Agencias
“Necesitamos de ustedes jóvenes, piedras vivas de una Iglesia de rostro joven, pero no maquillado: no rejuvenecido artificialmente, sino reavivado desde dentro”. Con estas palabras pronunciadas con ocasión de la apertura de la reunión pre-sinodal de los jóvenes en el Pontificio Colegio Internacional “Maria Mater Ecclesiae” en Roma, el papa Francisco subrayó nuevamente, en 2018, uno de los temas clave de su pontificado, es decir, el papel fundamental de los jóvenes en la vida de la Iglesia, la de hoy y de mañana.
“Queridos jóvenes, ustedes son la esperanza de la Iglesia”, había escrito el Pontífice para la Jornada internacional de la ONU de la juventud, exhortando a los jóvenes a participar en el camino preparatorio al Sínodo de los Obispos, que tuvo lugar en 2019 con el tema “Los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional”.
Centenials y fe
Con el trasfondo de este importantísimo evento eclesial, ha sido lícito preguntarse cuál es la relación entre las jóvenes generaciones, incluida la llamada Generación Z (es decir, los nacidos más o menos entre 1999 y 2015), con la fe.
Algunos autores, entre ellos la estadounidense Joan Hope, se muestran bastante esperanzados. Como sostiene Hope en su artículo Get your campus ready for Generation Z, publicado en el número de septiembre de 2016 de la newsletter The Successful Register, los Centennials o Post-Millennials — como también se llama a los jóvenes de esta generación — serían no sólo más inclinados a los valores tradicionales, sino también a la religión.
Otras investigaciones desmienten esta visión optimista, al contrario, “hay buenas razones” para creer que los adolescentes y los jóvenes adultos de la Generación Z “serán la generación más agnóstica que el mundo haya visto jamás desde la Edad Media”, así se lee en el artículo Why the Generation Z Population will be Non-religious publicado hace meses en el sitio estadounidense The Truth Source.
De hecho, una investigación del Barna Group, hecha pública el pasado enero, define sin vacilar a la Generación Z como “la primera generación verdaderamente ‘post-cristiana’” [2]. De las encuestas realizadas en colaboración con el Impact 360 Institute (con sede en Pine Mountain, Georgia, EE.U.) surge que en los Estados Unidos, el porcentaje de miembros de esta generación que se identifican como ateos es más del doble que el de los adultos: el 13% contra el 6%.
Además, más de un joven de cada tres de la Gen Z (el 37%) cree por ejemplo que no sea posible saber con certeza si Dios sea real, respecto al 32% de la población adulta. “Para muchos adolescentes — así lo dice la investigación — la verdad parece en el mejor de los casos relativa, y en el peor de los casos completamente irreconocible”.
Aunque asistan a una iglesia, esto no significa que sean acríticos hacia ella. Entre los jóvenes religiosamente practicantes casi la mitad piensa que la iglesia “parece rechazar mucho de lo que la ciencia nos dice sobre el mundo” (el 49%), y más de una tercera parte que esta es “hiperprotectora hacia los adolescentes” (el 38%). También casi una tercera parte considera además que “la gente en la iglesia es hipócrita” (el 36%).
Finalmente, entre los miembros de la Gen Z que declaran que asistir a la iglesia no es importante para ellos, son casi dos terceras partes los que afirman que encuentran a Dios “en otro sitio” (el 61%).
Cómo evangelizarlos: Tres aspectos
Iglesias cristianas también han analizado este tema y sugieren realizar esfuerzos conscientes por ser culturalmente pertinentes para llegar a la Generación Z con el evangelio.
1.En primer lugar, invertir tiempo y energía para conocer mejor a la Generación Z. Se requieren descripciones desapasionadas antes de emitir cualquier juicio, con un sentido de equilibrio entre los puntos de vista desde adentro y desde afuera.
2.En segundo lugar, invitar a los miembros de la Generación Z a grupos y equipos de trabajo para recibir su capacidad y experiencia. Apreciar sus preguntas y sugerencias. Aprovechar su perspectiva.
3.En tercer lugar, contextualizar de forma crítica los programas, mensajes y entornos para que sean pertinentes para los miembros de la Generación Z al alcance. Crear una atmósfera de comodidad, amabilidad y calidez adaptada a sus preferencias. Comunicar lo que creemos, que son mensajes bíblicos eternos e importantes, para abordar las “preguntas existenciales” que quedan sin respuesta en sus corazones.