Este domingo 2 de octubre la Iglesia celebró la fiesta de los ángeles custodios. Casi todas las páginas de la Sagrada Escritura dan testimonio de los ángeles. …aquí algunas de sus apariciones en la Sagrada Escritura… y una oración.
Pbro. Angel Peña, OAR
El Papa Juan XXIII dice que nuestra fe nos enseña que ninguno de nosotros está solo, porque desde el mismo instante en que un alma es creada por Dios para un nuevo ser humano -especialmente desde que la gracia de los sacramentos lo envuelve con su luz inefable- un ángel perteneciente a las santas falanges de los espíritus celestes, es llamado para permanecer a su lado durante todo su peregrinaje terrestre.
San Gregorio Magno afirmaba que «casi todas las páginas de la revelación escrita, dan testimonio de los ángeles». En la Biblia se registran cerca de 400 veces; tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento. En la vida del Hijo de Dios, se encuentran desde su nacimiento en el portal de Belén, hasta su triunfante resurrección en Jerusalén, y regreso al cielo. Por eso, Cristo Jesús es superior a todos ellos (Hebreos 1,4), creados por él (Colosenses 1,16); y sometidos bajo su autoridad y poder (1Pedro 3,22).
El ángel de desierto
En la historia de Agar, esclava de Sara, la esposa de Abrahán, se nos dice que Agar huyó al desierto, porque Sara la maltrataba. Un ángel de Dios se le presentó junto a una fuente de agua. Y el ángel le aconsejó que volviera a casa de su señora . Pero cuando nació su hijo Ismael, hijo de Abrahán, Sara se sitió celosa y mandó que se fuera de la casa. Ella estuvo vagando por el desierto, desesperada, buscando agua, porque el niño moría de sed y lloraba mucho. Entonces, el ángel se le vuelve a aparecer de nuevo y le dice: “no tengas miedo porque Dios ha escuchado la voz del niño”. Y le abrió los ojos y vio un pozo de agua. Fue y llenó el odre de agua y dio de beber al niño.
Los ángeles pueden presentarse de parte de Dios para salvarnos del desierto de la soledad o de la incomprensión. Otras veces los ángeles pueden inspirar a alguien que se presente a ayudarnos y sea como un ángel que soluciones nuestro problema. Los ángeles nos levantan el ánimo y nos ayudan a sobreponernos a las dificultades para cumplir nuestra misión.
El ángel de nuestros sueños
A veces Dios permite que un ángel nos comunique mensajes por medio del sueño, como lo hizo con José, a quien dijo: “José, hijo de David, no temas tomar contigo a María tu mujer, porque lo engendrado en ella es obra del Espíritu Santo […] Despertado José del sueño, hizo como el ángel del Señor le había mandado” . En otra oportunidad, el ángel le dijo en sueños: levántate, toma al niño y a su madre y huye a Egipto y estáte hasta que yo te diga . Levántate, toma al niño y a su madre y ponte en camino a la tierra de Israel .
También Jacob, mientras dormía, tuvo un sueño. Soñó con una escalera, apoyada en tierra, y cuya cima tocaba los cielos y he aquí que los ángeles de Dios subían y bajaban por ella. […] Y vio que Dios estaba sobre ella. Y asustado dijo !Qué temible es este lugar. Esto no es otra cosa sino la casa de Dios y la puerta del cielo” . Los ángeles velan nuestros sueños, suben al cielo y bajan a la tierra, si se puede hablar así, para presentar ante Dios nuestras obras y oraciones. Mientras dormimos, los ángeles oran por nosotros y nos ofrecen a Dios. ¡Cuánto ora nuestro ángel por nosotros! ¿Hemos pensado en agradecérselo? ¿Pedimos oraciones a los ángeles de nuestros familiares y amigos?, ¿Y a los que están adorando a Jesús en los sagrarios? Pidamos oraciones por nosotros a los ángeles. Ellos velan nuestros
sueños.
El ángel de la bendición
Los ángeles también nos bendicen frecuentemente en nombre de Dios. Por eso, es hermoso lo que dice Jacob, cuando bendice a su hijo José y sus nietos Efraín y Manases: “El ángel que me ha librado de todo mal, bendiga a estos pequeños” . Pidamos la bendición del ángel antes de acostarnos, y cuando vayamos a realizar algo importante, como se la pedimos también a nuestros padres, cuando vamos de viaje, o como los niños cuando van a dormir.
