Lectio Divina correspondiente 24 de septiembre de 2023, Domingo XXV del Tiempo Ordinario…Reflexión y acción de la Palabra de Dios, con la guía de integrantes del Instituto Bíblico san Jerónimo…
Samuel Pérez/IBSJ
- Lectura: ¿Qué dice el texto?
Mateo 20, 1-16.
Por eso, con el reino de los cielos sucede lo mismo que con el dueño de una hacienda que salió muy de mañana a contratar trabajadores para su viña. Después de contratar a los trabajadores por un denario al día, los envió a su viña. Salió a media mañana, vio a otros que estaban en la plaza sin trabajo, y les dijo: “Vayan también ustedes a la viña, y les daré lo que sea justo”. Ellos fueron. Salió de nuevo a mediodía y a primera hora de la tarde e hizo lo mismo. Salió por fin a media tarde, encontró a otros que estaban sin trabajo y les dijo: “¿Por qué están aquí todo el día sin hacer nada?”. Le contestaron: “Porque nadie nos ha contratado”. Él les dijo: “Vayan también ustedes a la viña”. Al atardecer, el dueño de la viña dijo a su administrador: “Llama a los trabajadores y págales el jornal, empezando por los últimos hasta los primeros”. Vinieron los de media tarde y recibieron un denario cada uno. Al recibirlo, se quejaban contra el dueño, diciendo: “Estos últimos han trabajado sólo un rato y les has pagado igual que a nosotros, que hemos soportado el peso del día y el calor”. Pero él respondió a uno de ellos: “Amigo, no te hago ninguna injusticia. ¿No quedamos en un denario? Toma lo tuyo y vete. Si yo quiero dar a este último lo mismo que a ti, ¿no puedo hacer lo que yo quiera con lo mío? ¿O es que tienes envidia porque yo soy bueno?”. Así los últimos serán primeros y los primeros serán últimos. (Texto tomado de la Biblia de América)
Después de haber leído el evangelio, hagámonos las siguientes preguntas para una mejor comprensión del texto:
Jesús utiliza nuevamente una parábola para dar una enseñanza sobre el reino de los cielos. En esta ocasión ¿con qué lo compara?
¿Cuál fue el pago que recibieron los trabajadores de la viña, tanto para los que trabajaron desde muy de mañana como los que llegaron al final del día y solo trabajaron un rato?
¿Cuál fue la indicación que da el dueño de la viña al administrador referente al pago de los trabajadores?
¿Cuál fue la queja de los trabajadores que estuvieron desde temprano soportando el peso del día y el calor contra el dueño de la viña sobre el pago recibido?
¿Cuáles son las tres preguntas con las que responde el dueño de la viña a la queja de los trabajadores inconformes?
Breve Estudio Bíblico
En la primera lectura, Dios les dice a los exiliados en Babilonia que dudaban en volver a Jerusalén: “mis pensamientos no son los pensamientos de ustedes” (Isaías 55, 8). En el Evangelio, san Mateo presenta la parábola de los trabajadores de la viña para complementar la enseñanza sobre la recompensa que espera a los que han dejado todo por seguir a Jesucristo. La situación que se narra refleja la realidad de Galilea en tiempos de Jesús donde los jornaleros dependían de la benevolencia de los dueños de campos para trabajar y así sobrevivir y llevar algo para sus familias. Otra situación que resalta el relato es que algunos cristianos de origen judío no comprendían el por qué otros, que llegaron más tarde y eran de origen no judío, habrían de tener el mismo lugar que ellos en la comunidad. En este contexto, Jesús relata un midrás para ilustrar de una mejor manera el tema de la recompensa que espera a sus discípulos enseñándoles que es un don de Dios y es para todos.
El dueño de la viña sale en cinco ocasiones a lo largo del día, desde muy de mañana, en búsqueda de trabajadores pactando como pago un denario (que era el jornal normal de un día). Por insólito que parezca, a media tarde continúa contratando jornaleros sabiendo que su trabajo iba a rendir muy poco pues ya casi era el final de la jornada. Esto revela que el dueño de la viña no está tan preocupado por sus ganancias y bastante ocupado en que todos, sin excepción, tengan trabajo. Además, es justo pues le paga a cada quien lo acordado, lo justo, pero no permite que le impidan hacer con lo suyo lo que él quiera. Sin duda alguna, el dueño de la viña es como Dios y sus pensamientos son diferentes a toda lógica humana. Esto nos permite constatar que Dios no paga según los méritos o los títulos, posiciones sociales, cantidad o antigüedad de trabajo o servicio. Así como la llamada a trabajar en la viña del Señor es gracia, también el premio es un don que dependen de la voluntad y bondad de Dios para todos.
- Meditación: ¿Qué me dice Dios en el texto?
Para profundizar en el Evangelio contestémonos a nosotros mismos, con sinceridad, las siguientes preguntas:
¿Qué imagen nos produce la actitud del dueño de la viña? Sabiendo ahora que esta actitud refleja el pensamiento de Dios, ¿qué podemos hacer para trabajar por el Reino a partir de estos valores?
“Llama a los trabajadores y págales el jornal”. Al final de nuestra vida ¿quién es el que paga? ¿De qué depende nuestra recompensa?
En nuestras comunidades parroquiales y movimientos eclesiales, ¿existen “los últimos”? ¿Cómo están presentes los valores de la justicia y la generosidad en mi comunidad o movimiento en relación con los demás? ¿Cómo están en mi persona?
- Oración: ¿Qué le digo a Dios?
Abre, Señor, nuestros corazones
para que comprendamos y aceptemos las palabras de tu Hijo
y, sobre todo, las encarnemos con nuestra vida.
Tú que nos llamas a trabajar en tu viña,
concédenos la perseverancia en la fe,
el actuar desde tu justicia
y las buenas obras desde la caridad.
Amén.
- Contemplación:
Para intensificar la contemplación repitamos varias veces un versículo de la Sagrada Escritura durante la semana para que alimente nuestra fe:
«Para mí, la vida es Cristo, y la muerte, una ganancia»
(Filipenses 1, 21).
- Acción: ¿A qué me comprometo con Dios?
“Vayan también ustedes a la viña”, es el llamado que Dios nos da y es gracia.
Propuesta: Trabajar en la viña del Señor exige el vivir cada día desde los valores del Reino como la justicia y la caridad. Respetemos la dignidad de cada persona, tratemos a los demás como Jesucristo lo haría. Compartamos de lo nuestro, con amor, con aquellos que para el mundo son “los últimos” sin olvidar que para Dios “los últimos serán los primeros”.
Primera Lectura: Isaías 55, 6-9
Salmo 144
Segunda Lectura: Filipenses 1, 20-24. 27
Color: Verde