Ana María Ibarra
Procedentes de dos Estados distintos, Chihuahua y Tamaulipas, Lidia Román y Norberto Soto se conocieron en Nuevo León, durante sus estudios de maestría. La amistad surgió desde el primer día de clases, sin embargo, ninguno de los dos sintió interés por el otro.
“En un principio era solo una amistad. Un día en el chat, él me cortó la comunicación, y sentí algo feo, pero me dijo que tenía que ir a hora santa. Ahí me llamó la atención”, recordó Lidia.
Norberto vivía frente a un templo e iba todos los jueves a la Hora Santa. Después de platicar sobre su amor a la Eucaristía y sus servicios parroquiales, Norberto y Lidia comenzaron a ir a misa y a hora santa juntos, siendo únicamente amigos.
“Ahí inició el interés, al conocer que su prioridad era acudir a la iglesia, me llamó la atención que tenía en el centro a Cristo”, añadió Lidia.
Después de un tiempo, Lidia y Norberto iniciaron un noviazgo y continuaron yendo juntos a misa y hora santa.
Durante unas vacaciones, la pareja pasó unos días en Ciudad Juárez, con la familia de Lidia, y para entonces habían ya estado hablando de matrimonio.
“Él sabía que era muy importante para mí ir al Santísimo y domingo antes de la misa de doce, en la parroquia Nuestra Señora del Carmen, llegamos 15 minutos antes para entrar a la capilla, ahí ante el Sagrario me dio el anillo de compromiso”, compartió Lidia.
Matrimonio ante el Santísimo
Fue en esa parroquia donde la pareja contrajo matrimonio y actualmente radican en esta ciudad.
“Ha sido muy importante para nuestro matrimonio fincar nuestra relación en Cristo, porque lo difícil y los problemas se hacen fácil y encontramos la solución. Desde antes de conocernos cada uno tenía cercanía con Dios y al Santísimo”, compartió Norberto.
Añadió que se siente agradecido porque todo en su vida ha sido gracia de Dios.
“Haber conocido a Lidia fue resultado de mis oraciones frente al Santísimo. Cada jueves en la hora santa le pedía encontrar una buena mujer, que le gustara estar con Dios. Estar con ella e ir a hora santa juntos es muy gratificante y muy bello”, señaló Norberto.
Por su parte, Lidia recordó que en una jornada vocacional ante el Santísimo escribió una carta pidiendo a Dios un hombre de buen corazón para formar una familia.
“Todo estaba planeado por Dios. Justo fue en una hora santa que lo pedí y por una hora santa comencé a verlo con otros ojos, no sólo de amistad”, añadió Lidia.
Lidia y Norberto invitaron a los jóvenes a hacer el esfuerzo e ir a la Hora Santa, a pesar del cansancio.
“Pasar una hora con el Señor sacramentado hace que descanses física y espiritualmente, Él te escucha y verás la recompensa en la vida. Vale la pena ir y darle gracias por la jornada, por el día a día, y exponerle las situaciones. Estar ahí se refleja en tu vida, quizá no en ese momento, pero así será”.