El ángel de la oración
Un ángel de Dios se le aparece a la que será madre de Sansón, que era estéril. Le dice que va a concebir un hijo, el cual debe ser nazareo, consagrado a Dios desde el nacimiento. Él no deberá beber vino ni bebida fermentada. No debe comer nada impuro ni dejarse cortar el cabello. En una segunda oportunidad, se le aparece también al padre, llamado Manóaj, quien le pregunta su nombre. El ángel le contesta: ¿por qué me preguntas mi nombre, si es maravilloso? […] Si quieres preparar un holocausto, ofréceselo a Dios […]. Y Manóaj tomó el cabrito y la oblación y lo ofreció a Dios sobre la roca. Manóaj y su mujer estaban mirando. Cuando la llama subía del altar hacia el cielo, el ángel subía en la llama.
El arcángel san Rafael es uno de los que presentan nuestras oraciones a Dios. Dice:” Yo soy Rafael, uno de los siete ángeles que presentamos las oraciones de los justos y tienen entrada a la Gloria de Señor. Cuando orabais tú y tu nuera Sara, yo presentaba ante Dios sus oraciones”.
El ángel de la curación
Todos conocemos la hermosa historia del arcángel san Rafael, descrita en el libro de Tobías. Tobías buscó un compañero para que lo acompañara en su largo viaje a Media, pues, en aquellos tiempos, los caminos eran muy peligrosos. “Y encontró a Rafael el ángel; pero no sabía que era un ángel. Antes del viaje, el padre bendice a su hijo Tobías: “Que el Señor los proteja y su ángel los acompañe con su protección”. Y cuando la madre se pone a llorar desconsolada, porque se va su hijo y no sabe si regresará con vida, el padre le dice: “un buen ángel lo acompaña y le dará un viaje feliz y lo traerá sano”.
Cuando Tobías se baña en el río Tigris, un pez grande saló como para devorarlo y el ángel le dijo: “Agarra el pez, ábrelo, sácale la hiel, el corazón y su hígado y guárdatelo; tira los intestinos, porque su hiel, su corazón y su hígado son remedios útiles. […] La hiel sirve para untar los ojos de un hombre con cataratas para que quede sano.
Cuando regresaron del largo viaje, después de que Tobías se casara con Sara, Rafael le dijo a Tobías: “Tengo por seguro que se abrirán los ojos de tu padre. Úntale los ojos con la hiel del pez y el remedio hará que las manchas blancas se contraigan y se le caerán como escamas de los ojos. Y así tu padre podrá mirar y ver la luz . […] Y Tobías le aplicó el remedio a su padre y con ambas manos le quitó las escamas de la comisura de los ojos: Ahora te veo, hijo, luz de mis ojos . San Rafael arcángel es considerado como “Medicina de Dios”, como si fuera un médico especialista en todas las enfermedades. Haríamos bien en invocarlo en todas las enfermedades para que podamos obtener la curación con su intercesión.
El ángel proveedor
En una oportunidad, el profeta Elías estaba en pleno desierto, después de haber huido a Jezabel y estaba hambriento y sediento y quería morirse. Deseó la muerte, se acostó y se durmió bajo una retama, pero un ángel lo tocó y dijo: “levántate y come”. Miró y vio a su cabecera una torta cocida sobre piedras calientes y un jarro de agua. Comió y bebió y se volvió a acostar. Volvió por segunda vez el ángel de Dios, le tocó y le dijo: “levántate y come, porque el camino es demasiado largo para ti”. Se levantó, comió, bebió y con la fuerza de aquella bebida, caminó cuarenta días y cuarenta noches hasta el monte de Dios, el Horeb.
Así como el ángel le dio de comer y beber a Elías, también Dios nos puede dar de comer y beber por medio de nuestro ángel, cuando estamos en momentos angustiosos. Puede hacerlo con un milagro o por medio de otras personas que compartan su pan y su comida con nosotros. Por eso, Jesús nos dice en el Evangelio: Dadles vosotros de comer . Nosotros también somos como ángeles proveedores para otros que están en necesidad.
El ángel protector
Dios nos dice en el salmo 91: “Aunque a tu lado caigan mil y a tu derecha diez miel, a ti no te alcanzará. No ha de alcanzarte el mal ni la plaga llegará hasta tu tienda. Porque ha dado órdenes a sus ángeles para que te guarde en todos tus caminos. Te llevarán en sus palmas para que tu pie no tropiece en la piedra. Pisotearás leones y dragones. A tí no te alcanzará”. En medio de las dificultades más extremas, aún en plena guerra, cuando las balas silben a nuestro alrededor o la peste se extienda por la vecindad, Dios puede salvarnos por medio de sus ángeles. “En lo más duro de la pelea, se les aparecieron en el cielo a los adversarios cinco varones resplandecientes, montados en caballos con frenos de oro, que poniéndose a la cabeza de los judíos y tomando en medio de ellos al Macabeo, lo protegían con sus armas, le guardaban incólume y lanzaban flechas y rayos contra el enemigo, que herido de ceguera y espanto caía”.
El ángel de la alegría
Aquella noche de Navidad, un ángel se apareció a los pastores y les comunicó la gran noticia del nacimiento del Salvador. El ángel estaba tan contento que se puso a cantar y a alabar a Dios con “una multitud del ejército celestial, diciendo: Gloria a Dios en el cielo y paz a los hombres de buena voluntad” . Cuando estemos especialmente alegres, unámonos a los ángeles para cantar y alabar a Dios con ellos y agradecerle por todos los beneficios
recibidos. No olvidemos que los ángeles anunciaron a María Magdalena y a las buenas mujeres la alegría de la resurrección de Jesús . Recordemos lo que dice Jesús: “En el cielo hay mucha alegría entre los ángeles de Dios por un solo pecador que se convierte” . Por eso, procuremos mejorar nuestra vida y amar cada día más a Dios y digamos con el salmo: “En presencia de los ángeles cantaré para ti, Señor” .
Los ángeles servidores
Los ángeles nos ayudan y están puestos por Dios para servirnos y ayudarnos en todas nuestras necesidades. Así lo hicieron con Jesús: “Permaneció en el desierto cuarenta días, siendo tentado por Satanás. Estaba entre los animales del campo y los ángeles le servían” ¿Cuántas veces nuestro ángel nos habrá servido en las mínimas cosas de la vida o habrá hecho que alguien nos sirviera para hacernos felices? ¿Le pedimos ayuda frecuentemente? Si no los invocamos, podemos perdernos muchas bendiciones que Dios sólo nos dará a través del ángel, a quien ha puesto a nuestro lado, no para que tome nota de lo que hacemos o dejamos de hacer, sino para ayudarnos en nuestro camino por la vida.
El ángel que nos lleva al cielo
Dice Jesús en la parábola del rico epulón y del pobre Lázaro (Lc 16, 19-31) que, cuando murió el pobre Lázaro fue llevado por los ángeles al seno de Abrahán. Nuestro ángel custodio nos acompañará después de la muerte, incluso durante, y no nos dejará solos hasta el momento en que nos presente totalmente limpios ante Dios y nos haga entrar en el cielo. Agradezcamos a nuestro ángel por todo lo que nos requiere y nos ayuda.
Devoción al ángel guardián
No debemos olvidar nunca la presencia de nuestro Ángel Guardián, de ese príncipe celeste, que jamás debe enrojecer por causa nuestra. El Ángel Guardián no esta solamente presente, sino que su compañía desborda de ternura y de amor, lo que requiere de parte nuestra, frente a ellos, un amor pleno de ternura; es decir, de devoción.
El Ángel de Dios está siempre con nosotros, con su solicitud y su afecto excepcional. Es necesario, por tanto serle devoto. La devoción se actualiza en la práctica de la oración cotidiana, en la invocación al iniciar y al terminar la jornada, pero también a todo lo largo del día; especialmente cuando las cosas son un poco complicadas y difíciles.
Oración a los Santos Angeles custodios
Ángel santo de la guarda, compañero de mi vida, tú que nunca me abandonas, ni de noche ni de día. Aunque espíritu invisible, sé que te hallas a mi lado, escuchas mis oraciones, y cuentas todos mis pasos. En las sombras de la noche, me defiendes del demonio, tendiendo sobre mi pecho, tus alas de nácar y oro. Ángel de Dios, que yo escuche, tu mensaje y que lo viva, que vaya siempre contigo, hacia Dios, que me lo envía. Testigo de lo invisible, presencia del cielo amiga, gracias por tu fiel custodia, gracias por tu compañía.
(De la oración del Laudes)