Grupos aprenden a desechar la desilusión en retiro espiritual en Casa Eudes
Ana María Ibarra
Ante un mundo lleno de dificultades, descubrir signos de esperanza y ser parte de éstos para los demás es el llamado que Dios realiza y que el padre José Marcos Alba Romo, MspS, reflexionó con los grupos que asistieron al retiro espiritual “Peregrinos de esperanza” el pasado 26 de marzo en las instalaciones de Casa Eudes.
Participantes
Laicos en Misión Permanente, 30 jóvenes de Las Alitas, el CAMJ, la parroquia Nuestra Señora de la Paz y la Espiritualidad de la Cruz vivieron el retiro impartido por el padre Alba, quien invitó a los asistentes a tomar conciencia del momento crítico y de las realidades que hacen del mundo un lugar triste y lleno de desánimo.
“Pese a las situaciones difíciles, es el momento para vivir el llamado de la esperanza. Acoger la llamada y ser esperanza para otros, ser signos de esperanza para seguir sin quedarse en la desilusión”, expresó el padre José Marcos.
El sacerdote señaló que, aun en medio de la crisis, existen signos y motivos de esperanza que hay que acoger y descubrir en sí mismo, pero también regalarlos a otros.
“Es una esperanza que no sólo la tenemos para nosotros, sino para anunciarla. Algo así como poner el huevo y cacarearlo”, dijo.
Con el canto “Que viva la gente buena”, dedicado a los asistentes, el sacerdote quiso dejar el mensaje de que son más los buenos en este mundo.
“Este canto nos lleva a poner atención a la gente buena, que llena de luz y alegría, desde lo pequeño, que no es tan vistoso, pero que va poniendo esperanza”, resaltó para enseguida cantar acompañado de su guitarra.
Descubrir señales
En otro momento, el padre José Marcos mencionó que es importante descubrir las señales de esperanza, aunque la mayoría de las veces no serán deslumbrantes.
“El estilo de Dios es discreto, respetuoso, nunca va a tirar la puerta, nunca se mete en nuestra vida. Es necesario captar los guiños que él nos hace. Se trata de desarrollar una sensibilidad para captar signos”, aseguró.
De igual manera añadió que la esperanza muchas veces llega de forma pequeña, frágil, como un comienzo muy pequeño.
“Se nos pide descubrirla y desde allí encontrar nuevas razones para seguir adelante. Dios interviene en un modo muy propio de él. La esperanza es así, en lo pequeño podemos descubrir su presencia. La esperanza empieza desde lo pequeño, desde lo germinal. Necesitamos purificar la mirada”.
El padre José Marcos enumeró algunos signos que pueden ayudar a avivar la esperanza. Uno de ellos, dijo, es la capacidad de soñar y compartir los sueños.
“La capacidad de soñar te mantiene joven. La capacidad de preguntar, la capacidad de sorpresa. Hay que pedir al Señor la capacidad de soñar. La espiritualidad del cristiano debe ser de ojos abiertos”, expresó.
Fomentar la acogida, la comunión y la valoración del otro, son también signos de esperanza.
“Una Iglesia acogedora es una Iglesia de esperanza. Todo lo que hagamos en la línea de la acogida y la fraternidad, es fuente de esperanza. Debemos ver la vida con espíritu positivo y esperanzador. Hay mucha gente anclada a lo negativo y se pierde la sensibilidad de ver lo bonito”, afirmó.
Para el sacerdote, ver en el retiro a los 30 jóvenes que asistieron de Las Alitas, es también un signo de esperanza.