Su fiesta se celebró el día 8 de septiembre
(México 1840)
En el convento de san José de Gracia de la Ciudad de México, había una comunidad de monjas concepcionistas y entre ellas, una leguita llamada Sor Magdalena de san José. Era en este siglo una señorita distinguida, ilustrada y rica, que por humildad entró de lega, cediendo su dote para otra.
El día de los Santos Reyes del año 1840, fue a hacer oración ante el belén; adorando al Niño Dios le vino al pensamiento: ¿Por qué a la Santísima Virgen no se le celebra con cánticos de alegría como al Niño Jesús?, y estando embelesada con esta idea vio oscilando en el aire a la Divina Infantita recostadita y vestida como reina (tal y como se muestra en la imagen). Al mismo tiempo entendió que le decía:
“Concederé al que me honre en mi infancia, cuantas gracias me pidiere, porque es una advocación muy olvidada”.
Hondamente impresionada, la madre Magdalenita sólo deseo empezar a darle culto y para ello, tener una imagen tal y como ella la había visto.
Pide permiso
Comunicó a la Abadesa, sor Guadalupe de san Lorenzo, cuanto le había pasado en la oración, y sus vehementes deseos de cumplir lo que la Santísima Virgen le había dicho.
Solicitó el permiso de mandar hacer la imagen, pero la madre no se lo dio, ni manifestó interés alguno, oyéndola con indiferencia, tal vez para probarla, pues si era cosa de Dios, ya insistiría hasta conseguir su intento.
Así lo hizo una y muchas veces hasta que un día, barriendo la sacristía, se encontró la cabecita de un ángel que había sido colateral de una custodia y se había roto. Llevó la cabecita a la madre abadesa, rogándole mucho que le diera permiso de mandar la imagen con ella. Se concedió y mandó llamar al escultor, al cual le explicó como había de ser la imagen, para que fuera como ella la vio en la oración. Por muy bajo precio se la hizo y resultó bonita y al tamaño natural de un niño chiquito.
Llena de fervor y de inmensa alegría, comenzó a darle culto y la venturosa y privilegiada devoción de la madre Magdalenita crecía y se extendía rápidamente y también se lograban mercedes y favores extraordinarios.
Devoción y milagros
Para confirmar el beneplácito del Altísimo era necesaria la contradicción y esta vino por parte de la Autoridad eclesiástica, que en ese momento no autorizó la devoción. Sin embargo, la religiosa, que como se dijo era una señorita de alta posición e influencia social, acudió a Roma y logró que su santidad, el papa Gregorio XVI, no solo aprobara la devoción, sino que la enriqueciera con indulgencias.
Se imprimieron novenas, oraciones, triduo, día ocho y otras devociones, como el breve tratado para imponer la cadena y consagrarse esclavos de la Divina infantita de María, el cual está indulgenciado por varios obispos.
Hizo la divina niña por medio de esta primera imagen, muchos milagros: entre otros, la conversión de un gran pecador y haber recobrado la vista a una niña ciega.
Para saber…
En la Diócesis de Ciudad Juárez son los Misioneros de la Natividad de María quienes promueven la devoción a María Niña y celebran su fiesta en las dos parroquias que atienden: La Transfiguración del Señor y Nuestra Señora del Refugio.