Si hemos venido hablando de tantos valores como han sido la alegría, el coraje, la sencillez, la creatividad, la prudencia, todo eso es la familia. Es la escuela, tanto a nivel Iglesia como a nivel sociedad, que nos forma en todos esos valores.
Los saludo con alegría y con generosidad, como fue el tema anterior. Tenemos que tener una iglesia diocesana generosa, alegre, entusiasta y hoy quisiera tocar el tema importantísimo, todos son importantes, pero el tema que hoy tenemos que reflexionar es sobre la familia.
La familia es un tema de mucha actualidad, que a nivel pastoral y social a todos nos preocupa como Iglesia. Los documentos los últimos dos sínodos, el extraordinario y el reciente, toca el tema de la familia con todos los desafíos que debe de afrontar, todas las circunstancias del mundo moderno a las cuales se tiene que o enfrentar o adaptar o responder. Incluso puede también la sociedad, los gobiernos están preocupados y también ocupados en ver por la familia, rescatar la familia.
La familia, nos dice el papa Francisco, es un espacio donde nos sentimos amados y aceptados, donde a pesar de cualquier cosa, circunstancia, por difícil que pueda ser, sabemos que nos quieren y nos protegen. De ahí la importancia de la familia.
La familia es unidad, la familia es amor, la familia es solidaridad, la familia es diálogo, la familia es vida, la familia es respeto, la familia es todo, la familia es la base… si hemos venido hablando de tantos valores como han sido la alegría, el coraje, la sencillez, la creatividad, la prudencia, todo eso es la familia: es la escuela, tanto a nivel Iglesia como a nivel sociedad, que nos forma en todos esos valores.
En el mundo entero las familias tienen diversas formas y costumbres, pero en el fondo todas las familias tienen el sustento del amor: el amor de la familia, el amor de los esposos, del hombre y la mujer, el amor de los hijos, de los hermanos, que pueden ser tan distintas por cultura, por regiones, pero la familia es insustituible. Desde la fe, por revelación, por derecho natural, la familia es una estructura insustituible.
Unas frases del papa en relación a la familia nos dicen que ‘en el hogar familiar, la persona se integra natural y armónicamente a un grupo humano, superando la falsa opción entre individuo y sociedad’.
La familia es la que da integralidad al ser humano. Entre dos extremos la familia está en el centro. La familia es la cohesión a la sociedad, la cohesión, en ese sentido, es la misma Iglesia.
La familia, dice el papa, ‘nos hace creer contra toda desesperanza y derrotismo que una convivencia basada en el respeto y en la confianza es posible’. Hablamos mucho del respeto, de la confianza y la ayuda mutua, y en la familia encontramos o podemos encontrar estas fuerzas, estos valores. Sigue diciendo el papa:
«En la familia la palabra vale por la persona que la dice y todos tienen voz»
Otras frases del papa son: ‘la familia debería contagiar al mundo con su amor’… y aquí tenemos que luchar, tenemos que trabajar mucho todos, todas las instancias, por la familia.
Como experiencia, yo que tengo una familia grande, somos quince hermanos, mis papás, mis tíos, mis primos, la familia grande, y cuando nos juntamos ¡qué hermoso es!, qué experiencia tan bella juntarnos la familia y jugar, dialogar, cantar, compartir los alimentos, ser solidarios en las alegrías, y también en los momentos difíciles, en la enfermedad, en un problema, un difunto en la familia. La familia nos sostiene, es mi experiencia, y la experiencia de muchas de nuestras familias.
La familia es la base, es la fortaleza, por eso este tema tan importante debemos de revalorarlo y defenderlo como cristianos, como católicos, defender la familia, la integridad de la familia, la unidad de la familia. El papa nos invita y dice: ‘es importante animar a las familias a que cultiven relaciones sanas entre sus miembros, a que sepan decirse unos a otros perdón, gracias, por favor’…
Vemos que la familia se ve afectada, lastimada por muchos pensamientos contrarios al proyecto de Dios, también vemos como a veces la comunicación no es tan buena en la familia, porque ya se sustituye la unidad y la convivencia por el Internet, por el teléfono celular, por la televisión o por otras cosas que dañan y nos aislamos, y cada quien su mundo. Son peligros que están dañando a nuestras familias, por eso el papa nos dice puntualmente que tenemos que cultivar relaciones sanas y fuertes entre los miembros. Ahí entra el diálogo, la aceptación, gestos y palabras amables tan profundos como el perdón, tener la valentía de decir ‘perdóname’ y dar perdón… o el ‘gracias’. A veces pedimos algo y ya se nos olvida decir gracias. En una familia tenemos que aprender a pedir las cosas por favor y decir gracias… cosas tan sencillas, ¿qué nos cuesta hacerlo? ¿qué nos cuesta disfrutar la grandeza del amor familiar?.
En todos los sentidos, en todas las culturas pongamos todo el empeño y dedicación por la familia. Por eso en la familia es donde comienzan a formarse las personas que después serán parte importante de la sociedad; en la familia se forman, en la sociedad trabajan. Necesitamos buenas familias, buenos hijos de familia, buenos ciudadanos en la sociedad. Es importante que la relación de los niños con los abuelitos se fortalezca, con los tíos, con las personas mayores. El papa ha insistido mucho en que debemos de atender a los mayores, a los ancianos y que no son objeto de desecho. Hay que integrar en la familia a los mayores con respeto y eso hay que formar en los niños.
Que la Pastoral Familiar se fortalezca en nuestra diócesis y todos los que tienen que ver con la pastoral familiar, sobre todo las parroquias… que todos los hombres y mujeres de buena voluntad nos unamos en la fe, en los valores propios de la persona humana. Que sepamos trabajar siempre a favor de la familia: la familia de carne, la familia de la diócesis que somos todos y cada uno de nosotros. Me despido, les saludo y les bendigo en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén