Ana María Ibarra
Con el dolor de la pérdida de sus seres queridos a causa de la pandemia, decenas de personas se hicieron presentes el pasado sábado 23 de octubre en el Ceremonial In Memoriam “El Recuerdo de los Nuestros”, realizado en el Parque Central por la Red de Organizaciones por la salud Mental (Rotmenas).
Seguir trabajando
Representantes del Gobierno del Estado, así como de la Diócesis de Ciudad Juárez, compartieron sus experiencias en este tiempo de pandemia.
El padre Juan Manuel Orona se mostró empático con los presentes al compartir con ellos el momento de la pérdida de su abuelo, quien falleció de Covid 19.
“Como sacerdote, experimenté también el dolor, la pérdida, el desgaste, el cansancio y fui consolado. Todos podemos consolar, pero también ser consolados. Estamos aquí para traer a la memoria a aquellos que no pudimos llorar, que no pudimos rezarles, ni acercarnos a ellos. Esta situación nos llenó de miedo y dolor”, expresó.
Agregó que si bien la oración no quita el dolor, da fortaleza.
“Pido a Dios que nos haga sensibles al dolor y cada uno, desde su lugar, podamos seguir trabajando por una sociedad más justa”.
Aceptar el duelo
Tres tanatólogas presentes, María Isabel Urzua, de la Tenda di Cristo; Silvia Aguirre, de CFIC; y María del Carmen Escalante, de “Arewa Ona-Alma Sana”, guiaron el ceremonial.
“Debemos aprender a recorrer el camino de las pérdidas. Aceptar no es resignarse, es pasar por ese dolor y aceptar seguir nuestra vida sin el otro. Permítase estar en duelo. Elaborar el duelo es aprender a vivir nuevamente”, reflexionó María Isabel Urzúa.
Por su parte, Silvia guió a los presentes a una introspección recordando a sus seres queridos y los momentos que pasaron juntos.
“Se hacen presentes tus seres queridos cuando los recuerdas. Trae a tu memoria tres recuerdos de gratitud. Quizá no pudiste despedirte. Esta noche te invito a decirles: gracias”, expresó Silvia.
A los asistentes les fueron entregados una pequeña vela de batería y un corazón de madera, que fueron utilizados durante la reflexión de la enfermera María del Carmen.
Con la vela encendida, los asistentes escribieron en el corazón de madera frases de gratitud que surgieron en sus pensamientos.
Despedida en paz
Luego, como una manera de vivir su duelo, hermanados por el dolor, los asistentes caminaron rumbo a la orilla del lago para colocar sus corazones en el cerco, algunos aún con lágrimas experimentaron ese adiós que no pudieron darle a su padre, a su madre, a su hijo o hija, a su esposo o esposa, que partió en esta pandemia.
Enseguida, se colocaron alrededor de un corazón dibujado en el piso.
“Este corazón nos dice que juntos podemos superar la adversidad y transformarnos en esperanza”, dijeron las guías.
En un momento de paz, las familias permanecieron en torno al corazón iluminado por sus velas para, en su momento, retirarse reconfortados a sus hogares.