Médicos y pasantes de medicina protestaron esta semana en Chihuahua y Durango, para exigir un freno a la violencia que enfrentan los estudiantes que realizan su servicio social en la Sierra Tarahumara, y por los crímenes en contra de estos profesionistas.
En Chihuahua, alrededor de 200 médicos y pasantes protestaron, mientras que residentes de medicina suspendieron servicio en zonas peligrosas. Esto tras el asesinato de la anestesióloga, Masiel Mexia Medina, quien se desempeñaba en el IMSS en San Juanito, municipio de Bocoyna, Chihuahua.
También en Durango y Coahuila, médicos pasantes se manifestaron para exigir seguridad. Exigieron justicia por el asesinato de Eric David Andrade Ramírez y mejores condiciones de trabajo. Eric Andrade, de 24 años fue asesinado en el Hospital Integral de El Salto, Pueblo Nuevo, Durango el pasado 15 de julio, mientras atendía a un paciente en la clínica donde prestaba servicio social.
¿Qué opina de la protesta de médicos pasantes que no quieren plazas en pueblos serranos por la inseguridad, y como se pueden compaginar las necesidades médicas con la seguridad de los pasantes?
A finales de 1935, en un ambiente de voces que solicitaban el cierre de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), el entonces director de su Escuela de Medicina, Gustavo Baz Prada, presentó una propuesta que en poco tiempo se convertiría en ley: el Servicio Social en Medicina y en 1936, el Servicio Social se volvió obligatorio, al amparo de un convenio de colaboración entre la UNAM y el entonces Departamento de Salubridad Pública, hoy Secretaría de Salud. La finalidad era consolidar la formación de los pasantes de medicina, poner a prueba sus capacidades y establecer un mecanismo para retribuir a la sociedad lo que se invirtió en su educación.
Es así que desde entonces los médicos pasantes en Servicio Social son ubicados en comunidades rurales del país donde no existen suficientes profesionales de la salud para atender las necesidades de la población.
Lamentablemente las circunstancias de la República han cambiado y la inseguridad es latente en varias comunidades, lo que, con justa razón, genera temor en los jóvenes que van a egresar de las Facultades y Escuelas de Medicina.
Ante esta nueva realidad es necesario implementar reformas al Servicio Social de la Licenciatura de Médico Cirujano, lo cual ocurrió con un plan piloto en el ano 2017, pues a 86 años de este hito, la Secretaría de Salud impulsa un nuevo modelo para el Servicio de Social, basado en la prevención y la medicina familiar. Luego de un exitoso piloto realizado con 42 pasantes de medicina de la UNAM en el Estado de Tlaxcala, al término del ciclo escolar, a partir de febrero de 2017, se implementó el nuevo modelo. En este modelo de servicio social los estudiantes no solo estarán en las unidades médicas de primer nivel, sino que tendrán una rotación en los hospitales comunitarios.
Lo anterior permitirá dar continuidad a la formación del médico en un ambiente de seguridad, pues rotan 4 meses en la comunidad, 4 meses en unidad de Medicina Familiar y 4 meses en un Hospital. Esta opción existe actualmente.
Dr. Humberto Campos Favela/ Médico especialista
Creo que es muy justo que los médicos se quejen ante las condiciones de inseguridad, es válido y somos libres de hacerlo, y también por la falta de recursos y carencias que sufre el sector social médico. Esto genera desaliento y desconfianza, también porque faltan las condiciones adecuadas para poder laborar.
Un hecho es la escasez de medicina, si nosotros que estando en la ciudad lo vivimos, en las poblaciones rurales están peor, y se entiende que no quieran ir así, exponiéndose, si no se les asegura por lo menos poder volver sanos y salvos, ni tener con qué trabajar.
