Ana María Ibarra
En estos primeros días del año es necesario para el cristiano recordar que Dios es un Padre amoroso y confiar en su Providencia dejando todo en sus manos.
Así lo compartió el padre Juan Manuel Orona, quien reflexionó sobre la Divina Providencia, que la Iglesia de México celebra el primer día de cada año, así como el primer día de cada mes.
Rasgo de espiritualidad
Hablar de la Divina Providencia, señaló el padre Juan Manuel, es recordar que Dios es un Padre amoroso, que cuida, que guía y por eso se le llama Dios providente.
“Dios es nuestro Señor que nos protege, que es justo, sostiene y acompaña lo que ha creado. Al decir Divina Providencia hablamos de un rasgo de nuestra espiritualidad cristiana católica. Es Dios que crea con amor, con perfección y acompaña siempre a su creación y a sus creaturas, que somos nosotros, creados con amor por Él,”, expresó.
Añadió que en su Divina Providencia, Dios ha creado al ser humano con inteligencia y libertad, y lo hace corresponsable de esa creación.
“Dios nos hace cooperadores y colaboradores de la Creación, es ahí en el ejercicio de nuestra libertad, de nuestros actos de voluntad donde ayudamos al Señor a que la Creación llegue a su perfección, a su belleza plena, con la que él la ha pensado”, dijo.
Agregó que también se da el caso contrario, pues, desafortunadamente, el ser humano puede dañar, obstaculizar o hasta destruir esa Creación hermosa que Dios ha realizado para Gloria suya y para bien de sus hijos.
“De ahí vienen los fracasos, el daño a la naturaleza, a nuestra Casa Común. Dios crea con bondad, pero como nos hace cooperadores, podemos ayudar o desafortunadamente dañar de alguna manera esa obra”, reiteró.
Cómo ser providente
El sacerdote expuso que además de ser colaboradores de Dios, los cristianos son providentes cuando confían plenamente en el Señor.
“Podemos ser providentes confiando mucho en Dios, haciendo actos de fe en nuestra vida, reconociendo que nuestra existencia está en sus manos. Él es nuestro Creador, nuestro Padre, por lo tanto, nos cuida y nos ama. Claro que no es fácil hacerlo en los momentos difíciles de la vida, pero es ahí donde más somos llamados a confiar”, expresó.
Por otra parte, el cristiano puede ser expresión de la providencia de Dios cuando es responsable de otras personas, así como de las tareas y trabajo que Dios le ha encomendado.
“Un papá es providente cuando cuida de su familia, de esposa, de sus hijos, de su casa con responsabilidad, piensa en su alimentación, en su formación religiosa, en que sean personas de bien para la sociedad. Eso es un padre providente a ejemplo de Dios que nos acompaña, nos alimenta y nos guía”, dijo.
Y añadió: “Somos también personas providentes cuando nuestro trabajo lo hacemos con dedicación, con responsabilidad, con espíritu de servicio, no solo para que el lugar en el que trabajamos progrese, sino porque desde ahí cooperamos con el Reino de Dios”.
La Providencia en la Biblia
El padre Juan Manuel compartió pasajes de la Biblia sobre la Divina Providencia.
Un ejemplo son los primeros capítulos del Génesis, que hablan de Dios que crea con amor, con perfección, con armonía, con belleza.
“Ese estribillo de los primeros versículos del primer capítulo del libro del Génesis: ‘Vio Dios que era bueno’, nos permite contemplar su perfección y su belleza en su propia Creación”.
Los Salmos es otro libro que “están salpicados de esta invitación a la confianza en Dios”, dijo el sacerdote; y otro ejemplo es el pasaje profético del libro de Habacuc 3, 17.
“Palabras más, palabras menos, el pasaje dice: aunque no haya vacas en el establo, aunque la vid no produzca uvas, confiaré en el Señor, continuaré a esperar en el Señor mi Dios. Ahí vemos la confianza en su Providencia”.
