Pbro. Eduardo Hayen Cuarón/ Director de Presencia
Según el ideal que tenga una nación de lo que es y debe ser un ser humano, así será su educación. Mucha polvareda ha levantado la nueva escuela mexicana con los libros de texto para este año escolar. No es para menos. Este proyecto educativo plantea introducir una visión nueva del hombre, de la familia y de la sociedad. Cuando uno revisa los nuevos libros de texto de la Secretaría de Educación Pública, se descubre rápidamente ese tipo de hombre que se quiere formar: el hombre revolucionario que lucha por abolir las clases sociales y la familia natural.
Derechos y exigencias
Desde primero de primaria se les inculca a los niños que ellos tienen derechos: a decir lo que piensan sin sentirse rechazados, a jugar, descansar, a que sus padres les compren sus juguetes, a vivir sin que nadie los maltrate, a que se les respete su identidad. En cada grado escolar se remarca el tema de que los niños tienen derechos y más derechos. Pero, ¿dónde quedan los deberes, las obligaciones, el aceptar la corrección, el sacrificio y la obediencia a los padres de familia? Se les adiestra para la exigencia y la confrontación. Educar sólo en base a derechos que se deben reclamar es colocar las bases para que los hijos se vuelvan desafiantes hacia sus padres. Desde pequeños se entrenan para una convivencia conflictiva que más adelante puede llevar a una infelicidad social.
Ideología de género
Este modelo educativo permite que los niños exploren preferencias sexuales diversas a la que corresponde a su sexo biológico, y además favorece la moda transgénero. Los libros muestran una distinción entre sexo biológico y género, el cual es la manera en que cada niño se autopercibe. Cito el libro de sexto de primaria: «La identidad de género es la percepción y experiencia individual de género con la cual se identifica una persona. Puede coincidir o no con el género asignado al nacer y es independiente de la orientación sexual del sujeto; por ello es una autoidentificación que no puede ser atribuida a otros. Asimismo cabe mencionar que es privada e interna, la única manera de saber cuál es la identidad de género de una persona es preguntársela».
Algunos de los libros contienen imágenes abiertamente de amor homosexual, lo que seguramente confundirá a los niños, como en el libro «Nuestros saberes» de quinto año. Pero también se les adoctrina en una percepción falsa de la realidad: «puede ocurrir, y es válido, que una persona no se sienta identificada con el género que se le asigna al nacer», dice uno de los libros de segundo grado. Si a esta confusión de la propia identidad sexual sumamos la conciencia de los derechos sexuales que deben exigir los niños, tenemos el adiestramiento perfecto para que los niños vivan desarraigados de su realidad biológica y en las familias se establezca una situación de conflicto.
Neo marxismo
«Un libro sin recetas» es el manual de los maestros para cada grado escolar. En ellos abiertamente se quiere entrenar a los maestros en la ideología marxista. Con claro lenguaje tomado de algún partido comunista se les dice: «¿Reconoces el sector hegemónico, su discurso dominante y las prácticas opresoras que ejercen violencia sobre los tuyos en su subalternidad? ¿Reconoces las diferencias entre subalternidades y hegemonías, entre dominados y dominantes, entre oprimidos y opresores? ¿Crees que los medios masivos legitiman al sector hegemónico, o si los privilegios de las personas son una condición heredada por cuestiones económicas?» No merecen nuestros maestros estar sometidos a esta presión de la nueva escuela mexicana que los prepara no sólo para la lucha de clases, sino también para combatir la cultura occidental y el alma cristiana. Se pretende que los maestros tomen conciencia de su condición de explotados y se sumen a la causa revolucionaria.
Antifamilia
Uno de los principios fundamentales de la ideología marxista-socialista es dividir no solamente a la sociedad sino a las familias. Si el rancio marxismo se fundamentaba en la lucha de clases sociales, hoy esa lucha debe de comenzar por la confrontación y el choque en la célula básica de la sociedad, que es la familia. Según el marxismo, la familia es la institución básica del patriarcado, lugar de la propiedad privada, espacio donde existe una jerarquía de autoridad y donde se origina la lucha de clases. Para Engels la familia era el germen del mal que había que destruir. La nueva educación en México es destructora de la familia natural que tiene su base en el matrimonio del hombre y la mujer, para dar bienvenida a otros tipos de uniones con diversas orientaciones sexuales e identidades.
Lenguaje inclusivo
«Niños y niñas, todes, todxs», son ejemplos de lo que se llama lenguaje inclusivo y busca imponerse a través de los nuevos libros de primaria. Con el fin de promover la inclusión y la diversidad, se manipula el idioma eliminando los conceptos que definen las relaciones interpersonales y familiares, y así cambiar esos conceptos en los niños. En algunos países se ha vuelto obligatorio el dejar de usar pronombres neutros como «él/ella», y se van eliminando conceptos como «padre», «madre», «hijo/hija». En el fondo está un desprecio total a la biología y un odio a la división de clases sociales, la cual empieza por la diferencia entre los roles familiares que habrá que destruir con el lenguaje.
La nueva escuela mexicana con sus libros de texto es anticientífica en muchos de sus postulados y claramente manipuladora de las conciencias de los niños. Por amor a una educación apegada a la realidad y apoyada en la ciencia, los católicos hemos de rechazar este adoctrinamiento en las mentiras del socialismo. Nos lo pide no sólo la fe, sino la inteligencia, la sensatez y el sentido común.