- Desde esparcir las cenizas en diversos sitios o dividirlas entre familiares, hasta los llamados ecofunerales, son nuevas prácticas en la disposición de los difuntos…sacerdote nos explica lo que es acorde a nuestra fe.
Jaime Melchor Valdez/ Formador del Seminario
Inquietud por la Ecología
En las recientes décadas ha habido un despliegue favorable en protección del medio ambiente, así como una necesidad de revisión a conciencia del cuidado de este. Por ejemplo, asociaciones y empresas dedicadas a la enseñanza del reciclaje, del uso de desechos orgánicos para poder mantener un sano equilibrio y retroalimentación de la naturaleza del suelo, el agua, la atmósfera, y lo que se contiene (minerales, etc.). El tema quizá más polémico ha sido el uso de plástico y sustancias químicas cuya biodegradación es prolongada y en su proceso dañan el suelo, el agua y consecuentemente las plantas y al ser humano.
Los Eco-funerales
En esta conciencia ecológica, también las empresas funerarias han diseñado proyectos para poder contribuir al cuidado de la ecología. Así, han surgido los llamados “funerales ecológicos o eco-funerales”. ¿Qué son? Son una alternativa relativamente novedosa con opciones distintas a las tradicionalmente utilizadas: inhumación o sepultura, cremación y conservación en una cripta. Así, se utilizan canastillas en lugar de ataúdes, o ataúdes de madera certificada y sin barnices tóxicos, incineración sin tóxicos, urnas biodegradables, utilización de tanatorios con gestión ambiental, utilización de flores procedentes de cultivos ecológicos, etc. En fin, el objetivo es contribuir a la mejora ambiental, y seguir creando una conciencia ambiental. Son una alternativa para destinar el cuerpo o los restos de un difunto de una manera ecológica o contribuyente a la mejora del medio ambiente. Cabe señalar que existen al menos 9 principios en la celebración de un eco-funeral que hacen referencia al no uso de materiales no biodegradables y en cambio la utilización o incorporación de materias primas que sean propias de la región (como las flores de temporada), así como evitar emisiones contaminantes (tener el menor uso de vehículos).
Sin embargo, hay ideas que no solamente hacen referencia al cuidado del medio ambiente, sino también a una manera “más viva” del retorno a la naturaleza, como es la muerte y la profundidad simbólica que representa, según afirman quienes promueven los “eco-funerales”.
Se han desarrollado distintas ideas: Por ejemplo, “los cementerios naturales”, donde el cuerpo del difunto se envuelve en un sudario de fibras naturales, y colocado directamente en la tierra, se tapa y sobre el se siembra alguna o varias plantas autóctonas. Están las “cremaciones no contaminantes”, a través de la congelación química con nitrógeno líquido al cuerpo, o la hidrólisis alcalina.
Hay consideraciones y argumentos
Por ejemplo, un investigador químico y una persona empresaria en el sector funerario afirman:
-“Tanto la sobrepoblación como la falta de espacio para las inhumaciones o entierros y la alta cantidad de contaminantes que se vierten en los suelos y en la atmósfera y aguas son excesivamente contaminantes”.
-“Los materiales utilizados en los ataúdes (los barnices, pinturas y metales que se aplican), dañan el suelo. Por otro lado, porque la mayor parte de los compuestos orgánicos pasan a la tierra y encuentran la manera de viajar por el suelo y contaminan los terrenos. Desde el suelo, los compuestos acceden a los mantos freáticos y contaminan el agua”.
Dicen también: “En caso de preferir una exhumación, los componentes químicos, como el mercurio, afectan a la atmósfera causando contaminación al aire significativa”.
Se afirma en torno a la incineración: “En México aún se utilizan compuestos químicos en los cuerpos que se incinerarán o enterrarán que son altamente cancerígenos, como el formaldehído, los cuales se han dejado de usar en Europa”.
Opinión personal
Hemos de considerar que es gravemente urgente que el medio ambiente haya de ser preservado, y la prolongación de la vida de la tierra, las plantas y la atmósfera tiene mucho qué ver con nuestra responsabilidad ecológica: Higiene, disciplina en el uso de ciertas sustancias, etc. Me parece interesante y admirable la creatividad, búsqueda e ingenio de las empresas funerarias para contribuir a la ecología. En lo referente al cuidado del medio ambiente, hemos sido instruidos con una bella encíclica del Papa Francisco: “Laudato si´” (Alabado seas), Sobre el cuidado de la casa común. Me llama la atención que inclusive el Papa alude a una conversión ecológica (Cfr. 216-221). Obviamente todo ello conlleva entender que somos seres en continua relación no solo entre nosotros, sino con las demás creaturas. Hay una relación profundísima y vital: “Nuestro propio cuerpo está constituido por los elementos del planeta, su aire es el que nos da el aliento y su agua nos vivifica y restaura” (LS 2).
Sin embargo, se ha de recordar que la persona humana, lleva la impronta de ser imagen y semejanza de Dios. El acontecimiento de la muerte para nosotros no queda en una mera reducción material del cuerpo a cenizas, sino que nuestra alma, que es inmortal, se unirá al final de los tiempos con el cuerpo, que resucitará glorioso. Además, no olvidemos que somos templo vivo del Espíritu Santo, y en este aspecto de nuestra existencia los restos siempre merecerán un piadoso respeto. El depósito de las cenizas o los cuerpos de los difuntos en el ámbito cristiano siempre han tenido un realce desde los primeros tiempos del cristianismo: Las catacumbas, cementerios consagrados, las criptas… Y todo ello con una alusión evidente a la Resurrección de Cristo, no a la simple descomposición de la corporeidad y a la unión de los elementos minerales, químicos, etc., con la naturaleza y demás elementos del medio ambiente, como manejan las funerarias ecológicas. Por ello, también la Iglesia nos ha instruido sabiamente en el respeto a las cenizas de nuestros difuntos.