Diana Adriano
Tras la muerte del Papa Emérito Benedicto XVI, sacerdotes religiosas y laicos de Ciudad Juárez compartieron experiencias que vivieron con o gracias al finado papa emérito, que gobernó la Iglesia de 2005 a 2013.
Humo blanco
El padre Guillermo Sías, director de la Casa Sacerdotal, rememoró la experiencia que vivió junto al Cardenal Joseph Ratzinger en sus primeros momentos como sumo pontífice, aquel 19 de abril de 2005, cuando se encontraba en Roma estudiando una licenciatura.
“Cuando el papa San Juan Pablo II falleció, tuve la oportunidad de estar en sus funerales, y el Cardenal Ratzinger fue el encargado de presidir las celebraciones. Al pasar los días, estábamos en el Colegio haciendo nuestra tesis para concluir nuestros estudios, pero también al pendiente del Cónclave por televisión”, recordó el presbítero.
Añadió que en cuanto se pudo observar el humo blanco, un compañero sacerdote de Hermosillo, Sonora, y él se fueron inmediatamente a la Plaza de San Pedro en autobus.
“Una experiencia muy graciosa es que, en cuanto nos subimos al camión, el chofer nos decía ‘Pronto, pronto , habemus papam’, y arrancó. El camión nos dejaba cerca de la Plaza de San Pedro, cuando llegamos, aún no se sabía quién era el nuevo papa, pero era un gentío tremendo”, recordó.
Dijo que cuando salió el camarlengo, hizo el anuncio oficial y tras él salió el cardenal Ratzinger, como el Papa Benedicto XVI.
“Me emocione al ver que era él, luego de haber sentido “un ‘hueco’, un ‘vacío’ y una nostalgia tremenda, no solo en Roma, sino en todo el mundo, por la muerte de Juan Pablo II”, dijo el sacerdote, para quien esa señal del humo blanco, es una confirmación de que Dios no abandona a su Iglesia.
Gran Aprendizaje
“Fue impresionante ver al papa Benedicto XVI salir, que dijera sus primeras palabras como sumo pontífice y darnos la bendición. Era una gran alegría verlo, escuchar sus enseñanzas, aprender de su magisterio, conocerlo como gran defensor de la fe y un hombre muy firme en sus decisiones. Me fascinaba escuchar sus homilías muy preciosas y propias, en el sentido de citar constantemente a los Santos Padres. Ese tiempo me dejó una riqueza impresionante”, expresó el sacerdote.
Aunque tras el nombramiento del Papa Benedicto XVI el padre Guillermo estaba a punto de regresar a Ciudad Juárez, sí pudo presenciar sus primeras audiencias de los miércoles, donde, asegura, pudo conocer su capacidad de palabra, de reflexión e interpelación.
“Sin duda fue algo que marcó mi corazón”, concluyó el presbítero.
Encuentro lleno de júbilo
El padre Mario Manríquez tuvo la dicha de convivir de cerca con el Papa Benedicto XVI durante la Visita Ad Limina que realizó junto al entonces obispo, don Renato Ascencio León (qepd), el padre Adbo Rohana y Monseñor René Blanco.
“El señor obispo tuvo a bien invitarme como parte de su comitiva, pues yo en aquel tiempo era el encargado de la Pastoral Juvenil. Nos tocó la gracia de saludar al Papa Benedicto XVI en el Palacio de Castel Gandolfo, precisamente donde el papa decidió quedarse cuando presentó su renuncia como sumo pontífice de la Iglesia católica”, explicó el padre Mario.
“Teníamos muchos nervios antes de pasar…nos sudaban las manos … el obispo don Renato, el padre Abdo, estaban igual. Cuando nos dieron el pase me tocó saludar al Santo Padre. Cuando me presentó el señor obispo como encargado de la Pastoral Juvenil, me preguntó el papa, con una voz suave y muy amable, pero con una mirada serena, siempre mirando a los ojos, que qué era lo que hacía en la Diócesis Ciudad Juárez, porque hablaba muy bien en español y lo entendía perfectamente”, dijo.
“Cruzamos algunas palabras y aproveché para darle las gracias por haber mantenido las Jornadas Mundiales de la Juventud, que instituyó san Juan Pablo II. Con gran alegría, recuerdo que me preguntó si yo había asistido a alguna jornada, y yo le respondí que había asistido a dos, una en Roma y otra en Toronto, Canadá”, añadió.
El padre Mario aprovechó ese momento para pedir una bendición por su comunidad, Santa Teresa de Jesús, y se la concedió.
“Fue todo muy breve, muy rápido, pero mientras charlábamos me regaló un rosario que conservó hasta el día de hoy, y que me hace recordar siempre aquel momento”, abundó.
