Lectio Divina correspondiente al 27 de junio, Domingo XIII del Tiempo Ordinario … Reflexión y acción de la Palabra de Dios, con la guía de integrantes del Instituto Bíblico san Jerónimo…
Jorge Sánchez/ Instituto Bíblico San Jerónimo
Marcos 5, 21-43
Al regresar Jesús a la otra orilla, se le aglomeró mucha gente mientras él permanecía junto al lago. Entonces llegó uno de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo. Al ver a Jesús, se echó a sus pies y le suplicaba con insistencia, diciendo: –Mi niña está agonizando; ven a poner las manos sobre ella para que sane y viva. Jesús se fue con él. Mucha gente lo seguía y lo apretujaba. Una mujer que, padecía hemorragias desde hacía doce años, y que había sufrido mucho con los médicos, que había gastado todo lo que tenía sin provecho alguno y más bien había empeorado, oyó hablar de Jesús, se acercó por detrás entre la gente y tocó su manto. Pues se decía: «Si logro tocar, aunque sólo sea su manto, quedaré sana». Inmediatamente se secó la fuente de sus hemorragias y sintió que había quedado sana. Jesús se dio cuenta en seguida de la fuerza que había salido de él, se dio vuelta en medio de la gente y preguntó: –¿Quién ha tocado mi ropa? Sus discípulos le contestaron: –Ves que la gente te está apretujando ¿y preguntas quién te ha tocado? Pero él miraba alrededor a ver si descubría a la que lo había hecho. La mujer, entonces, asustada y temblorosa, sabiendo lo que le había pasado, se acercó, se postró ante él y le contó toda la verdad. Jesús le dijo: –Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz; estás liberada de tu mal.
Todavía estaba hablando cuando llegaron unos de casa del jefe de la sinagoga diciendo: –Tu hija ha muerto; no sigas molestando al Maestro. Pero Jesús, que oyó la noticia, dijo al jefe de la sinagoga: –No temas; solo ten fe. Y sólo permitió que lo acompañaran Pedro, Santiago y Juan, el hermano de Santiago. Llegaron a casa del jefe de la sinagoga y, al ver el tumulto, unos que lloraban y otros que daban grandes gritos, entró y les dijo: –¿Por qué este tumulto y estos llantos? La niña no ha muerto; está dormida. Pero ellos se burlaban de él. Entonces Jesús echó fuera a todos, tomó consigo al padre de la niña, a la madre y a los que lo acompañaban, y entró a donde estaba la niña. La tomó de la mano y le dijo: –Talitha kum (que significa: Niña, a ti te hablo, levántate). La niña se levantó al instante y se puso a caminar, pues tenía doce años. Ellos se quedaron totalmente admirados. Y él les mandó con insistencia que nadie se enterara de lo sucedido, y les indicó que dieran de comer a la niña. (Texto tomado de la Biblia de América)
Meditar la Palabra
Después de haber leído el texto del evangelio y para una mejor reflexión hagámonos las siguientes preguntas:
A Jesús lo busca uno de los jefes de la sinagoga ¿Cómo se llamaba?
Antes de ir a casa de Jairo Jesús es tocado por una mujer con la esperanza de ser sanada ¿Qué enfermedad padecía?
Jesús solo permite que le acompañen a casa de Jairo tres de sus discípulos ¿Quiénes son ellos?
¿Qué ordena Jesús después de haber revivificado a la hija de Jairo?
Breve Estudio Bíblico.
La primera lectura (del libro de la Sabiduría) nos recuerda el Génesis; Dios nos creó a imagen de su propio ser y fuimos creados para la eternidad. Algo en lo que casi no reflexionamos los católicos es en nuestra eternidad, pareciera que desconocemos tan grande don que nos regala nuestro creador. Concientizarnos de nuestra eternidad puede cambiar en mucho nuestras decisiones, nuestra vida. Pablo nos invita en la Segunda Carta a los Corintios a la caridad; para las primeras comunidades la solidaridad era algo importante ya que ellos buscaban la equidad. Pablo no les exigía que se desprendieran de sus posesiones, más bien que compartieran de lo que tenían en abundancia, este llamado es hoy vigente y se hace necesario ante la desigualdad social y falta de oportunidades de nuestros semejantes, algunos olvidados y mucho discriminados por su pobreza.
El Evangelio de Marcos (el más antiguo de los cuatro) nos presenta dos milagros que tienen por objetivo mostrar el poder de Jesús e instruir sobre la fe. Los dos prodigios mostrados se deben a la fe firme; tanto sencilla como es la de la mujer o probada como la de Jairo, jefe de la sinagoga. Jesús muestra que es capaz de curar y resucitar, revelando así el Reino como destrucción del dolor y la muerte. También Jesús se muestra como un catequista que ayuda a pasar de la fe “mágica” a la fe verdaderamente cristiana. Cuando la hemorroisa es sanada, Jesús la busca con el interés de crear una relación personal entre Él y la mujer que curó. Desea que ella lo siga a Él y que su fe no se quede solo en una búsqueda de un milagro. El Señor establece un diálogo personal con la mujer e incluso la llama con cariño “hija”, creando así una relación con él como su salvador. A Jairo Jesús le pide que profundice más en su fe; ya no se trata de sanar su hija, pues esta ha muerto, se trata de revivificarla, de que recupere la vida. Esta acción es el centro de su obra: resucitó y nos resucitará.
- Meditación: ¿Qué me dice Dios en el texto?
Hagámonos unas preguntas para profundizar más en esta Palabra de Salvación:
Cuando busco ayuda de Jesús, ¿lo hago solicitado de él algo “mágico” o primero establezco una relación personal con él y después solicito su misericordia, su piedad?
¿Estoy consciente que al igual que la mujer, si entablo una relación personal con Jesús me tratará como su hija, como su hijo?
¿Siento que la invitación de solidaridad del Apóstol Pablo a la comunidad cristiana primitiva de Corinto es actual y vigente para mí?
- Oración: ¿Qué le digo a Dios?
Señor Jesús, ayúdame a fortalecer mi fe,
ayúdame a no buscar la magia de tu poder
ayúdame a buscarte a ti,
a buscar tu misericordia y tu piedad.
Señor Jesús, que comprenda que tu Reino es aquí y ahora
que comprenda que debo trabajar para que el Reino florezca en mí
que mi corazón se abra al necesitado y olvidado
que comparta con ellos tu amor y tu misericordia.
Amén.
- Contemplación
Para la contemplación podemos repetir varias veces un versículo de la Sagrada escritura para que entre e ilumine nuestro corazón.
«No temas; solamente ten fe» (Mc 5, 36)
Hagamos el propósito de repetir este versículo durante la semana.
- Acción: ¿A qué me comprometo con Dios?
Esta semana la liturgia de la Palabra a través del evangelio de Marcos nos trata de mostrar el poder de Jesús y el poder de la fe. La primera lectura nos llevó a la reflexión de sobre el don de la eternidad y San Pablo nos invita a la caridad cristiana. Esto implica tomar una acción en nuestra vida que nos distinga como verdaderos cristianos.
Propuesta: Esta semana buscaré en su Palabra un diálogo, una relación personal con Jesús. Debe ser un diálogo que le haga sentir ese trato personal como el de una hija, como el de un hijo. Trataré también de seguir la recomendación de San Pablo: compartir de lo que tengo en abundancia, compartir mis dones con los olvidados y necesitados; con los desprotegidos y más débiles. Nuestra diócesis nos convoca a participar del programa “Todos en la Misma Barca”, recuerda que compartir es una forma de amar.