- La fe y el diálogo con los padres de familia ha permitido a la comunidad sortear las dificultades económicas y académicas
Ana María Ibarra
Impactados por la crisis provocada por la pandemia, los colegios católicos de la ciudad han logrado enfrentar las dificultades económicas y académicas gracias a la fe que profesan y al diálogo con los padres de familia.
Así lo explicó el profesor Rubén Villalobos Ortiz, director general de los colegios Independencia y Zaragoza, y quien durante algunos años fue el responsable de esta comunidad de escuelas católicas.
–¿Cómo llegan las escuelas católicas a este nuevo ciclo escolar en la pandemia?
–Siendo muy concretos, este año escolar que vamos empezando, sobre todo con la alternancia híbrida que es la vida presencial y la vida virtual, vamos desarrollando todos los talentos que nos permiten trabajar con las plataformas propias de nuestros colegios. Trabajamos con todo el desarrollo de la creatividad de los maestros titulares de grupo y de nuestros papás maestros. Quisiera redondear en que, interactuando siempre en el desarrollo humano del niño, la diferencia de nosotros, escuela católica, con la escuela oficial, ante todo es lo espiritual, la formación cristiana que es el plus y que para nosotros es prioridad formar cristianamente a nuestros alumnos.
–¿Cómo concluyeron el pasado ciclo, que se obligó a “recortar” de alguna manera tanto en el aspecto académico, como económico?
–Lo concluimos afectados económicamente. Dada la situación económica tenemos un 20% menos de alumnado. Terminamos buscando muchas opciones económicas, una negociación con nuestros papás en cuanto a esta situación. Un 20% de papás se quedaron sin trabajo o cerraron sus negocios por la carencia económica que afectó en efecto dominó.
En lo académico, cabe resaltar, que nos ayudó mucho el tener nuestras plataformas propias. Nuestros maestros ya estaban capacitados para el manejo de esas plataformas, por lo tanto, la interacción con nuestros niños fue de una manera más adecuada, no fue de golpe, ya lo veníamos manejando en los laboratorios de computación a nivel de cada uno. En los colegios católicos, lo mismo tenemos la obra social en la escuela Isabel C. de Talamás, la escuela Montesinos y el colegio de las hermanas en el Agustín Pro, que son distintas realidades económicas. Los colegios católicos cubrimos los tres renglones y ante todo es apoyar a las familias más necesitada, la clase media, y los tres colegios Teresa de Ávila, Teresiano y Colegio México con su población fuerte, pero que también se vieron afectados.
–¿Qué tipo de apoyos les han solicitado los padres de familia o los maestros en esta crisis sanitaria que se vive?
–La clave en la situación económica ha sido el diálogo. Hemos tenido un diálogo permanente con dos características: personal y digital. Hemos tenido muchas entrevistas vía Zoom con los padres de familia, y algunas personales con todas las medidas de higiene. La primera característica ha sido el diálogo y la escucha, después de esto, los porcentajes de beca se han extendido para que alcance a llegar a la mayoría. Hemos negociado mucho la situación de los uniformes y el material escolar. En cuanto a los maestros, se ha buscado afectarlos lo menos posible en sus sueldos y prestaciones porque somos los primeros interesados en mantener al personal que está con nosotros de hace años y que traen toda la capacitación y experiencia, por eso hemos cuidado mucho al personal que son de una entrega única, gracias a Dios, son el brazo derecho fuerte de nuestras escuelas.
–¿Les impactó el cierre de templos? ¿En qué forma?
–Como escuelas católicas lo resentimos mucho en el aspecto espiritual. Las tensiones en el hogar se doblaron y se triplicaron; de repente nos dimos cuenta que tenemos pareja y que tenemos hijos. Vivíamos a los ritmos del trabajo, de la familia, del descanso, no nos había permitido ocuparnos de tiempo completo en cuatro paredes; las tensiones y el aspecto emocional fue algo muy tremendo. Gracias a Dios, con la formación cristiana de nuestros alumnos encausó a lo espiritual, por eso ahí afectó el cierre de los templos. Hubo la santa misa digital, pero no es lo mismo que presencial… los sacramentos es algo importante, la confesión y la comunión, no sentir la paz espiritual dentro es algo muy difícil, pero con la fe puesta en Dios nos damos cuenta que nos conocimos y nos valoramos.
–Por otra parte, se ha visto un crecimiento en la oferta educativa en Ciudad Juárez, han surgido muchas escuelas particulares de todos los niveles con propuestas diferentes. ¿Cómo les ha impactado a las escuelas católicas?
–Estas propuestas, cada una con su sentir y su forma, escuelas que no son católicas, pero son muy humanistas, tiene cada quien su esencia, su perfume, su forma de trabajar. Esas propuestas han venido a consolidar en nosotros los valores y dinámicas que trabajamos: hogar-colegio católico, colegio católico-hogar. Ha sido una competencia sana que ha movido mucho en nuestras comunidades escolares, como todo, cosas valiosas que aprender. Cada vez el mercado está viviendo un pluralismo. Lo bonito es que, comparado con otras ciudades, Juárez se mantuvo con sus colegios católicos, no se cerró ninguno, eso habla que estamos bien consolidados, cada quien con su espiritualidad: Teresianas, Maristas, Carmelitas, el Independencia y Zaragoza, que somos un patronato laico.
–¿Cuál es la enseñanza para las escuelas católicas de toda esta crisis?
–La mayor enseñanza que nos deja es la forma de cómo se manejó la resiliencia, de salir adelante. La mayor lección es haber salido adelante con esperanza, porque quienes creemos en un Dios tenemos toda la fe puesta en que de estas situaciones hemos de salir adelante porque sabemos que son pruebas de Dios. La mayor lección que nos deja, al tener enfoque cristiano y con el aspecto espiritual, es el salir adelante con la unión de nuestras familias.
–Algo más que desee agregar…
–La clave ha sido el manejo de las redes sociales. Algo que le poníamos las cruces y que decíamos que nos estaba invadiendo, fue un medio para evangelizar. Eso quiere decir que sí podemos, que a pesar de las circunstancias, de que no es la vida presencial, las redes sociales pueden ser un medio de evangelizar. En nuestros colegios tenemos nuestra aplicación, nuestra propia página, plataformas, maneras de interactuar con los niños el sistema educativo.
“A pesar de las circunstancias, de que no es la vida presencial, las redes sociales pueden ser un medio de evangelizar”
Rubén Villalobos Ortiz / Director general de los colegios Independencia y Zaragoza