Lo doloroso de esto, es que los enfermos y personas que necesitan del apoyo médico ahí están, es permanente la enfermedad, los accidentes, las víctimas de violencia están por todos lados, y la gente sufre y vive un calvario junto a los médicos. Pero también sabemos que la vocación médica requiere entrega y sacrificio en todo sentido, y son algunos de ellos verdaderos ejemplos de esto. Creo que también quien quiere ser médico debe considerar esto, ya que su profesión es una de las más sacrificadas y humanas que existen, pues la realizan por el bien del prójimo. Es ejemplar salvar la vida de un hermano, ayudarle en su necesidad, asistir al que sufre, y no puede un buen médico serlo si lo hace por estatus, comodidad, egoísmo, o por afán de lucro, pues en ese caso su sacrificio se llenaría de amargura, y sería insoportable o consideraría esta situación insostenible.
Debemos generar cambios que hagan más digna la vida del hombre, trabajar en conjunto los sectores de la sociedad para ayudar y hacer eficiente la ayuda de los médicos. Se agradece a tantos médicos que se apegan a la ética hipocrática, que luchan por salvar la vida y que sabe dar de sí mismos su propio ser, por el bien integral del prójimo.
Pbro. Felipe de Jesús Juárez/ Coordinador de la Pastoral de la Salud
Cuando concluyes tu año de internado, el mayor anhelo es llegar a una comunidad rural, lo más alejada posible, allá donde después de haber tomado el autobús, la camioneta local y un raid de algún poblador que te acerque a la orilla de algún río, el único medio de transporte a utilizar es un burro, y todas esas aventuras emocionan por el simple hecho de que serás ese personaje que llevará salud, información y vida a esa grupo de personas que tienen difícilmente la oportunidad de recibir atención médica por parte de un profesionista. Y aunque aún estás en pañales, es una bellísima oportunidad de crecimiento para ti en todos tus sentidos, profesional, científica y humanamente.
La inseguridad en los centros de atención médica rural siempre ha estado presente, tal vez ahora más evidente, y sobre todo más evidente la poca valoración que tenemos como población hacia los servicios de salud. Capto en el ambiente una apatía a esta noble profesión y a quienes nos dedicamos a ella, pero desde la formación del médico. Por un lado, los pasantes de medicina apáticos e indiferentes al dolor humano (no todos) al parecer la medicina se ha ido deshumanizando y por otro lado, como pacientes o usuarios de este servicio, ya que lo usamos solo cuando estamos graves, esperando que el médico haga milagros; y por otro lado están las autoridades, políticas y sociales, que solo se enfocan en apoyar aquello que se nota o en lo que ellos sean reconocidos, devaluando la importancia que tiene la educación en la salud. De tal manera que todo se vuelve un circulo vicioso que creemos que resolveremos con protestas. En esas comunidades hay mucha gente necesitada de escucha, de atención profesional pero más que eso, de amor y comprensión a su dolor y sufrimiento.
Las necesidades médicas con la seguridad del pasante en las comunidades rurales debe ser resuelta involucrándose todas las partes: las escuelas de medicina desde la formación del médico; la población que lo recibirá comprometiéndose a resguardar a la persona que llega, sin esperar nada a cambio, más que le permitan aplicar sus conocimientos en su bienestar y favor; y las autoridades dándole el valor a esta profesión, ya que no es por demás decirlo, las instalaciones de la gran mayoría de las clínicas rurales literalmente están para hacer milagros (y hacer milagros es algo que no te enseñan en la escuela, lo aprendes precisamente en tu servicio social, a través de la hermosa comunidad a la que llegas).
Deseo de todo corazón que esta situación se solucione, y así será, pues ya estamos cambiando nuestra forma de pensar al ir buscando soluciones.
Dra. Ana Verónica Ramírez/ Médico especialista
Es algo comprensible, tanto que se ha oído sobre la inseguridad en la Sierra y creo que las ofertas de trabajo como pasantes de medicina también son pocas.
Creo que se tendría que revisar no solamente a dónde los mandan, sino cuánto les dan, pues como sabemos les dan un sueldo simbólico, y también hace falta mayor seriedad en la remuneración a estos muchachos y muchachas, pero también, sobre todo, mayo responsabilidad en la seguridad de cada uno de ellos y ellas.
Todos tenemos derecho a un cuidado médico y hay que garantizarlo de las formas necesarias, primero por parte del Estado, pero con la ayuda de los ciudadanos también.
Pbro. Roberto Luna/ Coordinador de la Dimensión de Fe y compromiso Social