Mons. J. Guadalupe Torres Campos/ Obispo de Ciudad Juárez
Les saludo con mucha alegría. Un domingo hermoso y también muy significativo: Día del padre, ¡Muchas felicidades! les abrazo y les bendigo de corazón. Es una vocación importantísima participar de la paternidad divina, un don maravilloso. Deseo que sean buenos padres, a ejemplo de Dios Padre y en este año, a ejemplo de san José, un padre amoroso por excelencia ¡Felicidades, papás!
Vida difícil
Domingo XII del tiempo ordinario. Hoy el evangelio de San Marcos nos plantea las dificultades y desafíos de la vida. Quisiéramos que todo fuera bonito, placentero, no tener problemas ni enfermarnos, pero la vida no es así. Hay desafíos y retos, hay dificultades, y también en la fe, en nuestra respuesta a Dios, hay pruebas y momentos difíciles. Por eso hoy san Marcos nos plantea estos momentos difíciles, para que reaccionemos positivamente sobretodo con una respuesta de fe y confianza en Dios.
Jesús les dice a los apóstoles: “Vamos a la otra orilla del lago”. Jesús andaba con discípulos que eran pescadores, y ya en el lago, dice el texto, “se desató un fuerte viento que asustó a los discípulos… se llenaron de miedo”. Así nos pasa en la vida: nos adentramos en la vida al trabajo, la familia, el matrimonio, mi iglesia… nos adentramos en el lago de la vida, la naturaleza, los hijos, la convivencia eclesial y nos encontramos con los vientos fuertes que nos incomodan, nos interpelan, nos asustan y dan miedo, ¿Y cuál es nuestra actitud? Dice San Marcos: le reclaman a Jesús “Maestro, ¿no te importa que nos hundamos?” …la desesperación y el miedo nos pueden cegar y entonces reaccionamos con desesperación, con reclamos, no sabemos qué hacer, nos vemos perdidos en el lago de la vida.
A veces le reclamamos a Dios, y Dios como Padre entiende hasta cierto punto estos reclamos. Pero Jesús mantiene la calma, tranquilo se despertó, y lo primero que hace es reprender al viento diciéndole: “¡Cállate, enmudece!”. Lo primero que Jesús hace es dar calma, dar tranquilidad, luz y paz ante los problemas. Percibamos, descubramos la presencia de Dios, de Cristo, en nuestra vida, pues en esos momentos difíciles ahí está el Señor que nos calma, nos acompaña, nos ayuda a tranquilizar esos momentos difíciles.
Jesús, con poder y autoridad lo puede. Por eso le decimos: ‘Señor, traigo muchos ruidos, mucho miedo en mi corazón’; por eso le pedimos: ‘Señor, dame tu paz, tu tranquilidad’. Todos tenemos esos momentos de desesperación. Nos desesperamos, no hallamos qué hacer, pero ahí está Dios con nosotros, no nos deja, nos da su amor, está con nosotros.
Fe y esperanza
Pero también en segunda parte cuestiona nuestra fe con una pregunta ¿Aún no tienen fe? Jesús reclama la fe de sus discípulos ¿Cómo anda mi fe? ¿Confío en Dios? A veces nos da la impresión de que nuestra fe pudiera estar tibia y tambaleante, necesitamos fortalecernos. Podemos decir: Señor, aumenta mi fe, pero también trabajar en tenerla, demostrar mi fe confiando plenamente en el Señor; los problemas no desaparecerán y vendrán otros, lo importante es decir ‘Creo en ti, Señor’, en tu amor, en tu presencia y cercanía.
Por eso decimos en la antífona de entrada “El Señor es la fuerza de su pueblo”. Creo en tu fuerza, en tu Palabra, eres mi defensa y mi salvación…¡aumenta mi fe!…debemos implorarle: ‘Señor, que confíe cada vez más en ti’. Y al mismo tiempo con el salmo responsorial, darle gracias a Dios.
Hoy insistimos, y el Papa lo dice en la Eucaristía, es importante volver a la presencia de la Eucaristía, ¡todos! Allí está el Señor, escuchar su Palabra, alimentarme de Él.
San Pablo, en la carta a los corintios dice algo muy hermoso: “El amor de Cristo nos apremia”, el grande amor que Cristo nos tiene… y afirma algo muy importante: -reflexiónalo, compréndelo y vívelo- : “El que vive de acuerdo a Cristo, es una creatura nueva”. Vivir de acuerdo a Cristo. Soy bautizado, discípulo del Señor, ¡Pues vive de acuerdo a Cristo! porque Cristo es el hombre nuevo por excelencia al cual yo tengo que seguir.
Queridos hermanos, hoy Jesús nos pregunta sobre nuestra fe ¿Aún no tienen fe? Creo que sí tenemos fe, pero hay que vivirla, pedir la fortaleza, confiar mucho en su presencia que nos calma y transmitamos esa fe, prediquémosla con nuestro ejemplo y nuestro testimonio.
La bendición de Dios Todopoderoso Padre, Hijo y Espíritu Santo esté con todos ustedes. Buen domingo