Bendición para juarenses
Igualmente el padre Mario recordó que en el año 2012, en el parque ubicado a un costado de la parroquia Santa Teresa de Jesús, construyeron el ‘Muro de la Piedad’, en el que escribieron los nombres de las personas que habían muerto en la ciudad a causa de la violencia, encomendados a la Madre de Dios, representada con una imagen de la Virgen de la Piedad.
“En el 2013, cuando Benedicto XVI vino a León, Guanajuato, bendijo cerca de 200 rosarios iguales al que me había regalado a mí, y esos 200 rosarios se repartieron con familiares de esas víctimas de la violencia. Fue una manera muy concreta del papa Benedicto quiso estar cerca de los que han perdido a un ser querido aquí en nuestra ciudad. Un gesto hermoso que poca gente conocía”, relató.
Saludo de Año nuevo
La hermana Georgina Onofre, religiosa Misionera de María Dolorosa tiene un hermoso recuerdo del Papa Benedicto XVI, a quien pudo conocer, saludar y escuchar cuando estuvo en Roma, estudiando mariología.
En la misa de Año Nuevo del 2008 fue con un grupo a la Basílica de San Pedro y les permitieron ingresar al templo.
“Estábamos formados en la valla y enseguidita de mí estaba un matrimonio joven de Brasil, con un niñito. Cuando el papa iba caminando rumbo al altar para comenzar la misa, el niño le empezó a gritar ‘¡Papa, papa, papa!’…y entones el papa se enterneció y se salió del cortejo y se dirigió al niño”, recordó la entrevistada.
Como el niño estaba apoyado en uno de los hombros de la hermana Georgina, cuando el papa se acercó para saludar al niño, le tomó su mano y lo saludó.
“¡Y yo estaba ahí!…. fue algo que yo no esperaba, pero alcancé a darle la mano al papa. Él volteó y me vio, sonrió y siguió su camino. No dijo nada, más bien se salió para saludar al pequeñín, pero me toco también a mí. Fue muy providencial, muy bonito porque nos dedicó una sonrisa muy amable, muy hermosa y fue amable conmigo, sobre todo con el niño, pero también vi mi oportunidad y lo tomé y me hizo un gesto bello”, recordó.
Perplejos ante su renuncia
Igualmente la hermana Georgina escuchó al Papa Benedicto XVI en el Congreso Mariológico del 2012, donde el Santo Padre dio el mensaje de clausura.
“No era para todos los concurrentes, solo para los expositores y me tocó también estar muy cerca del papa Benedicto”, dijo con alegría la religiosa que aún se encontraba en Roma cuando Benedicto XVI anunció su dimisión al pontificado, el 11 de febrero de 2013, así como cuando se realizó el Cónclave para elegir al nuevo papa.
“El anuncio nos dejó perplejos. En la facultad les pregunté a mis maestros más ancianos si era posible que un papa dimitiera, y ellos me dijeron que era posible, y que tuviéramos mucha fe, paciencia y esperanza”.
La religiosa cuenta que estando en Roma pudo darse cuenta de todas las cartas que se enviaron en solidaridad al papa Benedicto XVI y uno de sus maestros fue el primero que le envió una carta muy bonita, en la que le agradecía su pontificado y le alababa su valentía al saber hasta cuando podía dirigir la Iglesia.
Igualmente recordó otros episodios no tan gratos, como cuando en la Universidad de la Sapienza, que cada año invita a un personaje al discurso de inauguración del ciclo escolar, la comunidad se puso en huelga al conocer que el invitado era el Papa Benedicto XVI.
“Fue muy triste porque no quisieron que fuera, pero él dijo ‘no vamos a entrar en polémica’ y no fue. Fue prudente y ellos muy groseros. Creo que ese desprecio que le hicieron al papa fue muy sentido por nosotros los católicos, que también se pusieron en huelga de silencio para protestar por este desaire”.
“Creo que fue un papa que tuvo mucho rechazo hacia su persona, pero fue un hombre muy humilde, resistió , fue muy valiente al enfrentar cuestiones difíciles dentro y fuera de la Iglesia. Una persona muy íntegra y muy honesta, además de un hombre de profunda fe”.
Un Maestro para su fe
Cuando era joven y servía en la comunidad parroquial después de mi Confirmación, la figura de San Juan Pablo II me impactaba mucho, en esa edad pues no leía sus mensajes u homilias, era simplemente su presencia, su figura que mi impactaba. Ya una vez en el Seminario, tuve la oportunidad de leer algunos textos de Joseph Ratzinger y me fascinaron.
Muere JP II y yo pensaba ¿quién podría llenar tremendo espacio que dejaba tan grande personalidad?, y guardaba la ilusión que fuera Ratzinger el cardenal electo para ser papa. Y así sucedió.
De JP II me motivaba su presencia sacerdotal, de Benedicto XVI, ya desde que era cardenal, sus escritos me llenaban de fe y esperanza y de amor a la Iglesia y al sacerdocio. Su claridad y profundidad de pensamiento siempre me han hecho crecer en fe y amor a la Iglesia.
