En esta segunda parte de la entrevista por su 16 Aniversario Episcopal, Don Guadalupe Torres Campos comparte sobre las dificultades que ha enfrentado como obispo titular de la iglesia particular de Ciudad Juárez… y los retos que vienen…
Claudia Iveth Robles (Segunda parte)
Ha tenido momentos muy difíciles con la muerte de varios sacerdotes, -algunos relativamente jóvenes-, la pandemia, entre otras situaciones…¿Cómo ha vivido esto y qué enseñanza le deja?
La muerte de alguien, en concreto de un sacerdote es un dolor muy grande, el obispo es padre y pastor y que un hijo sacerdote o diácono muera, es una gran dolor.
Llego en febrero y enseguida muere un diácono permanente, enseguida un sacerdote, así hemos sufrido esos 6 o 7 años muertes, ya sea por infarto fulminante, por enfermedad de cáncer, por COVID… ahora los recientes, a la distancia el querido padre Juan Manuel, el padre Benjamin Cadena y el padre Solís…dolor y tristeza, dejan un hueco muy grande, insustituible, se vive este momento con tristeza, pero aceptando la voluntad de Dios.
La pandemia ha traído cambios en muchos sentidos y hay que adaptarnos en el sentido pastoral, económico. En fin, esto reciente es muy fuerte, me afecta y me entristece la muerte, tantos enfermos, que el familiar, que el catequista, gente que se enferma y fallece …es doloroso.
Son retos permanecer unidos, a trabajar en la unidad, en la oración, adaptarnos a los retos pastorales ante una dificultad de un sacerdote que fallece ¿Qué hacer? Ser positivos.
El reto que también me preocupa es de las vocaciones a la vida religiosa, misionera, pero principalmente para nuestro Seminario. Hay que trabajar mucho, es uno de los retos que en el Episcopado hemos adoptado: la pastoral vocacional. Hay siempre circunstancias que las afronta uno con tristeza, con dolor, con preocupación, buscando salidas y cómo responder, pero siempre es importante estar unidos en los proyectos que tengamos.
A seis años de la visita papal a esta diócesis, ¿Cuál es el balance que hace del impacto que ha tenido en la comunidad y el trabajo que se realiza?
Fue un impacto muy grande, una presencia muy significativa… el papa tocó varios puntos durante el día que son retos pastorales para toda la Iglesia en México y obviamente para nuestra Diócesis de Ciudad Juárez: el reto de nuestros hermanos que están en cárcel. Ahí se requiere de una pastoral penitenciaria fuerte, hay un encargado y un equipo, pero no es suficiente, los retos ahí son enormes, también ellos necesitan nuestro acompañamiento y cercanía. Es una tarea pendiente que debemos atender como diócesis, la atención pastoral a nuestros hermanos encarcelados.
Tocó el tema laboral, es un reto muy grande a nivel mundial, ciertamente hay trabajo aquí, pero también hay muchos retos en él ámbito de la pastoral laboral. Es importante que como Iglesia podemos incidir en el tema laboral con los trabajadores, empresarios, es un reto y un desafío que está pendiente.
El papa tocó el tema de los migrantes como frontera Ciudad Juárez, en los últimos años con las caravanas tenemos muchos migrantes, con las deportaciones; es un tema a nivel mundial, México, diócesis ¿que hacemos ? Es otro pendiente.
También la violencia, ¿Cómo la Iglesia debe atender el tema de la construcción de la paz?
La economía, la familia, los jóvenes son temas que el papa nos dejó a reflexionar.
El papa vino y qué bueno que recordemos y celebremos, pero también hay que recordar los desafíos que nos dejó en esos temas de nuestra diócesis. Pido a todos que recordemos lo que el Papa nos dejó como retos.
¿Qué viene para usted como obispo de esta diócesis? ¿Qué avizora?
Primero consolidarnos cada vez más en el proyecto de pastoral, que todos nos sumamos.
Puede que yo tenga otro estilo, pero finalmente está la directriz de un proyecto de pastoral basado en la estructura, para responder como diócesis, como una Iglesia misionera.
Que todos asumamos la responsabilidad de ser una Iglesia en salida, misionera que evangeliza; que vaya al encuentro de todos los hombres, lleguemos a las periferias, es un gran desafío, un proyecto pastoral del Papa, de América Latina,
Yo vislumbro un presbiterio más unido, ya lo somos, sin embargo hay que trabajar todos en la unidad en conjunto con nuestros consagrados, con nuestros laicos. Deseo una Iglesia abierta, para todos, una Iglesia joven, fuerte, testimonial que se debe ir renovando a los nuevos desafíos pastorales, sociales y culturales que hoy tenemos.
Una conversión personal, pero también pastoral; salir de nuestro estado de confort, tibieza para hacer una Iglesia impulsada por el Espíritu, caminar juntos de la mano con fe, alegría y gozo al llamado de Dios.
¿Algo más que desee agregar?
Doy gracias a Dios, estoy contento, pero también reconociendo que tengo o tenemos como diócesis retos muy grandes, que se convierten en oportunidades para crecer y responder al llamado de Dios.
Agradecer a todos su cariño y aprecio, y sus oraciones, sé que oran por mí. Cuenten conmigo, con mi cercanía, oración y mi bendición. Los tengo presentes en mi Eucaristía diaria, pido a Dios que me ayude, me ilumine con su Espíritu y sus dones, para que juntos caminemos como Iglesia Diocesana, todos en la misma barca, y podamos construir el Reino de Dios en el amor, en la fraternidad, en la paz y en los valores del Reino entre nosotros.