Presencia
Karen María Ferreyra Betance es una joven de 25 años que acude a la comunidad de Santa María Goretti. Ella va en camino a Lisboa, para participar en la Jornada Mundial de la Juventud 2023, donde espera ver al papa Francisco y escuchar su mensaje, así como aprender todas las enseñanzas que sean posibles sobre la Iglesia, la fe, Jesucristo y la vida misma.
Es la primera vez que Karen asiste a una jornada, y sus palabras reflejan la emoción y el significado profundo que este evento tiene para ella.
Sueño realizado
Cuando tenía 17 años, Karen descubrió la existencia de la Jornada Mundial de la Juventud y desde entonces, acudir a este evento se convirtió en un sueño. Hoy considera maravilloso poder hacer realidad la posibilidad de ver a personas de diferentes países reunirse para alabar a Dios, aprender más sobre Él y convivir.
Actualmente Karen se encuentra realizando el Camino de Santiago, junto con su compañero de odisea, Ángel Adrián, en un viaje que ella misma describe como milagroso.
En este viaje ya yan visitado la Basílica del Sagrado Corazón y Notre Dame, en París, así como el Santuario de la Virgen de Lourdes y la catedral de Nuestra Señora del Pilar.
Tienen planeado visitar el Santuario de la Virgen de Fátima antes de llegar a Lisboa para el esperado encuentro mundial que se realiza cada tres años.
Crecimiento de fe
Karen contó que decidió hacer el viaje gracias a un amigo. Y aunque reconoce que tomaron impulsivamente la decisión de acudir, poco a poco los nervios fueron sustituídos por una sensación de paz en el corazón.
“Este viaje puede ser un catalizador para el crecimiento de la fe en diversos aspectos, aunque aún estoy en proceso de descubrirlos plenamente… como fiel creyente estoy convencida de que nada sucede por casualidad”, dijo la entrevistada vía Internet.
Para Karen, cada persona que participa en la JMJ está allí por una razón específica, sintiendo que Dios los está llamando nuevamente a su encuentro.
“Esta experiencia me ha recordado la invitación de Jesús a salir al encuentro de los demás, conocer otras realidades y actuar incluso cuando puede resultar incómodo”, agregó tras reconocer que el viaje la ha movido a salir de su zona de confort.
Ser instrumentos
Aunque reconoce que el miedo es una cruz que probablemente todos carguen en algún momento de sus vidas, Karen también afirma que poner sus dones, sueños y metas al servicio de Dios transformará esa experiencia en algo maravilloso y significativo.
En referencia a la peregrinación que hacen en el Camino de Santiago, dijo que el apóstol también pudo haberse desanimado y creído que su predicación en Europa no estaba dando resultados, pero su testimonio de vida demuestra que Dios siempre dará fruto donde se planten semillas, sin importar cuán pequeños creamos que somos o si no entendemos completamente el propósito.
“Cada paso que damos con una intención sincera y al servicio de lo sagrado puede llevarnos a vivir experiencias transformadoras y a ser instrumentos de bendición para los demás”, concluyó Karen, segura de que regresará a la diócesis con renovados bríos de servir a la Iglesia.