Mis trabajos finales de filosofía y de teología los hice sobre el pensamiento de Benedicto XVI.
Como sacerdote todos sus escritos me han seguido acomodando para compartir retiros, ejercicios espirituales y temas de formación.
Estoy seguro que ya está viendo a Aquel a quien siempre se esforzó por servir.
Pbro. Juan Carlos López/ Párroco de San Felipe de Jesús/Director de Radio Guadalupana
En un mundo tan lleno de confusión y falta de sentido, Benedicto XVI fue y seguirá siendo una luz que da claridad y ánimo en el camino hacia Dios. Supo entender por qué es difícil creer en el mundo de hoy, comprendió las dificultades que se presentan para acercarse a Dios y por eso su mensaje tiene tanta fuerza: lleva la luz de Cristo a esos rincones donde pareciera que la fe está ausente o ya no tiene nada qué decirnos, y muestra cómo Dios nos abarca a todos, estemos donde estemos. Quien lee la obra de Benedicto XVI/Joseph Ratzinger, se siente interpelado por una fuerza que estremece la mente y el corazón y lo mueve a una conversión más profunda hacia Dios.
En mi opinión, el legado más importante que deja para la Iglesia son sus enseñanzas, que nos dejó con su vida y sus discursos y escritos. Fue un hombre de un corazón enorme, sencillo, introvertido y humilde, que dio testimonio con su vida del amor de Dios por todos, incluso frente a tantos ataques y prejuicios injustos en contra. Quiso compartir el amor de Cristo de manera particular a través de sus enseñanzas, desde que era profesor de teología hasta llegar a ser Papa, enseñanzas que son un enorme tesoro para la Iglesia y para la humanidad. Tuvo el don de una mente prodigiosa, de las mentes más brillantes en la historia del pensamiento teológico, cuyos escritos seguirán iluminándonos por mucho, mucho tiempo en muchas áreas de la vida y la cultura. Basta leer sus reflexiones para darse cuenta que es un instrumento de Dios para hablarnos e iluminarnos hoy, insisto, estemos en donde estemos.
El Papa Francisco lo expresó de manera bellísima: “Benedicto XVI hizo una teología de rodillas.” Se percibe en su obra una profunda espiritualidad, una unión de mente y corazón llenas del amor de Dios, que nos sacude para atraernos hacia El y ser transformados por su amor.
Arturo Adame Terrazas
“Nunca olvidare el momento en el que el Papa Benedicto XVI pasó enfrente de mí en medio de una multitud de jóvenes católicos que habíamos viajado de todas partes del mundo a verle, era una tarde de verano en la plaza de Madrid. Verlo significaba esperanza, santidad, eternidad, se paró el mundo un momento en el que le ví pasar. Decidí no tomar foto ni grabar el momento, quise guardarlo en mi corazón.
El Papa Benedicto XVI me regaló ese verano la inquietud en mi alma de que lo que hacía no era suficiente, que había más por hacer, más por amar y más por conocer a Dios. Dos años después, Dios me regalo el don de un posgrado en Teología y Ministerio, en la ciudad de Boston, Massachusetts y conocer a Dios a través de teólogos renombrados de Estados Unidos como Gustavo Gutiérrez y Nancy Pineda-Madrid. Gracias a ello conocí más a Dios y aprendí maneras de cómo servirle mejor para una nueva evangelización en su Iglesia y en la vocaciones a las que Dios me llama.
Deseo con fuerza una pronta beatificación para nuestro Papa Emérito Benedicto XVI, para que interceda por nosotros y continúe dándonos el regalo del estudio de la Teología y transformar nuestras vidas para así acercarnos cada vez mas al amor infinito de Dios.
Gracias Papa Benedicto XVI, seguiremos “Arraigados en Cristo, firmes en la fe” –lema de la Jornada Mundial de la Juventud en Madrid en el 2011-
Karina Sandoval Enríquez/ Fundación Católica para la Diócesis de El Paso
Mi experiencia con el Papa Emérito Benedicto XVI ha sido de lo mas lindo y profundo.
Durante su papado tuve la oportunidad de estar con mis grupos en peregrinación cada año en sus audiencias públicas de los miércoles en el Vaticano. En el año 2011, con un grupo de jóvenes de la diócesis, organicé una peregrinación a Italia y a la Jornada Mundial de la Juventud en Madrid, donde tuvimos un encuentro maravilloso con el Santo Padre, que dirigió a los jóvenes palabras sabias sobre la fe y cómo arraigarla en el corazón.
Estoy muy agradecida con Nuestro Señor por haberlo conocido y tener varias experiencias con él, así como por haber recibido su bendición en cada encuentro con mis grupos.
Finna Hernández Cárdenas/Directora General de Peregrinaciones KM