Presencia
Después de un año de discusión, el Congreso de Oaxaca aprobó este mes prohibir la distribución, venta, regalo y suministro de bebidas azucaradas y alimentos chatarra a menores de edad.
La iniciativa para adicionar el artículo 20 bis a la Ley de Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes del estado pasó a votación sin reservas y el Congreso de Oaxaca se convirtió en el primero en prohibir la venta de comida chatarra a niños, niñas y adolescentes, dejando a los padres de familia la responsabilidad de lo que consuman sus hijos.
Las restricciones sobre la venta de estos productos son avaladas en el contexto de la emergencia sanitaria por COVID-19, enfermedad que ha afectado principalmente a personas con padecimientos como obesidad y diabetes, entre otros.
Si bien la propuesta ha sido aplaudida por organismos internacionales, pero empresarios están inconformes, por eso la pregunta de esta semana es:
¿Será efectiva la medida del Congreso de Oaxaca de prohibir la venta de comida chatarra a menores para cuidar la salud de los niños y cómo impactará localmente?
Considero muy importante la iniciativa del Congreso de Oaxaca sobre prohibir la comida chatarra a menores de edad y debiera de replicarse en todos los Estados. Por experiencia propia, como maestra de preescolar me ha tocado vivir la resistencia a los cambios en los hábitos de alimentación, por parte de los padres de familia, es una lucha constante, porque para ellos comprar un jugo y galletas, es más fácil, que traer una fruta picada y agua. Y los pretextos para cumplir son varios: “yo trabajo y no me da tiempo”, “ a mi niño no le gustan las verduras o frutas” “a mi hijo no le gusta el agua sola”. Pero la realidad es que tenemos un pésimo regimen alimenticio en los hogares y eso contribuye a que haya tanto problema de salud desde pequeños, como la obesidad, diabetes y problemas de índole neurológico. Por lo tanto me complace escuchar que grupos parlamentarios de algunos estados estén tomando en serio la buena alimentación en favor de la salud de nuestros niños.
Mtra. Gabriela Miramontes/ Educadora
Es una buena medida, ya que así los niños no tendrían acceso directo a este tipo de productos, pero se tendría que hacer una concientización hacia los padres para evitar sean proveedores de este tipo de alimentación. Fomentando una mejor educación nutricional con programas en los cuales los padres puedan conocer que tipo de nutrientes nos aporta cada alimento y así desarrollar un plan de alimentación de acuerdo a sus necesidades. Así se puede evitar los altos índices de obesidad infantil, diabetes y desnutrición. Probablemente sea una medida parcialmente eficaz a corto plazo, pero con los instrumentos adecuados puede ser una medida muy benéfica a largo plazo. Y considero, se debería de extender a todo el país.
Gabriela Palacios Del Valle/ Nutrióloga
Ante la aprobación del Congreso de Oaxaca para prohibir la venta de comida chatarra y bebidas azucaradas a menores de edad, hay varios cuestionamientos que, como familia y sociedad, debemos respondernos.
Desde el punto de vista de salud y por los altos índices de obesidad infantil en el País, y particularmente en Oaxaca, primer lugar a nivel nacional con esta problemática, es una decisión totalmente aplaudible.
Sin embargo, al considerar otros aspectos, es cuestionable y debe llevarnos a la reflexión. Recordemos que la Educación y formación del individuo es responsabilidad de la familia, por lo tanto, que un niño o joven tenga buenos hábitos alimenticios, acostumbre comer frutas, verduras, vegetales, etc., que conozca la importancia y variedad de alimentos necesarios para tener buena salud y un desarrollo sano, corresponde a su hogar. Siendo así, la comida chatarra no representa un riesgo, pues sería un gusto que se pueda dar sin problema alguno. Además, el niño necesita comer azúcar, por eso disfruta los dulces, pastelillos y todo tipo de golosina: está creciendo y su organismo requiere de la energía que le proporciona. Ya en la leche materna, estamos ingiriendo azúcares. Por lo tanto, si en casa mi hijo es alimentado con comida saludable, y sabe que comer fruta le proporciona azúcar sana, no será problema darle dinero, para que, en la escuela, el parque o en la tienda del barrio, compre alguna chuchería.
Pero hemos fallado, y nuestros niños y jóvenes, además de malos hábitos alimenticios, desconocen, tanto la importancia de una alimentación balanceada, como el problema de salud que lleva el exceso de alimentos chatarra, llegando en ocasiones, a tener adicción a la misma. Las largas jornadas de trabajo, así como inadecuados hábitos de los padres, han propiciado el abuso de la comida rápida y chatarra. Agregado a esto, permitimos que nuestros hijos pasen horas frente al televisor, computadora o video juego, y con esta conducta, ahora acentuada por el largo confinamiento que vivimos por la pandemia, los niños crecen con tal inactividad física, que la grasa y azúcar consumida, no se gasta, sino que se almacena en el cuerpo. Muchos de nosotros, crecimos disfrutando los dulces, el gansito, los refrescos o las papitas. La diferencia está, en que los juegos y la actividad física, también eran parte de nuestra vida.
Esta Ley podría impactar a nuestra Ciudad más pronto de lo que pensamos, pues apenas se conoció su aprobación, varios Estados han replicado la iniciativa, entre ellos, Chihuahua. Es por eso que debemos actuar, fomentando en niños y jóvenes, adecuados hábitos alimenticios, así como propiciar la actividad física, para que la comida chatarra no represente un problema, y no sean los Diputados o personas externas, quienes resuelvan cómo preservar la salud de mis hijos, de quienes yo papá, yo mamá, soy responsable, porque a fin de cuentas, ¿quién no recuerda con alegría cuando en la infancia, durante el recreo, compraba un dulce, para luego disfrutarlo mientras jugaba con los amigos? Muy pronto, lamentablemente, será una experiencia que les estaremos robando a nuestros niños.
Mtra. Ivonne Reyes/ Educadora
No es efectiva, si las escuelas no la cumplen y si los padres de familia no ponen de su parte para cuidar los alimentos de sus hijos. Sin embargo los centros educativos que buscan alimentar sanamente a los niños no tienen el apoyo de padres y vendedores, aunque dentro del Instituto se les proporcione a los niños la enseñanza de aprender a comer comida balanceada que les ayude para su desarrollo.
Ciertamente que es en las escuelas donde se venden esas comidas, la comida chatarra es un ingreso fuerte para quien la vende dentro o fuera de la escuela, pero se pueden buscar otras alternativas más saludables para vender y también es importante enseñarle al niño a decidir y hacer opciones que le beneficien a su salud.
Sor Sara Cisneros Cisneros, Religiosa Dominica de la Doctrina Cristiana