita Soto, una migrante de El Salvador, y su hijo Emmanuel, hallaron un rayo de luz en la Misión Columbana en Ciudad Juárez, que les abrió las puertas y les brindó más que un refugio: una segunda familia.
A través de la Misión Columbana, Iliana y Emmanuel no solo encontraron apoyo práctico, sino también un cálido sentido de pertenencia que les enseñó a reinterpretar la Navidad, infundiéndola con nuevos significados basados en la empatía y la unión.
Hoy, Iliana celebra con gratitud la temporada navideña, reconociendo que la distancia física puede ser mitigada por la cercanía de corazones compasivos.
Lejos del hogar y la familia
Iliana compartió que tuvo que enfrentar la primera Navidad lejos de su hogar debido a las amenazas y la violencia de las pandillas que azotaban su país natal.
Junto a su hijo Emmanuel, Iliana salió de El Salvador el 1 de junio de 2019, y llegaron a Ciudad Juárez el 27 de junio del mismo año, buscando refugio y seguridad.
Su primera Navidad en México la pasaron en un albergue. Ese festejo se tiñó de tristeza mientras recordaba a la familia dejada atrás: su mamá, hermano y sobrinos, así como su padre, quien en ese entonces residía en Estados Unidos.
“Fue muy duro estar tan lejos de mi familia”, confesó. Describió cómo a pesar de la compañía de otras mujeres centroamericanas en situaciones similares, la añoranza por el hogar prevaleció, resultando en lágrimas constantes.
Iliana destacó sus Navidades en El Salvador, donde acudía a misa y disfrutaba la reunión familiar alrededor de una comida.
“Aunque las celebraciones no eran ostentosas, el simple acto de estar juntos llenaba de alegría nuestros corazones”, dijo.
Un giro radical
A principios de enero de 2022, la vida de Iliana Margarita dio un giro definitivo.
Aunque solicitó asilo en Estados Unidos, éste le fue negado después de asistir a cuatro cortes. Así, con la esperanza de que reabrieran su caso, decidió establecerse en Ciudad Juárez. Y hoy es una decisión permanente.
Comenzó su estadía en la Casa del Migrante y luego Cristina Coronado la invitó a la Casa de Acogida de Misión Columbana en Anapra. Más tarde, Cristina la invitó a servir en Catedral, cuando la misión se enfocaba en apoyar a la comunidad haitiana.
Ese servicio dejó una huella profunda en Iliana, quien mientras tanto pudo inscribir a su hijo en la escuela. “Hoy ya está en tercer grado”, compartió orgullosa por esta oportunidad para su hijo.
Navidad en familia
Hoy, llena de gratitud por descubrir todo el crecimiento personal que ha alcanzado gracias a las personas buenas con las que topó en su camino, Iliana Margarita hace los preparativos para la Fiesta de Navidad con la familia que la vida le brindó en Ciudad Juárez.
Con Cristina, el padre Guillermo Morton y la comunidad de Corpus Christi en Anapra, Iliana ha tejido lazos que trascienden la geografía y la han convertido en su familia adoptiva.
“Aquí aprendí a darle sentido a la Navidad”, enfatizó Iliana, subrayando que la festividad se arraiga en la importancia de celebrar el nacimiento del Niño Dios en un encuentro con la esencia misma de la familia.
«Agradezco a Dios por la acogida que he tenido aquí. Siento el cariño de ellos y no he sentido el rechazo de ninguna persona mexicana», dijo la entrevistada.
«Nos estamos preparando para vivir con alegría esta Navidad», señaló con entusiasmo Iliana al compartir que sus padres la visitaron el pasado mes de septiembre, luego de recibir una visa especial por tres semanas.
Además, Iliana compartió la noticia de que tanto ella como su hijo han obtenido la residencia mexicana, consolidando su arraigo en esta tierra que ahora considera su hogar.