Ana María Ibarra
Una tradición de religiosidad popular es el Día de la Candelaria, que la Iglesia recuerda el 2 de febrero, dentro de la celebración litúrgica de la fiesta de la purificación de María y la Presentación del Niño Jesús en el templo.
El padre Aurelio Saldívar, párroco de San Mateo, habló a Periódico Presencia sobre esta Fiesta popular y litúrgica.
Presentación del Niño
El sacerdote compartió que el Día de la Candelaria tiene su fundamento bíblico en la Presentación del Niño Jesús en el templo.
“De manera particular en el verso cuando Simeón menciona que el Niño sería luz para todas las naciones. Y cuando dice a María que una espada le atravesará el corazón. Esto lo encontramos en Levítico 12. Y se nos habla también de la purificación de María que se realiza a los 40 días de nacido el Niño”, explicó el sacerdote.
Otra imagen de este día es la Virgen de la Candelaria, que tiene su origen en Tenerife, una de las Islas Canarias.
“En 1392 dos indios guanches que pastoreaban su rebaño notaron que el ganado no quería avanzar, como si algo se los impidiera. Se percataron que en lo alto de una peña había una imagen de madera de una mujer con un niño en un abrazo y en la mano izquierda una vela. Como tenían prohibido hablar con las mujeres uno de ellos quiso lanzarle una piedra, pero se le paralizó el brazo”, explicó el sacerdote.
Según la tradición, los indios avisaron al rey, quien fue con sus guardias pidiendo a los indios tomar la imagen que encontraron para llevarla a casa del rey. Y en ese instante los indios quedaron curados, uno de su brazo y otro de sus dedos.
“Ese milagro hizo que el rey ordenara que todo el pueblo honrara la imagen de esa mujer a la que se llamó ‘La Extranjera’, pero esta extranjera llevaba una vela, la candelaria. La luz que abre camino, la luz que da fortaleza en toda dificultad”, dijo.
Navidad y Candelaria
El sacerdote explicó que el tiempo litúrgico de la Navidad se termina con el Bautismo del Señor, sin embargo, “se da cierta pauta”, dijo.
“Mantiene una forma extraordinaria del rito latino que utiliza las formas y el calendario en uso antes del Concilio, en que la temporada navideña continúa hasta la fiesta de la Presentación. Por ello muchos católicos mantienen sus decoraciones navideñas, y hasta ese día se levanta el Niño Dios. Esto es parte de la religiosidad popular”, expuso.
Vestir y bendecir al Niño
El padre Aurelio habló también de la tradición que existe en el sur y centro de México de llevar figuras del Niño Dios al templo, a bendecir.
“Ese día se limpia y se baña en aromas al Niño Dios como signo de reverencia y como recordatorio de la presentación del Niño Jesús en el templo. Se habla de purificarlo, de arroparlo, de adorarlo. Algunos, de acuerdo a la tradición, lo dejan en el templo, otros, los padrinos, se lo llevan a su casa y lo mantienen durante un año y lo retornan en Navidad”, explicó.
Dijo que en esa dinámica de adoración, “los padrinos arropan al Niño Dios con un vestido elegante”. Pero el padre Aurelio aclaró:
“No se debe vestir al Niño con algo llamativo, que no sea un traje de futbolista, ni con atuendos inapropiados que lamentablemente se dan en la actualidad”, recomendó.
Bendición de las velas
Por otra parte habló de la celebración litúrgica de este día, en el que se lleva a cabo la bendición de las velas, que significan a Cristo, luz del mundo.
“Estas se llevan a la casa y se encienden en momentos de dificultad, como recordatorio de que Jesús es quien debe ser el centro y la luz del hogar”, dijo.
El padre Aurelio resaltó que la fiesta de la Candelaria debe celebrarse en toda la Iglesia. “con los signos que representa: Jesucristo, como la luz de las naciones”.
“Con esta dinámica de fe, debemos recordar la humildad de María y José que van a presentar al niño al templo para cumplir la ley. El hecho de ir a bañarle en aromas, adorarle y los signos externos que nos llevan a lo interior, al espíritu, eso es lo que vale la pena”, afirmó el sacerdote.
Una invitación
Finalmente el sacerdote invitó a la comunidad diocesana, especialmente a quienes cada año realizan este signo de levantar al Niño Dios, a que no se queden solamente con lo material y la gastronomía de la fecha, pues eso “es secundario”.
“Nos debemos quedar reconociendo que Cristo es la Luz, que es a Él a quien tenemos que adorar y quien debe ocupar la parte central de nuestra vida y es a Él a quien tenemos que recurrir cuando tengamos alguna dificultad. Quedémonos con el ejemplo de María y de José y a imitación de ellos, como bautizados, hagamos lo que nos toca hacer”, finalizó.