Sergio Madero Villanueva/ Abogado
Poco se sabe de la vida de San José. Los evangelios lo ubican al inicio de la vida de Cristo, y se desvanece adespués del diálogo de éste con los maestros de la ley en el templo. Sabemos que estaba próximo su matrimonio con María cuando el ángel le anunció a la Virgen que concebiría, le pido imaginar lo que pasaba por la mente de la pareja en ese momento.
María, apenas despertando a su juventud se encuentra con la revelación más grande que haya existido en la humanidad (creo que es en ese momento donde nace también el cristianismo y es ella la primera cristiana, pero de eso hablamos luego), en una sociedad sumamente crítica con la conducta femenina, es por ello que pregunta “¿cómo puede eso ser, si no he conocido varón?” Llena de alegría y consolado por el Espíritu Santo, emprende el viaje a visitar a su prima Isabel, seguramente de camino daba vueltas y vueltas a lo anunciado por el ángel, y pensaba en cómo decírselo a su futuro marido, cómo reaccionaría, si le permitiría vivir con él o la expondría al señalamiento de su comunidad.
José, al enterarse del estado de María, no la critica, y lo que es más importante, no la repudia. El texto nos dice que “pensaba en dejarla en secreto”, lo que nos permite deducir que le importaba su prometida, y no deseaba exponerla a ningún tiempo de cuestionamiento.
En la frase entrecomillada San José nos da la primera lección de masculinidad cristiana, “pensaba”, dice el texto. Distinto a lo que nos ocurre a la mayoría que acostumbramos reaccionar, San José pensó. ¡Cuántas veces los varones despreciamos ese signo distintivo de la humanidad y desperdiciamos la oportunidad de razonar, dejándonos llevar por nuestros impulsos!
San José pensó. Tampoco se apresuró. Si la Virgen tuvo todo el camino y su estancia en casa de su prima para asimilar lo que ocurría, su marido se tomó también algún tiempo para decidir cómo debía enfrentar esa situación.
Luego en un sueño, San José tiene también su propia anunciación, el ángel le revela que es cierto lo que su amor por María lo inclinaba a creer. Ya no duda, continúa con el plan de la pareja, que es también el plan divino, y forma con ella una familia.
Imagine por favor la escena: María regresa de casa de su prima con la duda dibujada en la cara y José sale a su encuentro, en su playera lleva grabado un #Yositecreo, la abraza, y ya no hace falta decir más, ambos saben que los une, no una revelación, sino una misión conjunta, y que estarán uno al lado del otro para cumplirla.
Luego San José asiste a María durante el parto. Encontrándose los dos solos en Belén, la imagen del nacimiento refleja un estándar en la relación de pareja: ahí están, el uno para el otro, para auxiliarse y apoyar en el cumplimiento de la misión personal de cada uno. El uno para el otro, como si no hubiera nadie más en el mundo, se tienen, se necesitan, se complementan. Un rasgo más de masculinidad que nos enseña San José: estar presto para atender las necesidades de la pareja y la familia.
Cauto, San José, escucha de nuevo al ángel en sueños y emprende el camino a Egipto, protector de su familia. Podemos decir que San José sí realizó el “viaje de sus sueños”, y debiera ser nombrado patrono de todos los agentes de viajes.
Luego de encontrar al Niño en el templo desaparece, y María debe enfrentar sola la responsabilidad de la familia. No hay programas sociales para madres solas. Ante la ausencia de José, sin poder precisar el momento en que ocurre, María se vuelve cabeza de su familia, debemos asumir que desarrollo alguna labor que le permitió proveer a las necesidades de la misma. La Escritura no detalla qué y cómo lo hizo, pero las mujeres siempre encuentran la forma.
La presencia constante de María en la misión de Jesús, desde que lo empuja a iniciarse en Caná, hasta el momento que expira en la cruz, dibuja la importancia del acompañamiento familiar en el desarrollo de los hijos, y que pese a tener treinta y tres años, nunca dejan de ser nuestros hijos.
Así en la Sagrada Familia encontramos un modelo de masculinidad, un modelo de relación en pareja, y un modelo de mujer cabeza de familia. Muchas enseñanzas más se pueden extraer de lo poco que conocemos de ellos, estas ideas las traigo a cuento por la cercanía con el ocho de marzo, pero debemos seguir hablando de…