Lectio Divina correspondiente 14 de enero de 2024 II Domingo del Tiempo Ordinario… Reflexión y acción de la Palabra de Dios, con la guía de integrantes del Instituto Bíblico san Jerónimo…
Samuel Pérez/IBSJ
- Lectura: ¿Qué dice el texto?
Juan 1, 35-42.
Al día siguiente, Juan se encontraba en aquel mismo lugar con dos de sus discípulos. De pronto vio a Jesús que pasaba por allí, y dijo: -Este es el cordero de Dios. Los dos discípulos le oyeron decir esto, y siguieron a Jesús. Jesús dio media vuelta y, viendo que lo seguían, les preguntó: -¿Qué buscan? Ellos contestaron: -Maestro, ¿dónde vives? Él les respondió: -Vengan y lo verán. Se fueron con él, vieron dónde vivía y pasaron aquel día con él. Eran como las cuatro de la tarde. Uno de los dos que siguieron a Jesús por el testimonio de Juan era Andrés, el hermano de Simón Pedro. Andrés encontró en primer lugar a su propio hermano Simón y le dijo: -Hemos encontrado al Mesías (que quiere decir Cristo). Y lo llevo a Jesús. Jesús, mirándolo, le dijo: -Tú eres Simón, hijo de Juan; en adelante te llamarás Cefas, (que significa Pedro, es decir, “roca”). (Texto tomado de la Biblia de América)
Después de haber leído el evangelio, hagámonos las siguientes preguntas para una mejor comprensión del texto:
¿Con qué nombres aparece Jesús identificado en el relato?
¿Cómo fue el primer encuentro entre Jesús y los dos discípulos que acompañaban a Juan?
¿Quién era uno de los dos discípulos que decide seguir a Jesús?
Al encontrar Andrés a su hermano, ¿qué le dice y qué hace?
¿Qué significa “Mesías”?
Al mirar Jesús a Pedro, hermano de Andrés, ¿qué le dice?
¿Qué significa el nombre “Cefas”? ¿Qué significado tiene que Jesús haya dado este nombre a Simón?
Breve Estudio Bíblico
El Evangelio de este II domingo del Tiempo Ordinario se relaciona la presentación que ha hecho Juan el Bautista de Jesús con el llamado de los primeros discípulos. Se puede discernir que en la medida que se va presentando este llamado, se va revelando quién es Jesús. Jesús es el Cordero de Dios, el Maestro, el Mesías -es decir el Cristo-. Es de resaltar que cuando el Bautista reconoce a Jesús como “el Cordero de Dios”, los primeros discípulos también lo reconocen como el Mesías y deciden seguirle para después animar a que sus compañeros a encontrarse con Él. El evangelio de san Juan es el único que comenta que el Bautista les presenta a sus discípulos a Jesús para que lo siguieran. De modo parecido, Andrés -uno de los dos discípulos- lleva a su hermano Simón para que se encuentre con Jesucristo. Podemos notar que en la obra de san Juan la presencia de Jesús, el llamado a los discípulos y la misión encomendada a éstos provoca el sentir la necesidad de compartir esta alegría con otros y van presentando de tal modo a Jesús que se va recibiendo una auténtica catequesis sobre quién es el Mesías. Jesús mira a Simón, el recién llevado por su hermano Andrés, y lo saluda de una forma especial: Cefas (Petros, petra), “la Roca”. En la tradición joánica este cambio de nombre se refiere a la futura misión de Pedro como pastor de la Iglesia. El Evangelio nos enseña que este proceso de seguimiento que vivieron los discípulos nos ilumina en el nuestro y al irse dando, profundizamos en el conocimiento de la identidad de Cristo y en la nuestra como hijos de Dios. Esto nos aclara que el llamado de Dios a su encuentro es siempre y es hecho en sus propias palabras: Ven y lo verás.
- Meditación: ¿Qué me dice Dios en el texto?
Para profundizar en el Evangelio contestémonos a nosotros mismos, con sinceridad, las siguientes preguntas:
Jesús se da cuenta que lo siguen, se da la vuelta y les pregunta: “¿Qué buscan?”. Hoy esta pregunta te la hace a ti: ¿Qué buscas? ¿Está Dios en aquello que buscas en tu vida?
Juan el Bautista no busca protagonismo al realizar su misión de preparar el camino del Señor. En mi vida y en mi servicio a la Iglesia ¿qué consecuencias puede traer el buscar recibir el reconocimiento de los demás y olvidarse de cumplir realmente la voluntad de Dios?
Los discípulos preguntan a Jesús dónde vive, la respuesta es sencilla y profunda: “Vengan y lo verán”. No se trataba simplemente de conocer la casa donde vivía, sino de estar a su lado en su compañía, de escucharlo. Después comparten la alegría de ese encuentro con sus compañeros: “Hemos encontrado al Mesías”. En tu día a día, ¿dedicas tiempo para ir a Jesús y escucharle por medio de la oración y la lectura de la Sagrada Escritura? ¿Acudes fervientemente a encontrarte con Él en la Santa Misa?
- Oración: ¿Qué le digo a Dios?
Señor Jesús,
infunde en mi corazón la fe del profeta Samuel,
para que en cada momento pueda decir:
“Habla, Señor, tu siervo te escucha”.
La entrega de María Santísima,
para que se cumpla en mí tu Palabra.
Y, como a los discípulos,
concédeme la alegría de encontrarte y de gritar con gran fe:
¡He encontrado al Mesías!
Amén.
- Contemplación:
Para intensificar la contemplación repitamos varias veces un versículo de la Sagrada Escritura durante la semana para que alimente nuestra fe:
«Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad»
(Salmo 39).
- Acción: ¿A qué me comprometo con Dios?
¡Qué alegría vivieron los discípulos al encontrarse con el Mesías!
Propuesta: Hagamos el firme propósito de encontrarnos cada día con el Mesías dedicando tiempo para escucharlo en la oración y conocerlo por medio de la Sagrada Escritura. ¡Qué en tus planes de este nuevo año esté Dios! Aún estás a tiempo de inscribirte en el Diplomado en Sagradas Escrituras y encontrarte con Cristo por medio de su Palabra. Informes al 656 176 6890.
Primera Lectura: I Samuel 3, 3-10
Salmo 39
Segunda Lectura: I Corintios 6, 13-15. 17-20
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