Bachillerato Agustín Pro, Las Hormigas, Comunidades de Anapra, y Hermanas Teresianas.
A una semana de su partida, seguimos dando gracias por la vida de Linabel, que fue un regalo para los jóvenes y adultos de este tiempo. Diría Santa Teresa: “No está la cosa en pensar mucho, sino en amar mucho”.
Linabel nació en Mérida Yucatán, en una familia de seis hermanos. Fue alumna teresiana en el Colegio América de Mérida, y en 1977 entró a la Compañía de Santa Teresa de Jesús.
Estudió Letras Hispánicas en la UNAM, viviendo su primera etapa de vida religiosa en México, dando clases en el Colegio La Florida.
En septiembre de 1984 junto con otra hermana inicia una experiencia pastoral en el mundo indígena fundando la comunidad de Oxeloco, donde empezó una experiencia de tocar el dolor, la pobreza, la vulnerabilidad y la riqueza de esta cultura, algo que la fue integrando y así dio inicio a una visión de desarrollo integral de la persona, con un sentido de comunidad, participación y un modo de presencia religiosa inserta en realidades sufrientes de nuestro mundo, que la acompañó el resto de su vida.
Su espíritu apasionado, integro, tenaz, abierto, compasivo, entusiasta, festivo, cercano y de dignificar la vida de los demás, llevó su corazón a abrirse paulatinamente en diferentes contextos donde conectó y favoreció que las personas generaran procesos de sensibilización, compromiso y transformación social con los más desfavorecidos.
Esto lo vivió con las alumnas en el Enrique de Ossó, de Guadalajara, propiciando el encuentro comprometido con los más pobres al dinamizar el MTA, los servicios sociales, las misiones en el mundo indígena e iniciando por primera vez experiencias de inserción en estas realidades.
Posteriormente estuvo en la Secundaria de Montesinos en Ciudad Juárez y fue cofundadora con Elvia Villescas del Bachillerato Agustín Pro. En este tiempo ambas optaron por permanecer en Ciudad Juárez y salieron de la congregación.
Siguiendo este espíritu apasionado, solidario y comprometido cofundó con Elvia Villescas “Las Hormigas Comunidad en Desarrollo”, yéndose a Anapra, lugar vulnerable, violento y pobre, pero aun siendo un desierto mostró la belleza que existe en él, viviendo juntas su opción y seguimiento a Jesús entre los más pobres. Durante este tiempo Linabel estudió una maestría en Psicoterapia Gestalt, con el fin de atender de una mejor manera el acompañamiento a las personas.
Su capacidad de maravillarse no tuvo límites, exploró varias maneras de acercarse a sanar el dolor de quienes más sufren para para poder vivir en plenitud. Se involucró en mejoras de la comunidad en cuanto a territorio, servicios y seguridad.
Estudió otras formas de acercarse a lo infinito y esto la llevó a un diálogo cultural, espiritual e interreligioso, guiada siempre por su amada Santa Teresa.
Al mismo tiempo disfrutó lo simple de la vida, una conversación entre amigas, la comida, el agua y su chocolate hershey.
Este fuego, tenacidad y persistencia lograron que lo imposible fuera posible, abrió brechas, oportunidades, puertas y así mucha gente se sumó a las causas donde ellas veían que era posible cambiar el mundo.
Agradecemos su vida, entrega y pasión en nuestra tierra juarense, confiando que su semilla dará fruto y otros la continuarán.
Ciudad Juárez, Chih. a 8 de enero de 2025