Participar de la Hora Santa y estar ante el Santísimo Sacramento ayuda al crecimiento espiritual de quienes la viven con amor y devoción, explica el padre Jaime Melchor en esta reflexión…
Ana María Ibarra
La adoración al Santísimo Sacramento se realiza dentro de la Iglesia desde que Jesucristo instituyó la Eucaristía, el Jueves Santo. Los primeros cristianos llevaban la Eucaristía a los enfermos, y a lo largo de los siglos se ha realizado la adoración a Jesús Eucaristía.
Así lo explicó el padre Jaime Melchor, asesor de Adoración Nocturna, quien agregó que que después de los milagros eucarísticos, tomó más fuerza la adoración al Santísimo.
Una manera de adoración a Jesús Eucaristía es en la Hora Santa, sobre la cual el padre Jaime comparte una reflexión.
¿Qué es?
“Para nosotros es común escuchar de la Hora Santa, pero no todos los fieles lo tienen claro. Lo puedo describir de manera muy sencilla: es un momento especial para estar con Jesucristo Sacramentado (Jesús en la hostia consagrada)”.
Como una extensión de la Santa Misa, la Hora Santa es también una expresión de nuestra fe en la presencia real de Jesucristo en las Sagradas especies, agregó el sacerdote.
“Es también un momento de adoración, es decir, de reconocer a Cristo como Dios verdadero ahí presente; de reparación, pedir perdón por los pecados que cometemos sobre todo contra este Santísimo Sacramento; de oración y, como decimos en la Adoración Nocturna, es un tiempo de audiencia privada con el Rey de reyes”.
Exhortación en Getsemaní
Haciendo memoria del momento de la oración sacerdotal de Jesús en el huerto, el padre Jaime señaló que la Hora Santa quiere repetir ese momento para acompañar al Señor precisamente en su dolor expiatorio de la Pasión en donde él oró por la humanidad en el momento más crucial de su vida.
“La Hora Santa es vivir la exhortación hecha a sus discípulos: “Velen y oren”, y las palabras a Pedro y los otros apóstoles: “Quédense aquí conmigo y oren”. Por otra parte, recordando que le reclamó a ellos el Señor mismo: ¿No han podido velar ni siquiera una hora conmigo?”
Asimismo, dijo el sacerdote, es también un momento de reparación por las tantas ofensas que recibe en este Sacramento.
“Es un rito que se tiene de muchas maneras para corresponder al amor de Jesús que está presente y se quiso quedar con nosotros, como lo hacemos el Jueves Santo que se adora y se van haciendo turnos de adoración para que los feligreses agradezcan a Dios por este misterio”.
Sanación y renovación
Participar de la Hora Santa y estar ante el Santísimo Sacramento ayuda al crecimiento espiritual de quienes la viven con amor y devoción.
“Es un momento especial para estar con Jesús Vivo. Él está todo completo ahí, su cuerpo y su sangre, su alma y su divinidad. Nos ayuda a crecer en la humildad, al contemplarle y adorarle. ¡Es todo Dios hecho pan, humilde!
Estar arrodillado ante su presencia, agregó el padre Jaime, es garantía de recibir gracias especiales y vencer al pecado.
“El Señor nos ofrece ahí: Sanación; purificación; renovación. Como a los enfermos que le pedían humildemente salud, Él mismo extiende su mano y nos da sanidad. Purifica el corazón, pues estamos ante su Corazón, que es el océano infinito de la Misericordia. Nos renueva en las virtudes, pues Él es la fuente de todas las virtudes. Y en consecuencia nos va dando la santidad”.
También en muchas ocasiones da la salud física y la confianza, perseverancia y fortaleza espiritual, señaló el sacerdote.
“Nos comunica su sabiduría, porque el diálogo es de corazón a Corazón. Jesús hace posible que tengamos los mismos sentimientos suyos. En la medida en que estás con el Señor vas adquiriendo sus mismos sentimientos”, explicó.
Llamados a responder a Jesús
El padre Jaime hizo una extensa invitación a la comunidad diocesana a reconocer a Jesús y su gran misericordia al quedarse entre nosotros en su Cuerpo y Sangre.
“Reconozcamos con humildad y pedir perdón por aquellas faltas que hemos tenido contra el Señor Jesús al no reconocerlo en nuestra vida como cristianos. Aprovechemos esta fiesta hermosa de Corpus Christi para mostrar nuestra devoción, afecto y agradecimiento a Jesús por haberse quedado entre nosotros, alabarle y bendecirle siempre”, exhortó.
Otra invitación que el entrevistado hizo fue estar una hora diaria con el Señor, en el Santísimo Sacramento.
“Si bien no siempre es posible asistir presencialmente, tenemos a través de las redes sociales plataformas digitales en las que podemos tener acceso a capillas de adoración perpetua on line. Esto es un regalo. La hora se pude realizar en periodos de 15 minutos durante el día, esto es cuando no se puede hacer en el templo”, finalizó.
Siete consejos para
vivir la Hora Santa.
1.En primer lugar: Tener conciencia ante Quién estamos: Es Jesucristo Vivo, en persona. Adorarle (postrado; de rodillas, por ejemplo. Si es posible).
- Disposición interior y exterior: que no haya distracciones (celular; pláticas, etc.). Pedir al Espíritu Santo tal disposición interior. Pedir el espíritu de oración y adoración. Pedir la intercesión de Nuestra Madre Santísima para aprovechar este tiempo especial.
- “Saborear” la Palabra del Señor que se lee: escuchar y meditar. Generalmente se tiene meditación de la Palabra.
- Es muy importante alabar con cantos, pues ello expresa la fe y lo que tenemos en el corazón.
- Procurar el silencio en momentos, para que el Señor nos hable. Contemplar a Jesús. Hay momentos en que es necesario callar. Santa Teresa de Jesús decía que estar en adoración es estar delante de quien nos ama y muchas veces no es necesario decir nada.
- Oración de intercesión por las necesidades del mundo y las propias. Cuando oramos e intercedemos por los demás, hacemos lo que Jesús hizo en el Huerto de los Olivos.
- Orar con gratitud y bendiciendo al Señor por el tiempo que nos concede estar frente a Él. Por estar en audiencia privada con Él.