Ana María Ibarra
Con gran tristeza, más con la fe y la esperanza puestas en Dios, familiares, amigos, integrantes de organizaciones civiles y educativas, y de la comunidad Teresiana, despidieron a Carolina Isabel Sarlat Flores, mejor conocida como Linabel, quien partió a la Casa del Padre el pasado 4 de enero a los 67 años de edad, en esta Ciudad Juárez, donde sirvió con gran entrega por el desarrollo social y personal de familias de zonas marginadas.
Mujer de frutos
Originaria de Mérida, Yucatán, Carolina Isabel Sarlat Flores llegó a esta diócesis como religiosa de la Compañía de Santa Teresa de Jesús ofreciendo un servicio al poniente de la ciudad. Luego, Linabel, como era conocida, salió de la congregación y optó por quedarse a radicar en Ciudad Juárez, manteniendo un corazón dispuesto para atender a las familias con menos oportunidades, no solamente de una manera asistencial, sino creando proyectos de desarrollo personal.
Junto a su compañera Elvia Villescas, Linabel hizo gestiones para fundar el Bachillerato Agustín Pro -hoy activo-, conscientes ambas de la necesidad de contar con una escuela preparatoria en el poniente, pues todas las instituciones de nivel medio superior se concentraban en el norte y centro de la ciudad.
Fue maestra y directora de la Secundaria Montesinos, de los hermanos maristas, donde implementó novedosos programas en impulso al desarrollo de los niños y adolescentes de esa zona.
Tras su salida de la congregación, junto a Elvia fundó la asociación civil “Las Hormigas, Comunidad en Desarrollo” en la colonia Puerto Anapra. Ahí, este proyecto sigue ofreciendo distintos programas que ayudan a la transformación y al desarrollo social desde el crecimiento y el cambio personal de los beneficiarios.
Misa funeral
Fue el pasado 5 de enero cuando Carolina Isabel fue velada en la capilla del Colegio Teresiano, y al día siguiente, ahí mismo se realizó la misa de cuerpo presente presidida por su hermano, el sacerdote Patricio Sarlat Flores, de la Arquidiócesis de Yucatán. Lo acompañaron los sacerdotes Héctor Xavier Villa y Luis Escudero, amigos de Linabel.
“Difícil es celebrar los funerales de quien en vida fue una hermana. Aún con el corazón apachurrado, nos asiste la fuerza que viene de lo alto. Jesús de Nazareth dice: yo soy la resurrección y la vida, el que vive en mí, no morirá para siempre. Comparto la Pascua de mi hermana Linabel, de esta mirada de trascendencia”, dijo el padre Patricio en su homilía.
El sacerdote resaltó la pasión con la que su hermana vivió y en cuyas obras seguirá viva, especialmente en esos corazones que logró transformar.
“Linabel no era una persona de ayuda, de acto de caridad, sino de ayuda profunda para que la persona crezca, se ame y valore. Esta es la semilla, y reconocemos la presencia de Dios”, señaló.
Y agregó: “Dios te bendiga Linabel. Tus amadas hormigas, hermanas, la gente que te quiso en este mundo, te amaremos siempre. Ve a ese encuentro feliz con ese Dios que amaste, al que serviste, al que viste en los más necesitados, al que te consagraste. Pedimos al Padre por ti”.
Las cenizas de Carolina Isabel fueron trasladas a Mérida, donde el arzobispo de Yucatán, monseñor Gustavo Rodríguez Vega, presidió la misa y el deposito de cenizas.
Frases
“Me queda su capacidad de ser hermana-amiga, su entusiasmo contagioso, su risa. Siempre me edificó su búsqueda de servir a los pobres. La vida de Linabel se hace presente a través de su familia, sus amigos, pero también de sus obras y su trabajo”.
Pbro. Héctor Xavier Villa, párroco de Jesús Maestro
“Quiero agradecer a Dios los años que me tocó conocer a Linabel. Llegó a mi vida en un momento muy importante, cuando me estrené como sacerdote y como párroco. En mi vida vocaciónal tiene un lugar especial. Fue una mujer que siempre supo ser testiga de la vida, de la Resurrección de nuestro Señor Jesucristo, una mujer de opción y dentro de esas opciones, optó por Ciudad Juárez”.
Pbro. Luis Escudero, párroco de La Virgen de La Luz