Lectio Divina correspondiente al 11 de junio de 2023, Domingo X del Tiempo Ordinario…Reflexión y acción de la Palabra de Dios, con la guía de integrantes del Instituto Bíblico san Jerónimo…
Jorge Sánchez/ IBSJ
- Lectura: ¿Qué dice el texto?
Mateo 9, 9-13
Cuando se iba de allí, vio Jesús a un hombre que se llamaba Mateo, sentado en la oficina de impuestos, y le dijo: –Sígueme. Él se levantó y lo siguió. Después, mientras Jesús estaba sentado a la mesa en casa de Mateo, muchos recaudadores de impuestos y pecadores vinieron y se sentaron con él y sus discípulos. Al verlo los fariseos, preguntaban a sus discípulos: –¿Por qué su maestro come con los recaudadores de impuestos y los pecadores? Lo oyó Jesús y les dijo: –No necesitan médico los sanos, sino los enfermos. Entiendan bien qué significa: misericordia quiero y no sacrificios; porque yo no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores. (Texto tomado de la Biblia de América)
Después de haber leído el evangelio, hagámonos las siguientes preguntas para una mejor comprensión del texto:
¿Cómo se llamaba a quien el Maestro le dice “sígueme”? ¿a qué se dedicaba este hombre?
Jesús se sienta a la mesa en casa de Mateo y ¿quiénes se sentaron con él y sus discípulos?
Había ahí también fariseos (cumplidores de la ley de Moisés) ¿por qué ellos cuestionan a los discípulos de Jesús? ¿algo les pareció mal?
Jesús toma la iniciativa y da respuesta a los fariseos aclarándoles que los sanos no necesitan médico y les aclara que él ha venido ¿a llamar a quiénes?
Breve Estudio Bíblico
El domingo 11 de junio regresamos al tiempo ordinario en el ciclo C y retomaremos la lectura del Evangelio según San Mateo. Hoy se nos presenta el llamado de Jesús a Mateo; se dirige a él con un “sígueme”. Mateo era un publicano, es decir un recolector de impuestos para Roma, esa profesión era vista por los judíos como de pecadores, pues consideraban esa labor contraria a sus creencias religiosas.
El estar sentado a la mesa con “pecadores” era considerado un acto de impureza por los judíos, y en especial, motivo de crítica del grupo de los llamados fariseos, quienes se ostentaban como puros y eran ejemplo para otros del cumplimiento de la ley. Los fariseos en este momento no se atreven a preguntarle a Jesús por lo que dirigen sus críticas a los discípulos; Jesús toma la iniciativa y les recuerda lo escrito por el profeta Oseas: “Porque quiero amor, y no sacrificios, y prefiero el conocimiento de Dios” (Oseas 6,6) recordándoles a los fariseos la actitud misericordiosa de Dios para con los pecadores. Jesús concluye su breve diálogo con los fariseos con esta frase: “no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores”. Esta narración prefigura nuestra celebración eucarística durante la cual nos sentamos a la mesa con Jesús consientes de nuestra condición pecadora y de que estamos ahí para recibir su misericordia. Él nos llama y recibe en su mesa; debemos acudir, como nos lo recuerda el Papa Francisco en el n. 11 de su Carta Apostólica Desiderio Desideravi de 2022:
“La Liturgia nos garantiza la posibilidad del encuentro. No nos sirve un vago recuerdo de la última Cena, necesitamos estar presentes en aquella Cena, poder escuchar su voz, comer su Cuerpo y beber su Sangre: le necesitamos a Él”
- Meditación: ¿Qué me dice Dios en el texto?
Para profundizar en el Evangelio contestémonos a nosotros mismos, con sinceridad, las siguientes preguntas:
Jesús llamó a varios de sus discípulos ahí, en su lugar de trabajo, donde realizaban sus labores cotidianas, Pedro, Santiago y Juan, quienes fueron pescadores, les invitó a seguirle cuando se encontraban laborando juntos a sus barcas y redes; a Mateo ahí, justo sentado recolectando impuestos ¿has sentido su llamado? Esperas que se de en un lugar “especial” o ¿estás consciente de que te llama ahí, donde menos lo esperas ,y a través de quien menos te esperas?
Cuando acudimos a nuestra celebración eucarística ¿estás en la sintonía de Jesús y sus discípulos, sabiendo que somos los pecadores que buscamos la reconciliación con el Señor y que no se espera que solo los justos y puros sean los invitados a esa mesa?
Conocer a Dios no es acumular conocimientos sobre él o nuestra religión, “conocer” es ir más allá de eso: es dialogar con él, es estar con él, dejar que se realice en nosotros su voluntad, es también obediencia en la fe. ¿Te gustaría conocerle de verdad? Podemos iniciar con buscar un diálogo con él a través de la Sagrada Escritura: la Biblia te está esperando para que en la intimidad de tu hogar platiques con él.
- Oración: ¿Qué le digo a Dios?
Señor,
permite que pueda escuchar tu llamado,
que el ruido de mi vida cotidiana no me distraiga de ti,
quiero escuchar tu “sígueme”
Señor,
nos dejaste el sacramento de la eucaristía,
pusiste tu mesa a nuestro alcance,
auxíliame para no olvidar estar ahí a la mesa contigo.
Amén.
- Contemplación:
Para intensificar la contemplación repitamos varias veces un versículo de la Sagrada Escritura durante la semana para que alimente nuestra fe:
« Esforcémonos en conocer al Señor; su venida es tan segura como la aurora »
(Oseas 6, 3)
- Acción: ¿A qué me comprometo con Dios?
En el X Domingo Ordinario somos llamados a participar de la mesa del Señor, pero también a llevar su amor, su caridad a quienes en estas épocas están carentes de cuestiones básicas como la comida.
Propuesta: En nuestras parroquias contamos con un ministerio de caridad que puede ser el conducto para hacer llegar la ayuda a esos hermanos necesitados y olvidados. El Seminario también requiere de nuestro apoyo, si deseas ayudar a los jóvenes seminaristas puedes llamar a la oficina de Pastoral Vocacional tel. 656 617 3469.
Primera Lectura: Oseas 6, 3-6
Salmo 49
Segunda Lectura: Romanos 4, 18-25
Color: Verde