- El sacerdote falleció tras complicaciones en su salud y la comunidad le dio gracias y se despidió de él en una misa de cuerpo presente con las medidas sanitarias…
Diana Adriano
En una Eucaristía que se llevó a cabo el pasado miércoles 3 de junio, en la parroquia El Señor de la Misericordia, la comunidad de la Diócesis de Ciudad Juárez oró y dió el último adiós al padre Agustín Navarro, quien falleció el pasado domingo 31 de mayo, albores de la Fiesta de Pentecostés.
La misa fue presidida por el obispo don José Guadalupe Torres, y con las medidas sanitarias pertinentes debido a la pandemia, asistieron sacerdotes, algunos amigos y familiares, para testimoniar a quien fue un querido sacerdote.
La Santa Misa se transmitió por algunos medios católicos, en un gesto de unir a la comunidad que no pudo estar presente.
“El padre Agustín fue un gran ejemplo del sacerdote que cree, que ama, que espera, viviendo en la presencia del Señor. En medio de estas situaciones que estamos pasando seguimos caminando en la presencia del Señor y cuando volteamos la mirada para decir ¡gracias Padre por la vida del padre Agustín!”, dijo el obispo en la homilía.
Agregó “Gracias, Cristo, porque te has manifestado a través del servicio en la vida sacerdotal del padre Agustín. Sufrió esta enfermedad, pero ya está con Dios, ha sido llamado a la casa de Dios y él se preparó”, dijo el obispo para luego compartir que una de las hermanas le compartió que el padre Agustín le anunció que el momento ya estaba cerca.
“Eso indica a alguien que confía, ama y entrega su vida a Dios”, agregó.
Tras la misa, el padre Mario Manríquez, Vicario de Pastoral de la diócesis, informó que las cenizas del padre Agustín serán depositadas en un nicho de la parroquia San Mateo, pues el mismo padre Agustín eligió el sitio dos años atrás, después de recuperarse de una recaída.
“Gracias a la familia por darnos un sacerdote, gracias a todos sus hermanos, a los sacerdotes de la diócesis, a los laicos por quererlo y acoger a nuestro hermano Agustín”, finalizó el obispo.
Su vida
Violeta Gutiérrez Cruz, una feligresa que trabajó con el padre Agustín desde 1984, como coordinadora pastoral en la parroquia de los Sagrados Corazones en la Ciudad de México, se encargó de reseñar la vida del sacerdote, quien sirvió más de dos décadas en Ciudad Juárez.
En su reseña, Violeta, quien coincidió con el padre Agustín en Ciudad Juárez, en 1990, escribió:
“El padre José Agustín Navarro Venegas, nació en Ciudad de México un 28 de agosto de 1948, miembro de una familia numerosa algo característico en aquellos ayeres. Se singularizó siempre por ser un hombre de carácter fuerte, de convicciones firmes y grandes ideales.
Se ordenó sacerdote el 18 de junio de 1981 y el Señor lo llevó a recorrer grandes distancias, diversos caminos, predicando la alegría del Evangelio a múltiples lugares en los que resaltan los estados de Campeche, Mérida, Chihuahua y su natal Ciudad de México”.
La reseña de Violeta describe que el padre Agustín Llegó a Ciudad Juárez hace más de 30 años, con permiso de su congregación religiosa “Sagrados Corazones de Jesús y María”, en la que concluyó sus estudios en el Seminario.
En Ciudad Juárez, algunas de las parroquias en las que trabajó y construyó son: Nuestra Señora de la Paz, San Mateo, Capilla Santa María Goretti e Inmaculado Corazón de María, ésta última donde prestó sus últimos servicios como párroco, antes de retirarse parcialmente por motivos de salud.
Igualmente recuerda que en los años 90s, el padre Agustín fundó la escuela P. Damián de Veuster, de la Parroquia Espíritu Santo, la cual brindaba educación básica a personas de esa zona marginada de la ciudad.
En la mayoría de las parroquias y capillas en que sirvió realizó encuentros y retiros para personas de todas las edades, impartía clases de biblia y liturgia.
En los últimos cuatro años, el padre Agustín tuvo una destacada participación en un programa de Radio Guadalupana.
El padre Agustín fue llamado a la Casa del Padre la mañana del 1 de junio, a los 71 años de edad, y caso 39 años de un entregado servicio ministerial a la Iglesia católica.
Descanse en paz, padre Agustín.
Testimonios
El amor a la virgen María es una de las mayores enseñanzas que me deja el padre Agustín y velar por los demás. Para él nunca había un obstáculo. Él fue quien me conectó con una promotora y fue alguien que me orientó en mi vocación, además de que estuvo presente en todo mi proceso de formación, de alguna u otra manera. Me motivaba y siempre me apoyó. Lo tengo como esa figura espiritual cercana, con un lazo muy fuerte. Los más chicos de mi familia le decían “abuelito”.
Hna Ana María Pacheco, MMD
Es una gran pérdida para la diócesis, pero sin duda la semilla que el sembró del Evangelio, estará dando fruto en muchos laicos a su debido tiempo, como ya ha ido sucediendo.
Agradecemos por el don y el servicio sacerdotal que el padre Agustín brindó a los Sagrados Corazones y principalmente a nuestra diócesis en estos años. Aprovecho para agradecer a todos los hermanos sacerdotes las atenciones que tuvieron con él y al señor obispo por su apoyo.
Que el Señor ofrezca abundantes vocaciones para nuestra diócesis, que sean capaces de trascender en el corazón de todos, como lo hizo él.
Pbro. Mario Manríquez, Párroco La Sagrada Familia
Fui su monaguillo y estudié en la escuela en la que fue director. Siempre ha sido una persona muy importante en mi vida y en la de todos mis compañeros de la escuela. Era una persona con gran liderazgo y con un carácter muy enérgico, pero creo que más allá de los corajes que hacía siempre trató de guiar a la gente por un camino que fuera a Cristo.
Un hombre que nos enseñó la fe, pero también a prepararnos mucho para este mundo, no de lo que todos quieren, sino ir más allá. Recuerdo que nos decía “No sean zánganos” y en verdad nos ayudó a no serlo, sino a ser personas rectas, con visión y obviamente con una gran fe en Dios.
Abraham Serrano/ Parroquia Espíritu Santo