La Sala de Prensa del Vaticano anunció este miércoles 27 de octubre que la Conferencia Episcopal de Canadá invitó al Papa Francisco a realizar una visita apostólica a Canadá “en el contexto del proceso pastoral, en curso desde hace tiempo, de reconciliación con los pueblos indígenas”.
Según el comunicado de prensa del Vaticano, “Su Santidad ha manifestado su disponibilidad de trasladarse al país en una fecha que se establecerá más adelante”.
El anuncio del futuro viaje del Papa a Canadá se produce cuando el país, y en concreto la Iglesia, todavía se encuentra asimilando la aparición de cientos de restos mortales de niños indígenas internos en colegios de Canadá durante los siglos XIX y XX.
Aunque los colegios eran de distinta naturaleza y estaban gestionados por diferentes organizaciones educativas, algunos de ellos pertenecían a la Iglesia católica y a otras confesiones cristianas.
Uno de los casos que más impactó a la sociedad canadiense fue la aparición el pasado 22 de mayo de 2021 de tumbas no identificadas con restos de 215 niños indígenas en el centro educativo Kamloops Indian Residential School, en el territorio de la nación originaria K’emplús te Secwépemc, en la provincia de la Columbia Británica.
Los niños residieron en el centro educativo cuando éste estaba administrado por la Iglesia católica. La Kamloops Indian Residential School se fundó en el año 1890 bajo control del gobierno. La escuela, denominada inicialmente Kamloops Industrial School, pasó a estar administrada por los Oblatos de María Inmaculada desde 1892 hasta 1969. En ese año la escuela volvió al control gubernamental canadiense.
La escuela funcionaba como residencia para niños de las poblaciones indígenas, conocidas en Canadá como “First Nations” (Primeras Naciones). Hoy, en Canadá, existen 634 comunidades pertenecientes a las Primeras Naciones. Según el censo del año 2016, las Primeras Naciones agrupan a una población de más de 975 mil personas.
La residencia, que llegó a ser la escuela residencial más grande de Canadá, se cerró en 1978. Según una investigación e la Comisión de la Verdad y la Reconciliación, entre 4 mil y 6 mil estudiantes murieron por negligencias o como resultado de abusos en las diferentes escuelas residenciales canadienses, la última de las cuales, administrada por el gobierno federal, cerró en 1996.
Durante el rezo del Ángelus desde el Palacio Apostólico del Vaticano el pasado 6 de junio, el Papa Francisco expresó su dolor por la aparición de los restos de los niños y por la revelación de los abusos cometidos en Canadá.
En aquella ocasión, el Santo Padre afirmó que se une ““a los obispos canadienses y a toda la Iglesia católica de Canadá para expresar mi cercanía al pueblo canadiense, que ha quedado traumatizado por esta impactante noticia”.
El Papa definió el descubrimiento como “espantoso” y “triste” e hizo hincapié en que “aumenta nuestra conciencia del dolor y el sufrimiento del pasado. Que las autoridades políticas y religiosas de Canadá sigan colaborando con determinación para arrojar luz sobre este triste suceso y comprometerse humildemente en un camino de reconciliación y sanación”.
“Estos momentos difíciles son un fuerte llamado para que todos nos alejemos del modelo colonizador e incluso de las colonizaciones ideológicas de hoy, y caminemos juntos en el diálogo, el respeto mutuo y el reconocimiento de los derechos y valores culturales de todas las hijas e hijos de Canadá”.
Finalmente, incitó a “encomendar al Señor las alamas de todos los niños fallecidos en las escuelas residenciales de Canadá, y rezar por las familias y las comunidades autóctonas canadienses que afrontan el dolor”.
Tras la aparición de las tumbas no identificadas, en los diferentes colegios de gestión católica, se desató en diferentes puntos de Canadá una ola de incendios provocados contra iglesias. Numerosos templos han sido dañados o destruidos por las llamas.
Los templos más afectados por el vandalismo pertenecen a la Iglesia católica y a la Comunión Anglicana. Otras iglesias fueron vandalizadas con pintura roja o huellas de manos rojas para simular que estaban ensangrentadas.
El 2 de julio, el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, condenó los incendios provocados. Dijo entonces que “no puedo evitar pensar que quemar iglesias en realidad está privando a las personas que necesitan de duelo, sanación y duelo de lugares donde pueden llorar, reflexionar y buscar apoyo. No deberíamos arremeter contra los edificios que pueden brindar consuelo a algunos de nuestros conciudadanos”.
También los líderes indígenas de Canadá reclamaron el fin de los actos vandálicos contra las iglesias cristianas. Uno de los sobrevivientes de una de las escuelas donde aparecieron las tumbas, Cheryle Delores Gunargi O’Sullivan, lamentó que los incendios estaban convirtiendo a las víctimas en villanos.
“No nos va a ayudar a construir relaciones o reconstruir las relaciones con la religión, con el gobierno o incluso con la Policía Montada del Canadá. Es contraproducente. Y realmente debe detenerse para que podamos concentrarnos en los niños que aún no se han encontrado”, afirmó.
Un descendiente de otro superviviente, Jenn Allan-Riley, rechazó que esos incendios muestren solidaridad hacia los pueblos indígenas: “Esta no es nuestra forma nativa. No odiamos a la gente. No difundimos el odio. Amamos a la gente. No destruimos las (casas de culto) de otras personas”.
Además, recordó que “algunos sobrevivientes de escuelas residenciales han permanecido católicos y ahora han perdido su lugar de culto y consuelo”.
La Conferencia Episcopal de Canadá, mostró su disponibilidad a colaborar para aclarar las circunstancias que rodean a la muerte de los alumnos de estas escuelas. Los Obispos se comprometieron a trabajar por la sanación y la reconciliación con las poblaciones indígenas del país.
Asimismo, algunos obispos canadienses y líderes indígenas se reunirán con el Papa Francisco en el Vaticano el próximo mes de diciembre de 2021.
En Canadá, las poblaciones indígenas se conocen como “First Nations” (Primeras Naciones). Actualmente, en el país hay 634 comunidades de las Primeras Naciones, y según el censo de 2016, comprende a una población de más de 975 mil personas.