La mañana del pasado lunes 07 de febrero, la comunidad diocesana despertó con la triste noticia del fallecimiento del padre José Solís Aguilera, párroco de El Señor de la Misericordia, también conocido como padre Cholo y padre Tibi… Descanse en paz.
Ana María Ibarra
Después de una difícil batalla, el también conocido como padre Cholo partió a la Casa del Padre en la madrugada de ese día.
La feligresía recibió tan lamentable noticia a través de las redes sociales, especialmente en la página de Facebook de la parroquia El Señor de la Misericordia, que desde hace 17 años pastoreaba el padre Solís como párroco.
Gracias a Dios por su vida
En la misa matutina presidida por los padres Víctor Pineda, Juan Manuel Orona y monseñor Isidro Payán, y transmitida vía Facebook, la comunidad se unió en oración por el eterno descanso del también llamado padre Tibi.
“Damos gracias a Dios por una vida tan plena, tan realizada, tan feliz, a lo que todos somos llamados. Nos duele en el alma, en el corazón, pero también sentimos el gozo de saber que él está con aquel que tanto amó y anheló, que es nuestro Señor. Que descanse en paz nuestro querido padre Solís y que Dios consuele a su familia y a toda esta comunidad”, dijo el padre Juan Manuel Orona al inicio de la celebración, pidiendo un aplauso de cariño al padre Solís.
Con sus rostros entristecidos por la pérdida humana, los sacerdotes ofrecieron la primera Eucaristía en honor al sacerdote, y para encomendar su alma al Creador.
En su homilía, el padre Juan Manuel, después de reflexionar el evangelio, dedicó unas palabras para recordar al padre Solís.
“Una vida muy plena, muy realizada, muy feliz, de amor a la Iglesia, de un ministerio vivido con mucha plenitud y gozo, en medio de la tristeza ¿cómo no vamos a estar contentos y agradecidos con Dios por la vida y el sacerdocio de nuestro querido padre Solís?”, dijo.
El sacerdote reconoció que, ante el suceso, experimentaba una mezcla de sentimientos. “Por un lado, la tristeza natural, las lágrimas, el dolor, porque no volveremos a encontrarnos físicamente jamás, pero en la fe compartiremos con él cuando Dios lo permita y vayamos a su encuentro. Que Dios nos consuele y reciba en su Gloria al padre Solís”.
Su vida y vocación
Hace apenas unos meses, el 10 de julio del 2021, el padre José Solís celebró felizmente cincuenta años de ministerio sacerdotal, con 75 años de edad.
Nacido el 19 de marzo de 1946, día de San José, en Villa Ahumada, Chihuahua, José Solís Aguilera descubrió su llamado al sacerdocio siendo monaguillo.
Con la aprobación y la bendición de sus padres ingresó al Seminario de Chihuahua por la Diócesis de Ciudad Juárez en 1959, a punto de cumplir los trece años. Ahí estudió tres años de secundaria y dos de preparatoria, para luego continuar su formación en el Seminario Pontificio de Montezuma, de 1964 a 1971.
Fue ordenado diácono el 04 de julio de 1971 y seis días después, por petición propia, recibió el orden del presbiterado, ambas ordenaciones se realizaron en su pueblo natal, pues así lo había estipulado el entonces obispo, don Manuel Talamás Camandari.
“El día de mi ordenación fue de gran alegría no sólo para mi familia, sino para el pueblo entero. Nacido y vivido entre la gente del pueblo, me conocían bien. Todos estábamos muy contentos por la ordenación”, compartió el padre Solís en una entrevista con Presencia con motivo de sus 50 años de sacerdocio. (Presencia XXX)
En la entrevista, el padre Solís externó su deseo de continuar ejerciendo el sacerdocio a pesar de haber cumplido 75 años, la edad para su jubilación del ministerio.
“En este momento me siento con muchas ganas de seguir adelante, nunca he pensado renunciar a los oficios, sino morir como los árboles, de pie en la entrega y el servicio.
Toda la vida sacerdotal me llena: los proyectos de evangelización, los apostolados, los grupos”, expresó en aquella ocasión.
Mucha oración por su vida
Con cadenas de oración, la comunidad se unió para acompañar al padre José Solís en su lucha por sobrevivir después de haber sido intervenido quirúrgicamente el pasado 11 de enero por un problema de divertículos en intestinos, que lo mantuvo casi un mes en cuidados intensivos.
Durante ese tiempo, el estado de salud del padre Cholo fue “delicado y estable”, según el parte médico diario.
Según se dio a conocer en esas semanas, el personal que lo atendió siempre hizo su mejor esfuerzo, todo lo humanamente posible, tanto en el Hospital Medic Sur, donde se realizó la cirugía, como del Centro Médico de Especialidades, a donde se le trasladó posteriormente.
Días antes de su fallecimiento, se informó a su comunidad parroquial y a toda persona que estuvo al pendiente de su salud, que el sacerdote había presentado una ligera mejoría, sin embargo, fue llamado a la Casa del Padre durante la madrugada del lunes 7 de febrero.
Descanse en paz, padre Tibi.