Ana María Ibarra
Como parte de la jornada de oración por la paz en México, la Conferencia del Episcopado Mexicano pidió a la comunidad católica a orar de manera especial, este domingo 31 de julio, por los victimarios señalando que “también son nuestros hermanos”.
Visto que en México proliferan los asesinatos a sangre fría y cada vez con más saña, muchos se preguntan ¿qué pasa en el espíritu de una persona que lo lleve a convertirse en asesino? Y más aún, en un asesino a sueldo.
El padre Eduardo Hayen Cuarón, párroco de Catedral, hizo una reflexión sobre el peligro en que se encuentra el alma de quien quita la vida a otro ser humano.
Peligro para el alma
“Un asesino a sueldo es una persona que ha hecho un pacto muy grave con el mal. Ha cedido a la tentación de eliminar la vida o las vidas de otras personas, cuando únicamente Dios es quien puede dar y quitar la vida”, expuso el padre Eduardo al iniciar su reflexión.
El sacerdote señaló que cometer un asesinato directa y voluntariamente es un pecado que clama al cielo; una ofensa grave a la dignidad de la persona y a la santidad de Dios. “Quien ha asesinado sin estar arrepentido se encuentra en estado de pecado mortal con el grave peligro de condenarse eternamente, si muere impenitente”, señaló.
Agregó que también suele ocurrir que el alma del asesino a sueldo, después de algunos asesinatos cometidos, pierda sensibilidad.
“La conciencia moral se puede adormecer a tal grado que la voz interior de Dios que le reprueba por el mal cometido deja de escucharse. Esto es el mayor peligro para el alma del asesino porque su alma está muerta, insensible, se ha quedado prisionera del mal a tal grado que solamente un milagro de la gracia puede resucitarle la conciencia y horrorizarse por el mal cometido”.
Ese despertar de su conciencia, dijo el sacerdote, es la mayor gracia que puede recibir un asesino, porque es la que puede llevarlo nuevamente a obtener el perdón divino y a recuperar la amistad con Dios.
Influencia del demonio
Para entender si la acción de un asesino es influenciada por el demonio, el padre Eduardo mencionó que la acción ordinaria del demonio es la tentación que lleva al ser humano al pecado.
“Satanás ha venido a destruir la vida de los hombres y a dividirlos. El peor daño que puede hacer el diablo es dejar que el pecador permanezca en su pecado y se encamine así hacia su condenación eterna”, señaló.
Así pues, indicó, detrás de un asesino a sueldo es indudable el influjo del Maligno que utiliza a la persona para sus fines perversos.
“La experiencia exorcística señala que la frecuencia de algunos tipos particulares de pecado puede predisponer y favorecer la acción extraordinaria del demonio, como por ejemplo los pecados mortales nunca confesados o no suficientemente reparados; graves injusticias cometidas; odio y rechazo al perdón; actos que tienden a comprometer la integridad de la persona y la vida, como es el asesinato”.
Un asesino a sueldo, explicó el padre Hayen, no suele ser una persona poseída por el demonio, pero sí suele ser una persona cuya alma está fuertemente influenciada y manejada por Satanás, aunque siempre permanecerá un grado de libertad en la persona para que pueda arrepentirse y salir de ese influjo diabólico.
Condición reversible
Es por ese grado de libertad para el arrepentimiento que dicha condición es reversible. “No hay pecado que Dios no pueda perdonar cuando existe el arrepentimiento y, para un católico, el sacramento de la Confesión”.
Así pues, señaló el sacerdote, para obtener el perdón es preciso recapacitar, arrepentirse y tener la humildad y el valor de confesar los pecados.
“Jesucristo vino a deshacer las obras del diablo, a sanar a los enfermos y a resucitar muertos. La parábola del hijo pródigo de san Lucas es una esperanza para todos aquellos que decidan a abandonar el mal y a caminar en el bien, como amigos de Dios”.
El padre Hayen explicó también que esta condición de pecado, como cualquier otra, puede prevenirse y la prevención tiene qué ver con la fe que se transmite en la familia.
“Cuando los padres saben crear un ambiente cristiano en la familia, cuando a los hijos se les enseña a elegir el bien y rechazar el mal, cuando en familia tienen una idea clara de los mandamientos de la ley de Dios, cuando se evitan las malas compañías y se educa para reconocer y respetar la dignidad de las personas, cuando se forman buenos hábitos en el hogar, entonces los niños crecen con una estructura moral sólida que les permite ser honrados, respetuosos y personas de bien”, finalizó.
La ciencia no cura a todos los criminales…Dios sí
Por otra parte, desde el punto de vista psicológico, la conducta criminal puede generarse por dos factores, según explica el psicólogo Juan Jesús Hernádez Vázquez. Uno es el factor genético, hereditario y otro por una conducta aprendida.
“La cuestion genética nos dará personas con tendencia hacia conductas patológicas como los sociópatas, mientras que la segunda se da a través de las experiencias de la vida, que produce conductas criminales, como en el caso de los psicópatas”, explicó.
Pero aclaró que dentro de las conductas criminales también hay niveles, “por un lado tenemos quienes roban, golpean, maltratan y también hay quienes torturan, asesinan a sangre fría”, dijo.
Explicó que una característica principal en los criminales es la “normalizacion de la violencia”.
“Para el criminal no existe el sentimiento de culpa por matar, o infringir dolor, porque al normalizarlo, lo justifica”, explicó el profesionista.
Citó al doctor Héctor Lara Tapia, un prominente doctor en psicología de la UNAM, quien dice que lo único que se puede hacer con un sociópata, es matarlo, en alusión a que no hay nada que se pueda hacer para “curarlo” o inhibir su deseo de matar.
Pero aclaró que al psicópata sí se le puede «curar» a traves de terapia psicológica o tratamiento farmacológico.
Y por por encima de lo que afirma la ciencia, el psicólogo católico aseguró que “Para Dios todo es posible, y si le pedimos con fe que conceda la conversión a un criminal, es seguro que lo va a hacer, y aunque la ciencia dice que no se puede, no se sabrá cómo explicarlo, pero será”.
Por ello invitó a los fieles a seguir orando a Dios por la conversión de quienes tienen conductas criminales para que les dé paz en su corazón y su mente. Y también llamó a los católicos a seguir trabajando en la misión de evangelizar y catequizar, para que todos conozcan el Amor de Dios y su misericordia.