Diana Adriano
No se conocen palabras expresadas por san José, sino solo sus obras, sus actos de fe, amor y de protección como padre responsable del bienestar de su amadísima esposa y de su excepcional hijo.
Por ser un hombre justo, respetuoso, trabajador y humilde, muchos laicos en la actualidad se confiesan grandes devotos del esposo de la Virgen.
Este es el caso de Héctor Servín, feligrés de la parroquia La Sagrada Familia, quien desde un suceso muy fuerte en su vida, tuvo un acercamiento profundo con San José como padre amado.
Su compañía
“Mi acercamiento con San José ya fue de adulto. Mi esposa se encontraba en un momento muy difícil de salud, tenía una enfermedad muy grave y no sabíamos si la iba a superar”, explicó Héctor.
“Al no encontrar una salida, me postré a los pies de san José y le supliqué que intercediera por mi esposa, ya que el siendo esposo conocía mi dolor y fue ahí donde me concedió el milagro de regresarle la salud a mi esposa”, expresó.
Desde ese momento, la devoción del señor Servín por san José fue creciendo gradualmente, al punto de que llegó a nombrar a uno de sus hijos José, en honor al santo.
“Tengo una afinidad muy grande con san José, porque soy hombre y padre como él. ¡Qué padre sería que fuéramos como él y permitiéramos obrar a Dios en nuestra vida sin cuestionarlo!”, agregó.
Héctor, comentó que san José ha intercedido por él en otras ocasiones: “Llegó un momento en que no tenía trabajo y era una situación muy difícil. Con toda la fe del mundo volví a solicitar la ayuda de mi padre san José y él respondió mi llamado”, compartió.
Al señor Servín su devoción por san José le ha dado mucha paz, seguridad y una fe creciente, que no se ha quedado guardada, pues en cada oportunidad que tiene, se encarga de compartirla entre su familia, amigos y hasta con personas que acaba de conocer.
Relató que antes servía como ministro de la Sagrada Comunión y que, al llevarla a enfermos moribundos, no perdía la oportunidad encomendarlos a san José como patrono de la buena muerte, para que san José viniera en su auxilio y les concediera paz en el alma.
“Hoy san José junto a la Santísima Virgen son una gran compañía en mi peregrinar. Yo siempre digo que la presencia de los santos en la vida de las personas, es real y verdadera.
Es una presencia espiritual que nos rodea continuamente”, finalizó Héctor.