Rafael Salomón / Comunicador católico
Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos, lo encontramos en el Evangelio según San Juan 15, 13. ¿Pero qué sucede si en lugar de dar la vida por sus amigos, una persona asesina a sus amigos? Es una traición, deslealtad y abominación. Esto es lo que ha sucedido en un lugar de México; cinco amigos fueron secuestrados y de acuerdo a la información, uno de ellos asesinó a los otros cuatro, seguramente obligado por el crimen organizado.
Tan sólo imaginar la escena resulta cruel y despiadada. El amigo en quien confiaban, quien estuvo cerca de su familia, frente a ellos, cometía el acto más ruin: asesinarlos. Los niveles de violencia en nuestro país se han incrementado de tal magnitud que cuesta trabajo comprender la maldad que está en las calles de nuestra ciudad.
Por esa razón la CEM (Conferencia del Episcopado Mexicano) invitó a los fieles católicos y a los hombres y mujeres de buena voluntad a unirse para alentar el compromiso por la construcción de la paz en México. “Tanta muerte es un llamado a trabajar por la justicia y la seguridad”, dice el comunicado que la CEM ha publicado para llamar a un diálogo nacional por la paz en el que pretenden crear una respuesta colectiva “viable a las autoridades y al país” ante la violencia.
¡Alto a la violencia en México!
Es triste ver cómo la violencia se ha apoderado de nuestras calles, escuelas y lugares de entretenimiento, nadie estamos exentos de enfrentarnos a los actos de agresión desmedida, en cualquier lugar, niños, jóvenes y ancianos son violentados y es que en la sociedad se ha perdido el respeto por la vida. Nuestra oración y participación ciudadana nos deben motivar a alzar la voz y hacer un frente donde exijamos leyes más severas a quienes emplean la violencia como la solución a sus conflictos.
Hoy más que nunca, debemos confiar en el amor de Dios y entender que todo lo que está sucediendo es por alejarnos de los verdaderos valores que son las enseñanzas de Jesucristo para alcanzar la sana convivencia en comunidad. El miedo, la desesperación y el salvajismo están detonando acciones que nos están deshumanizando, nadie debería vivir esos actos de violencia y dolor.
Esto sucede en todo el mundo, es tiempo de unirnos, confiar y exigir una respuesta de nuestros líderes que trabajan para el bien común, de lo contrario que den paso a quienes sí desean una mejora para la sociedad. Ya no debemos callar, estamos llegando a los límites donde la violencia es la respuesta a cualquier conflicto.
Asesinatos en las vías públicas, atentados dentro de nuestras iglesias, secuestros, el mal se ha desatado y no podemos silenciar y sólo ser espectadores de los acontecimientos. Uniendo nuestras oraciones, formando a nuestros hijos en la espiritualidad y apoyando a los jerarcas de nuestra Iglesia es como podremos hacer valer nuestro derecho a la paz, mi voz unida a otra comenzarán a tomar la fuerza necesaria para decir ¡Alto a la violencia en México!