El 22 de febrero nuestro obispo celebrará su décimo sexto aniversario episcopal y en entrevista comparte sus experencias a lo largo de tres lustros y un año siendo auxiliar y titular de dos comunidades muy distintas…
Claudia Iveth Robles (Primera parte)
Con una invitación a todos para seguir caminando juntos y construir una diócesis en salida, misionera, que evangeliza, el obispo de Ciudad Juárez don José Guadalupe Torres Campos, llegó a su aniversario número 16 en el episcopado y compartió cómo ha sido su caminar en este tiempo, con 7 años como cabeza de la Iglesia particular de Ciudad Juárez.
En entrevista con Presencia, don Guadalupe también abrió su corazón ante el dolor de la pérdida de sacerdotes y diáconos y compartió su esperanza en que Dios lo sigue acompañando para la misión que le ha sido encomendada.
A continuación la entrevista, que presentaremos en dos partes:
¿Cómo se siente de llegar a este aniversario en su ministerio episcopal?
Contento, feliz. 16 años pueden ser pocos, pueden ser muchos, lo importante es que aquí estamos, porque han sido momentos muy felices como auxiliar, como titular en Gómez Palacios y aquí en Ciudad Juárez ya para 7 años. Feliz y agradecido con el Señor por recibir este llamado al episcopado, sin merecerlo; lo he dicho en otras veces, habrá otros sacerdotes más capaces, pero el Señor elige a los que Él quiere y yo contento y agradecido con el Señor.
¿Cuáles diría que han sido los momentos más significativos en este servicio como cabeza de Iglesia?
Un primer momento, el llamado del papa a través del Nuncio: “el Santo Padre lo ha nombrado obispo”, se queda uno mudo, frío, temblando… ése es un momento impactante y luego el momento de la ordenación, cuando estas en el gimnasio, repleto, muchos obispos, el presbiterio, don Renato, el nuncio, en fin … primero diácono, luego presbítero y ahora obispo.
Un momento significativo de auxiliar y en Gómez, fueron las visitas pastorales, una como auxiliar y otra siendo obispo de Gómez Palacio, son momentos significativos donde el obispo tiene un contacto más cercano con los padres, y los fieles.
Cuando llegué a Gómez, para mí fue una alegría, un gozo ¡Soy el primer obispo del Diócesis de Gómez Palacios!, fue algo muy significativo para mí.
También algo que me marcó fue el regreso a Juárez, ¡Qué padre, qué bien! quiero mucho a Gómez, ahora el Señor me pide ir a Juárez, ¡Bendito sea Dios!
Y luego la visita del Papa, como obispo de Ciudad Juárez.
También, tanto aquí como en Gómez, el establecer una estructura pastoral que viene desde el episcopado, establecerla aquí en Juárez, esa estructura de comisiones y dimensiones que todavía estamos trabajando, la estructura ya está, las comisiones ya están, hay que seguirlas fortaleciendo.
El Plan Diocesano de Pastoral que estamos trabajando va muy avanzado y primeramente Dios este año lo tendremos; en tiempo de pandemia también tuvimos «Todos en la misma barca», donde nos sumamos toda la sociedad para recolectar despensa y ayudar a los pobres, son muchos los momentos significativos pero quisiera resaltar estos.
¿Cómo ha vivido los llamados que le ha hecho el papa para las diócesis en que ha servido?
Con alegría. Sí hay momentos de desconcierto, primero desde la elección ¿Por qué a mí?, pero al mismo tiempo con una gran confianza en el Señor, si el Señor me elige, el Señor me dará la gracia, así que con alegría, con gozo, con esperanza, ser auxiliar con don Renato, a quien quiero mucho, lo conozco desde niño, y ha sido muy bonito aprender de él. Y luego en Gómez Palacio, qué bonito poner las bases, empezar, con alegría con fe con esperanza en el Señor, con nervios, con temores que vendrán, que gracias a Dios, nos ha dado la fortaleza en los retos. La presencia de Dios siempre es muy importante.
Me he sentido muy acompañado en mis 16 años; acompañado por Dios, por la Virgen María, por el presbiterio, los fieles, la vida consagrada. En esa colegialidad episcopal también, desde el momento que me integré a la Conferencia del Episcopado todos me recibieron con alegría, ahora me toca recibir a los nuevos y experimento con gozo la fraternidad que se vive en nosotros como obispos.
Aquí en Juárez ha servido como obispo en dos etapas, ¿Qué le han parecido? Y cómo le han ayudado a conocer esta Iglesia particular.
Como auxiliar no teniendo toda la responsabilidad, era don Renato el titular, yo me sentía más tranquilo, más sereno, el señor obispo me confió la visita pastoral, las confirmaciones, fiestas patronales y eso me daba mas oportunidad de tener contacto con los padres y los fieles.
Al ser ya titular es un cambio muy grande, la responsabilidad es mayor, los retos más grandes ya atento a las necesidades, tomar decisiones, hacer indicaciones, orientaciones, consultando, más trabajo. Como auxiliar aprendí mucho.
Hoy también sigo aprendiendo de todos con el ejemplo y testimonio de los sacerdotes, la verdad todos tienen mucho que aportar, los laicos, no se diga, todo lo que me transmiten, el cariño, su cercanía. Hay momentos difíciles, de crisis, como obispo, cierta soledad de decir ¿Qué hago? y uno solo tiene que encontrarse a solas con Dios y finalmente digo no estoy solo, Dios conmigo y tengo una diócesis que esta conmigo y un aprendizaje siempre, la responsabilidad ahí esta, es una gran misión.
Cito palabras de un obispo cuando iba prepararme: me hablaba de ser obispo-padre, obispo-amigo, obispo-hermano, en ese sentido hay que conjugar las tres tareas del obispo: ser padre, un hermano y un amigo para todos. He procurado hacerlo por mi carácter, acercarme a todos, ser amable. Me he equivocado, pero ahí estamos, con la gracia de Dios muy contento y sobre todo sigo aprendiendo. Estoy con todos ustedes que me apoyan, me orientan, me aconsejan, yo tomo las decisiones y las asumo, siempre buscando el bien para toda la diócesis.
¿Qué le gusta más de la Diócesis de Ciudad Juárez?
Me gustan muchas cosas, la dinamicidad de la diócesis, la herencia que nos dejaron los obispos anteriores, nuestro primer obispo don Manuel Talamás, don Juan Sandoval, don Renato sus 20 años. Esa herencia que ahora yo disfruto y gozo.
Una diócesis abierta, generosa, solidaria; un presbiterio preparado, abierto, comprometido, entregado. Cuando yo llegué y que me comparten que todos los martes ser reúnen, dije ¡qué maravilla! Lo he dicho: valoro muchos los martes, tener un espacio para reunirnos es un regalo de Dios, esto viene de don Manuel y es bueno conservarlo, dinamizar nuestros martes.
Los consagrados aquí hay muchas congregaciones con diferentes carismas, misioneras, de hospital, contemplativas, de escuela, de pastoral, en fin, apostolados muy específicos de los pobres, tantos carismas, eso es lo que también valoro de mi diócesis, esta gama de la vida consagrada que enriquece.
La gente de Juárez es abierta, es extraordinaria, he sentido que me han acogido, me quieren, veo un laicado muy comprometido, yo que recorro las parroquias veo jóvenes, matrimonios preparados, comprometidos.
El Seminario bien estructurado, hay espacios para formación de los laicos, es importante el aspecto económico, que la diócesis no cobra por los servicios, por eso los fieles tienen que ser generosos en sus colectas, aportaciones para que como diócesis sigamos sirviendo.
Hay retos hay desafíos que se tienen que ir trabajando cada vez más.