Una invitación del obispo a participar en el Rosario Viviente 2016
Mons. J. Guadalupe Torres Campos/Obispo de la Diócesis de Ciudad Juárez
Les saludo con mucha alegría, con mucho gozo en el Señor. Empezamos un mes muy bonito: octubre, mes de María, mes mariano por la festividad de Nuestra Señora del Rosario, y con ocasión de esta fiesta hoy quiero compartir con ustedes la reflexión acerca de la importancia y la necesidad de rezar, de rezar el rosario.
La familia debe reunirse. Yo cómo recuerdo esos momentos de infancia cuando mis papás, sobre todo mi mamá nos reunía a rezar el Rosario; mi papá trabajando ahí con los cortes, doblillando en la zapatería y los hijos que estábamos ahí en ese momento, ayudándole. Nos poníamos a rezar el Rosario con mucha devoción. Parecería que hoy día se pierde esa devoción.
Por eso, con ocasión de nuestro gran Rosario Viviente los quiero invitar a participar. Quiero convocar a toda la diócesis. El año pasado tuvimos una gran respuesta en el otro estadio de beisbol y prácticamente se llenó. Hoy hemos optado por un nuevo estadio, el Benito Juárez y los invito a participar en este Rosario Viviente que será el sábado 8 de octubre con un programa muy rico.
Muy rico porque queremos juntar el rezo del Santo Rosario junto con el Año de la Misericordia y por eso queremos empezar esta jornada de oración del Rosario Viviente con la recepción del sacramento de la Reconciliación.
Les he pedido a los padres que nos hagamos presentes todos esa tarde muy temprano para, conforme van llegando los fieles al lugar, los que deseen confesarse tengan un espacio y tengan la oportunidad, con un sacerdote, de recibir el perdón, recibir y experimentar la misericordia del Señor a través del sacramento.
Luego, la parte de la recepción de la imagen bendita de Nuestra Señora daré un saludo de bienvenida a todos los presentes y luego el rezo del Rosario, obviamente con mucha devoción.
Es una fiesta, pero que no sea nada más el Rosario Viviente ese día. De ahí debe partir la emoción, el compromiso, la determinación de rezar el Rosario todos, todos los días. Si vas manejando ahí rézalo, si estas descansando, quince minutitos dura, reza el Rosario. Rézalo en familia, rézalo en el trabajo, rézalo en la iglesia, con el grupo, con el movimiento.
Sabemos que nuestra Madre Santísima, que así lo han dicho los papas y grandes santos, que el rezo del Santo Rosario nos trae muchos beneficios
Hay la idea por ahí, el otro día me sugerían unos seglares ¿por qué no lanzar la convocatoria de un millón de Rosarios?, que para tal fecha todos hayamos rezado un millón de Rosarios con todo el objetivo, por la vida, por el matrimonio, por la paz, hay varios temas por los cuales rezar el Rosario para que nuestra Madre Santísima nos gane como intercesora ante su Hijo esos dones de la paz, de la vida, del matrimonio, de la educación, de la misión, del testimonio, de la conversión.
Es importante pues y yo los quiero motivar ahora que empezamos este mes de octubre, para que todo el mes recemos el Rosario y que asistamos con mucha devoción y con mucha alegría al Estadio Benito Juárez para participar ese día, el 8 de octubre desde las cuatro de la tarde, a vivir una fiesta en torno a Dios, a Cristo, pero en torno también a nuestra Madre Santísima la Virgen María en esta hermosa advocación de Nuestra Señora del Rosario.
Entonces implica pues que nos lleve a un cambio de vida, a una conversión, a ser cada vez mejores. Quien reza el Rosario se compromete a servir, se compromete a difundir la Palabra de Dios, se compromete a ser misionero, se compromete a construir la paz, se compromete a practicar la justicia.
El rezo del Santo Rosario nos lleva a una nueva actitud, a un cambio, a un testimonio de vida, a unirnos cada vez más a Cristo porque María es la gran intercesora. María nos da ejemplo de amor y fidelidad a su Hijo. Es aquella que escucha la Palabra y la cumple, es aquella, la sierva, la esclava, la humilde, pero que en ella el Señor hace grandes maravillas. Tenerla como madre es maravilloso. El regalo de la maternidad María para nosotros es un regalo de Dios que hay que valorar: su cercanía, su consuelo, su ternura de madre da la misericordia, madre de Cristo, madre nuestra.
Imploramos la bendición de tu hijo sobre nosotros Madre mía, Señora Nuestra ¡bendícenos, cuídanos, protégenos a toda nuestra diócesis! Que siempre sintamos muy cercano tu consuelo, tu amor y misericordia. Que nosotros como tus hijos te respondamos con fidelidad, amor y entrega a ti, y a través de ti, a tu Hijo Jesucristo.
Ánimo pues, queridos hermanos todos en el Señor. Recemos el Santo Rosario todo el mes y ratifico nuevamente mi invitación muy personal a todos a todos a que nos congreguemos el 8 de octubre en el Rosario Viviente. Les imparto la bendición de Dios Todopoderoso Padre, Hijo y Espíritu Santo, que los bendiga y los acompañe siempre. Amén.