Ana María Ibarra
Desde hace tres años, Alejandro García Dávila sintió el llamado de Dios para salir a misionar a lugares fuera de la ciudad, y este año, al no poder salir a causa de la pandemia, decidió responder a ese llamado apoyando a la Casa del Migrante.
Su proyecto
Convencido del llamado que Dios le ha hecho a la misión a través de los grupos en los colegios donde ha estudiado, Alejandro inició a los 14 años a realizar rifas para cubrir sus gastos en cada misión.
El primer año, siendo estudiante del Instituto Teresa de Ávila, acudió a una ciudad de Veracruz; los siguientes dos años, siendo estudiante del Instituto México, fue a la Sierra Tarahumara, Agua Amarilla y Pawichiqui.
Este año, se dispuso a realizar la rifa anual para la siguiente misión, sin embargo, ante la pandemia que aqueja al mundo entero, le fue imposible salir a misionar.
No obstante, el joven no quiso dejar pasar este año sin ofrecer su ayuda a quienes más lo necesitan y, solicitando el consejo de su familia para buscar en la diócesis un lugar donde aportar parte del dinero recaudado de la rifa, finalmente decidió entregar el donativo a la Casa del Migrante.
“No conozco la Casa del Migrante, pero sé que deben ser muchas sus necesidades, más en este tiempo de pandemia”, compartió Alejandro.
De manera sigilosa y sin tanto aspaviento, el sobre con el dinero llegó a la Casa del Migrante. Los directivos a través de las redes sociales, agradecieron al joven.
“Gracias a este joven por su amor y compasión a los más necesitado”, cita el agradecimiento, lo que generó reacciones positivas de los seguidores de la página.
“La dinámica de una rifa no es tan fácil, y al menos me sirvió para realizar una obra caridad. No es necesario irse a otro lugar, sólo basta fijarse lo que se requiere aquí y ayudar. Está en nosotros tomar la iniciativa para hacer acciones en nuestra ciudad por pequeña que sea la ayuda”, dijo Alejandro.
Y agregó: “Como católicos, no se debe quedar sólo en ir a la iglesia, sino actuar, no sólo de manera económica, también al sacar una sonrisa se da la verdadera caridad”.
Necesidades permanentes
Actualmente la Casa del Migrante tiene 190 personas hospedadas, a quienes se les ofrecen tres comidas al día, habitaciones limpias, servicio médico y ropa para quienes lo necesitan, informó el padre Javier Calvillo, director de la Obra católica.
Además del donativo de Alejandro, en esta primera quincena de octubre la Casa del Migrante recibió otros dos donativos en efectivo, uno procedente de España y otro de Holanda.
“La gente sigue llegando a la casa a pesar de la pandemia, sigue desplazándose. La pandemia viene siendo otro muro, pero eso no detiene a los migrantes, es más grande la necesidad de ir en busca de una vida mejor. Doy las gracias a los que aportan, mucho o poquito, es una manera de construir puentes y albergar la esperanza de que todo es posible”, finalizó.
Lo que necesita la Casa del Migrante
Limpiadores de piso, cloro, pinol, papel de baño, crema para el cuerpo, frutas y verduras, carnes frías.