Mons. J. Guadalupe Torres Campos/ Obispo de Ciudad Juárez
Les saludo con cariño de padre y pastor. Estamos en el domingo décimo del Tiempo Ordinario, deseo estén viviendo un domingo feliz, que la gracia de nuestro Dios habite en sus corazones y los ilumine siempre.
Hoy la Palabra de Dios nos ilumina para una mayor y mejor respuesta a Dios en la fidelidad, en el gozo del llamado y la respuesta de cada uno de nosotros. Vamos a partir del evangelio de san Marcos proclamado; el primer párrafo describe a un Jesús que entra a una casa. Muchas veces Jesús entró a las casas, ahí descubrimos a un Jesús cercano que anda en todas partes, pero el significado de entrar a una casa es irrelevante, y casa se refiere no solamente materialmente hablando, sino hogar, familia, la casa de Dios, la casa común, es decir, la Creación.
Jesús entró en la casa y acudió tanta gente a escucharlo, a recibir un favor, a pedírselo: una curación, un consuelo.
Mucha gente lo seguía y acudía para verlo y escucharlo. Pero no todos lo acogen con agrado ni lo escuchan con fe, más de alguno se incomoda, lo rechaza, muchos lo critican, le dicen de cosas; hoy vemos dos expresiones incómodas y fuertes contra Jesús: Una lo tachan de loco. Se había vuelto loco, dicen. La otra expresión dice: este hombre está poseído por Satanás.
Dos expresiones que frecuentemente algunos atribuyen a Jesús, ‘poseído por espíritu inmundo’, gente que no cree, que se cierra, de alguna manera puede reflejar la actitud de alguno de nosotros que se cierra a Jesús, que nada más está criticándolo, espiándolo, señalándolo. Es lo que pasa en la vida, en las relaciones humanas, cómo podemos juzgar a alguien por su apariencia, forma de pensar, de verse, hacemos juicios severos contra alguien como lo hicieron con Jesús, sin embargo Jesús sigue predicando, es firme, no se detiene ante esos juicios, va adelante.
Sigue diciendo el Evangelio que ¿cómo puede Satanás expulsar a Satanás?…‘Es un reino dividido, no puede subsistir esto’, nos dice que estamos llamados a la unidad, y que Él es el Hijo de Dios, y aprovecha la afirmación que le hacen sobre Satanás para hacerles ver su error, su mentira.‘No puede subsistir un reino dividido’, de algún manera invoca la sinceridad, la autenticidad en su persona.
Llegan sus parientes y se quedan fuera de la casa y le mandan decir, ‘tus parientes te andan buscando’ Jesús, buscando a los que estaban ahí hace una pregunta: ¿Quién es mi madre y quienes son mis hermanos?
Indudablemente Jesús sabe y reconoce quien es su mamá, la Virgen María, y en el ambiente judío quiénes eran sus hermanos, no de sangre, lo sabemos, pero hacen la pregunta para llevarnos a una enseñanza muy importante. Dice Jesús mirando a los que estaban sentado: ‘Estos’ y señala a los que estaban ahí, los que lo buscaban para escucharlo. Dice ‘Estos son mis hermanos y mi madre’.
Y aquí viene la enseñanza central: ‘Porque el que cumple la voluntad de Dios, ese es mi hermano, mi hermana y mi madre’. Quien cumple la voluntad de Dios.
Hermanos, esta frase es importantísima y debe ser un proyecto para nuestra vida, para cumplir la voluntad de Dios. Jesús lo dice porque Él la cumple, Él obedece al Padre, se hace hombre en todo semejante a nosotros, menos en el pecado, muere en la cruz y resucita y con su ejemplo nos da el estilo de vida que nosotros debemos de llevar: Vivir la voluntad de Dios ¡Todos!, conocer su Palabra, conocer su voluntad, reflexionarla en la oración, en la lectura y luego vivirla, ponerla en práctica; es la parte central del Evangelio de hoy.
Por eso desde la antífona de entrada, este domingo exclamamos ‘El Señor es mi luz y mi salvación’. Creo en la misión, hablo, doy testimonio de mi fe. Tienen que ir de la mano, una es consecuencia de la otra.
Dios me salva y me da vida, me invita a convertirme, a ser mejor y ahí está la respuesta: conocer a Dios, conocer su Palabra, amarla y ponerla en práctica. Pidamos a Dios la fuerza de su Espíritu, acogerlo para conocer la voluntad de Dios y cumplirla, llevarla a la práctica.
Que nuestra Madre Santísima nos acompañe en nuestro caminar. Espero que se encuentren felices en familia y en comunidad. La bendición de Dios permanezca siempre con ustedes. Un abrazo.