En el Nuevo Testamento, Jesús, el Hijo de Dios, enseña esa confianza, dijo el entrevistado. Y ejemplificó con expresiones familiares de Jesús en el evangelio de Mateo (6, 25-33): ‘no se preocupen por cómo se van a vestir, qué van a comer, qué van a beber, porque el Padre celestial ya sabe que necesitan todo esto’.
“Jesús nos invita a tener intereses más elevados: preocúpense por el Reino de Dios. Y nos invita a contemplar la naturaleza: vean las flores del campo, vean las aves del cielo, si nuestro Padre cuida de ellas, cuánto más de ustedes que son sus hijos. Ese abandono de Jesús en el Padre es una invitación que nos hace: Dios nos ama, nos cuida y en ningún momento nos va a dejar desamparados”.
Amor cristiano
Para el sacerdote, la confianza en Dios Providente la atestiguan muchas personas que se entregan al servicio del prójimo y dentro la Iglesia.
“Dios es el primero en compartir la vida. Admirablemente Él sabe premiar hasta en pequeños detalles. A veces se tiene un gesto de caridad, de ayuda sincera hacia una persona necesitada y esa misma ayuda llega rápido y multiplicada”, expuso el padre Juan Manuel.
Sin embargo, señaló, no se trata de dar esperando recompensa, porque ahí la intención no es de corazón, sino por un interés.
“Cuando damos de corazón y con alegría es cuando Dios sabe recompensar grandemente. Muchas personas han tenido experiencias de esta Providencia de Dios que, como dice la Escritura, no se deja ganar en generosidad”.
Una celebración cada primer día de mes
El padre Juan Manuel se refirió a la tradición en la Iglesia católica de celebrar la Divina Providencia cada día primero de mes. Dijo que esto tiene su fundamento en la experiencia de Jesús, del pueblo de Israel, de la Iglesia, de los santos, de la piedad popular, que tiene que ver con la confianza en Dios.
“Al iniciar un periodo -como cada mes- queremos expresar la confianza en que Dios nos va a acompañar cada día. Lo hacemos cada mes porque queremos renovar nuestra confianza en el Señor, la cual deseamos que crezca, que dé fruto durante todo el año”.
Igualmente explicó los signos que se emplean en dicha celebración: el cirio, la vela y la bendición del agua, que “son para expresar que Dios es nuestra luz, que sacia nuestra sed, que es nuestra guía”, dijo.
Confiar en Dios
El padre Juan Manuel quiso destacar que en los primeros días del año es oportuno recordar este rasgo de la espiritualidad católica cristiana: la confianza en Dios, Padre Creador.
“Él nos ha creado con amor, nos ha regalado el mundo para que lo cuidemos, nos ha bendecido con familia, con dones como nuestra voluntad y libertad para hacer el bien”.
Por ello invitó a la comunidad diocesana a crecer espiritualmente en la confianza en el Señor, especialmente en momentos de enfermedad, una pérdida, un fracaso o cuando los planes personales son modificados.
“Recordemos esa bella expresión del apóstol San Pedro en su primera carta: ‘deja en el Señor todas tus preocupaciones, porque Él cuida de ti’. Es fácil decirlo, es difícil practicarlo, pero cuanto más se practica, más creceremos en esa confianza en el Señor”, motivó.
Oración a la Divina Providencia
Al inicio de cada mes se puede encender una vela delante de una imagen de la Santísima Trinidad o de la Virgen Santísima y rezar con devoción esta oración:
¡Oh, Divina Providencia!
Concédeme tu clemencia y tu infinita bondad
Arrodillado a tus plantas a ti caridad portento.
Te pido para los míos: casa, vestido y sustento.
Concédeles salud y llévalos por el buen camino
y que sea siempre la virtud la que los guíe en su destino.
Tú eres toda mi esperanza.
Tú eres el consuelo mío, en ti creo, en ti espero y en ti confío.
Tu Divina Providencia se extiende en cada momento,
para que nunca nos falte: casa, vestido y sustento,
ni los santos sacramentos, en el último momento.
Amén.
Recomendaciones para la meditación sobre la Divina Providencia:
-Catecismo de la Iglesia Católica 279-314.
-Evangelio de Mateo 6, 25-33.